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Sobre el deber revolucionario de Perú Libre en el Parlamento

Sobre el deber revolucionario de Perú Libre en el Parlamento

Vladimir Cerrón

Los grupos radicales, sobre todo de izquierda, siempre han tenido un discurso contra la existencia del Parlamento, sin embargo, una vez instalados en el poder y fundado el nuevo Estado, terminan instalando uno. Entonces, deducimos que el problema no es la existencia del Parlamento en sí, sino su estructura y espíritu, los que están en cuestión.

En los países socialistas se opta generalmente por un parlamento unicameral y se sustituye la denominación de Congreso por la de Asamblea Nacional Popular, Asamblea del Poder Popular o Cámara Popular. Ahora, no basta cambiar la denominación de la representación, ni optar solo por la unicameralidad, si no se cambia la estructura interna, el espíritu institucional. Por tanto, es necesario cambiar la forma y el contenido, porque dialécticamente la forma sí influye en el contenido y viceversa.

Lenin decía que salir del parlamentarismo no es abolir su representatividad y elegibilidad, sino transformarlo de un lugar de charlatanería, lobbismo y cabildeo, en un «centro de trabajo», y criticó a La Comuna de París que no debió restringirse a mantener la corporación parlamentaria, sino que debió transformarlo en una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa.

Ahora, la bancada de Perú Libre debe preguntarse a conciencia: ¿qué significa en la práctica convertir al Parlamento en un “centro de trabajo”?, pues como lo planteaba Lenin, debe ser una corporación de trabajo, que siga legislando, fiscalizando y representando, pero además impone cuatro condiciones:

Primero, retirarse los privilegios que hábilmente la burguesía ha concedido para que nuestros representantes se sitúen por “encima” del pueblo. Lenin sostenía en su obra cumbre El Estado y la Revolución que el parlamentario revolucionario es capaz de hacer el trabajo de calidad con el mismo sueldo de un obrero calificado. A la letra dijo, respecto de la alta remuneración: “se las puede (y se las debe) despojar de toda sombra de algo privilegiado y jerárquico”.

Así, respecto al sueldo congresal, la Constitución de la República Socialista de Cuba dice en su artículo 115: “La condición de diputado no entraña privilegios personales ni beneficios económicos. Durante el tiempo que empleen en el desempeño efectivo de sus funciones, los diputados perciben la misma remuneración de su centro de trabajo y mantienen el vínculo con este, a los efectos pertinentes”.

Segundo, la revocabilidad del cargo. Este derecho del pueblo no se puede ejercer, puesto que el Parlamento se ha blindado para ser inmune al control popular. En nuestra legislación todas las autoridades de elección popular, como alcaldes, gobernadores, regidores y consejeros son revocables, excepto el presidente de la República y los congresistas. 

Tercero, la piedra angular, es que nuestros parlamentarios «tienen que trabajar ellos mismos, ejecutar ellos mismos sus propias leyes, comprobar ellos mismos los resultados, responder ellos mismos directamente a sus electores«. En otras palabras, que nuestros parlamentarios promuevan, aprueben, ejecuten y respondan por sus leyes, haciendo que ellos mismos se sometan a la legislación en las mismas condiciones del pueblo, cosa que no ocurre actualmente.

La URSS convalidó lo dicho por el líder bolchevique, logrando convertir a un país agrícola, con hambruna y en guerra, en una potencia política, económica, social, militar y científica. Esto fue realizable porque los políticos se sometieron a las mismas reglas y los efectos por ellos legislados.

En otras palabras, ¿qué debiera hacer nuestra bancada si realmente es revolucionaria? Por ejemplo, si se aprueba una ley en la Comisión de Salud del Congreso de la República respecto a mejorar la atención de los pacientes, los parlamentarios, debieran renunciar a sus seguros médicos privados, atenderse en los hospitales del Estado (Minsa o EsSalud) y, tras ello, balancear los resultados para ver si la ley es justa, oportuna, efectiva, dañina o no responde a las expectativas populares. Ese es el “centro de trabajo” parlamentario revolucionario del que hablaba Lenin.

Cuarto, actuar en un Parlamento contrarrevolucionario, como el actual, requiere una estrategia clara, cuya meta es la revolución socialista, pese a las duras condiciones de dominio capitalista. La arena parlamentaria no será sino el terreno para la agitación política que eleve la conciencia de las masas, fortalezca su organización, lo prepare para el combate y exhiba las contradicciones insalvables del capitalismo. Esta táctica debe ser el producto preciso de cómo lo permitan las condiciones objetivas, del análisis concreto de la situación concreta y nunca de nuestra subjetiva percepción revolucionaria.

En varias ocasiones, los camaradas han criticado las coincidencias en las votaciones de nuestra bancada con la derecha o los caviares, pero deben entender que el único fin de esa coincidencia es “romper todo frente popular burgués”, como dijo Lenin. Recordemos que enfrentamos al fujimorismo (y sucedáneos), que constituye un partido de derecha con base popular.

Para cerrar estos cuatro puntos, debemos recurrir a la conclusión de Lenin: “La completa elegibilidad y la revocabilidad en cualquier momento de todos los funcionarios, la reducción de su sueldo hasta los límites del “salario corriente de un obrero”, estas medidas democráticas, sencillas y “comprensibles por sí mismas”, al mismo tiempo que unifican en absoluto los intereses de los obreros y de la mayoría de los campesinos, sirven de puente que conduce del capitalismo al socialismo”.

Debemos tener claro que nuestro Parlamento, como órgano neoliberal, al igual que las otras instituciones, constituye un “cerrojo del sistema”, comportándose como el principal método de dominación social, el campo de batalla de los intereses políticos, la institución jurídica que convierte en ley el deseo de la clase opresora, el que decide qué métodos de lucha política son los aceptados y el encargado de boicotear las iniciativas  que intenten resolver los problemas de modo revolucionario, garantizando su hegemonía. 

Por esa razón Lenin, era más radical al mencionar que los parlamentarios revolucionarios “no debe crear ilusiones constitucionalistas”, porque toda reestructuración de las relaciones de poder (Asamblea Constituyente de la Duma) en estas condiciones, solo sirve para fortalecer al Estado capitalista, aspecto que Perú Libre debe volver a reevaluar.

Sin embargo, toda lucha es útil para el pueblo en cualquier arena, aun en el Parlamento más reaccionario, por lo que Lenin concluía que: “la lucha parlamentaria es solo una pequeña etapa, una estación ferroviaria menor, en el camino de la constitución de la revolución, por lo que puede servir indirectamente al desarrollo de esa lucha”.

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Por Vladimir Cerrón Rojas

Médico Cirujano, Especialista en Neurocirugía, Magíster en Neurociencias, Doctor en Medicina, Expresidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales - ANGR, Gobernador Regional de Junín, Secretario General Nacional del Partido Político Nacional Perú Libre.

15 respuestas a «Sobre el deber revolucionario de Perú Libre en el Parlamento»

Efectivamente Ruberio y eso que aún no se ha abordado la revocabilidad y las tres condiciones más del semiestado socialista.

Buen escrito camarada. Hay mucho trabajo por hacer, una reversión de valores, la del dinero y la posición, por la del servicio y la responsabilidad. El verdadero socialista debe llegar a ese nivel de convicción, para que con la misma convicción luche por justicia y el bien común, indispensable es conocer la realidad que pasan la mayoría de nuestro pueblo, análizarla, y plantear los cambios y las mejoras de esas condiciones.

Con la instalación de la Bicameralidad a partir del 2026, el desempeño de los parlamentarios en el Congreso todavía debe ser más laborioso y revolucionario para la instalación de una Asamblea Constituyente para una nueva Constitución..

Siempre claro y preciso en su análisis Doctor Vladimir; si bien Perú Libre tiene un espacio representativo en el actual parlamento, este sigue siendo en su mayoría uno burgués. Pronto la correlación de fuerzas cambiará y el país tendrá una Asamblea Nacional Popular. A preparar el alma. ¡Hasta más allá de la victoria!

Interesantes comentarios, pero desde una mirada externa del Congreso, porque los que ahora somos testimonio de la vida de un congresista, podríamos afirmar que sí existe un formato burgués, estilos burgueses y hasta la infraestructura y mobiliario son burgueses, o al menos se parecen.
Importa sin embargo si nosotros nos asimilamos a todo eso o más bien tenemos que movilizarnos adaptándonos, desaprobándolos o muchas veces indignándonos por no decir repugnando cosas.
Recuerdo el bufette, muy criollo; la división de comedores, de trabajadores y exclusivo de congresistas; el ingreso al hemiciclo debe ser con terno y corbata, toda una ridiculés. Etc.
Pero nuestra agenda centrada en el porqué venimos, de dónde venimos y nuestra identidad de clase, no ha cambiado. Es complicado moverse en entornos contrarios o diferentes a tu misión, pero ahí vamos abriendo camino en medio de una selva enmarañada y hostil. Pero firmes y convencidos de nuestra tarea histórica
con el comando del Partido.

Efectivamente camarada Fiavio es una lucha al interior que pone a prueba de qué material estamos hechos, pero adaptados a la realidad. Como dice el mismo Lenin, sin ilusiones ni subjetividades revolucionarias.

EXCELENTE, COMPATRIOTA…
NO OLVIDEMOS NUETRA GRAN DEUDA O COMPROMISO CON EL PUEBLO, DESDE DONDE NOS TOQUE APORTAR, TODO SUMA, SI TENEMOS CLARO NUESTRAS IDEAS NO HABRÁ NINGÚN OBSTÁCULO Q INPIDA CUMPLIR LO TANTO AÑORADO POR TODOS LOS VERDADEROS REVOLUCIONARIOS…
LA JUSTICIA, LA LIBERTAD Y LA IGUALDAD DE CLASES SOCIALES….

Excelente visión del Secretario General del Partido Político Perú Libre, la verdadera izquierda peruana, guiada por el Lenilismo, Mariateguismo y Marxismo.

La lucha parlamentaria sin lugar a dudas es un espacio para amplificar nuestras voces, para exponer las injusticias y para construir alianzas estratégicas. Cada sesión parlamentaria, cada debate y cada voto son oportunidades para avanzar hacia nuestros ideales revolucionarios. Esa es nuestra expresión desde aquel inicio como movimiento regional y hoy como partido político nacional. Pero no podemos permitir que el parlamento se convierta en el fin en sí mismo. Debemos utilizarlo como una herramienta táctica en nuestra lucha más amplia por el cambio social, defensa de los oprimidos, de los pueblos olvidados, de quienes siempre buscan el bienestar.

Mientras nos comprometemos con la lucha parlamentaria, debemos recordar que nuestro verdadero poder reside en la movilización popular, en la organización en la base y en la resistencia colectiva. También recordemos que nuestra revolución, esa propia que viene con la fuerza del sur, no sólo se logrará en los pasillos del parlamento, sino en las calles, en los campos y en los corazones de la gente que ven en Perú Libre el instrumento de liberación.

En opinión , el problema no radica en los congresistas ni modo de parlamento peruano , el problema real del congreso están en la mayoría de funcionarios de planta y gran parte de asesores de confianza, saltamontes ,camaleónicos y sin ideología política, que lejos de hacer una adecuada revisión de los proyectos de ley son lobistas que trafican con la votación , manipulando a los congresistas que muchas veces llegan a ser congresistas sin formación académica ni ideologíca.

Un revolucionario que hace en un parlamento burgués? Lo mismo que un trabajador clasista dentro de la fabrica burguesa, preparar las condiciones subjetivas para el cambio social, dirigir la lucha de los trabajadores, siendo alumno y maestro a la vez, pregonando con el ejemplo y llegado el momento dar el salto

Poner al congresista al nivel del obrero, remunerativamente hablando, pondrá a prueba de qué está hecho y cuáles son sus ideales. Así sabremos cuántos se atreven a legislar y representar verdaderamente al pueblo. Interesante propuesta de Lenin.

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