Valentín Pacho Quispe
Exsecretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú y exvicepresidente de la Federación Sindical Mundial
Los medios de la prensa internacional imperialista anunciaron el fallecimiento de Mijaíl Gorbachov el 30 de agosto del año en curso, fue el último secretario general del Partido Comunista del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) elegido en 1985 y presidente de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) elegido en 1990.
Los máximos jefes de Estado de los gobiernos de Estados Unidos de la Unión Europea y personajes representantes de la derecha internacional y conocidos anticomunistas han expresado su congoja y le han rendido tributo por su hazaña de haber promovido el derrumbe de la potencia socialista de la Unión Soviética en 1991.
Conocí personalmente a Mijail Gorvachov con ocasión del XII Congreso de la Federación Sindical Mundial (FSM) realizado en Moscú capital de la Unión Soviética los días del 13 al 20 de noviembre de 1990 cuyo anfitrión fue el Consejo Central de los Sindicatos Soviéticos afiliado a la FSM.
Ese congreso causó gran expectativa en el movimiento sindical internacional debido a que Gorvachov estaba implementando sus políticas de la perestroika y la glasnost en la URSS y que esas mismas políticas promovió para que se aplicara en los países socialistas de la Europa del Este: pero lo que produjo fue el derrocamiento de los gobiernos de dichos países en los años de 1989-1990, los últimos en caer fue la recordada República Democrática de Alemania (RDA) y Checoslovaquia y por ende pasaron a engrosar el bloque capitalista europeo: Gorvachov contribuyó al desenlace de esos acontecimientos.
Sin embargo, la URSS seguía siendo la potencia socialista mundial frente a la otra potencia del imperialismo norteamericano: por lo tanto, había esperanza de la vigencia incólume del socialismo. En ese escenario de expectativa arribaron a Moscú las delegaciones de los sindicatos afiliados a la FSM y representantes de organizaciones sindicales internacionales fraternas de los cinco continentes, había empezado el invierno.
El grupo de los delegados latinoamericanos nos informamos por medio de los estudiantes becados, de que había escases de alimentos en efecto lo constatamos, la sociedad soviética estaba dividida respecto a la perestroika, pudimos percibir que circulaban periódicos con distintos nombres de contenido anti comunista con ataques furibundos contra el PCUS, decían que era en aplicación de la glasnost.
En ese contexto esperamos con gran expectación el discurso del presidente Mijail Gorvachov en el acto de la Inauguración del congreso tal como era tradición en los países socialistas en donde se realizaron los congresos de la FSM como fue el X congreso realizado en Cuba, habló Fidel Castro, en el XI congreso realizado en Berlín- República Democrática Alemana (RDA) el saludo lo hizo su presidente Erich Honecker: pero en el acto de inauguración del XII congreso de la FSM el presidente Mijail Gorvachov simplemente no se hizo presente.
Para los sindicalistas nos quedó claro de que la actitud de Gorbachov era diferente al talante de los jefes de Estado de países socialistas que conocimos. En esas condiciones desarrolló el congreso, los debates fueron complicados en las comisiones de la agenda con las propuestas de los sindicatos soviéticos, habían cambiado su posición en varios asuntos de principios, por ejemplo, respecto a la lucha de clases, se generó discrepancias con los delegados de países del Tercer Mundo era evidente la influencia de la perestroika. Se tuvo que propiciar consensos para la aprobación del documento político y estatutos, culminando con elección de los órganos de dirección de la FSM en el que formaron parte representantes de los sindicatos soviéticos.
Sin embargo, antes de la clausura del congreso, los sindicatos soviéticos comunicaron que el presidente Gorvachov aceptaba recibir una delegación, seguramente habrían gestionado: se nombró representantes por cada continente, por América Latina fuimos elegidos el cc Pedro Ross de la CTC de Cuba y el que escribe esta nota en presentación de la CGTP del Perú. En efecto fuimos recibidos en su despacho presidencial en el Kremlin.
El encuentro fue muy protocolar, en sus expresiones de bienvenida que fue corto, recuerdo que nos dijo que en la URSS se estaban desarrollando cambios necesarios, que la economía de mercado era viable, que la URSS asumía los nuevos retos y otros temas sobre el desarme nuclear ; el compañero Krasuski de la CGT de Francia en representación de la delegación hizo el saludo respectivo y en síntesis se refirió a la economía de mercado cuyas consecuencias han sido negativas en todos los países incluido Europa: Gorvachov solo escuchó y nos deseó éxitos en el congreso y luego se dio por terminado el encuentro, realmente intrascendente.
Al terminar el XII congreso de la FSM de regreso a nuestros países a los sindicalistas nos quedó la sensación de que la aplicación de la perestroika había generado complicaciones internas en la URSS, nos dimos cuenta de que el mercado negro funcionaba sin problemas, decían eran por los sabotajes y corrupciones, circulaban diversos periódicos con distintos nombres, pero todos de contenido anticomunista. Sin embargo, teníamos esperanza y confianza de que el PCUS iba poner orden, después de todo la URSS era producto de la Revolución Bolchevique y no permitiría desviaciones que hagan peligrar el socialismo.
GOLPE DE ESTADO FALLIDO
A pocos meses después del XII congreso de la FSM a mediados de 1991 los problemas internos en la URSS se habían agudizado aceleradamente frente a las iniciativas de Gorvachov y el inminente peligro de la desintegración de las 15 repúblicas federales que conformaban la URSS, apareció un documento Palabra al Pueblo era un llamamiento firmado por intelectuales, políticos, militares de alta graduación y personajes representativos varios de ellos miembros del Comité Central del PCUS en el que expresaban su rechazo a las propuestas de desintegración de la Unión Soviética. Pero también se dio a conocer otro documento Tratado de la Unión que sentenciaba la desintegración de la Unión Soviética firmado por un grupo de conspiradores entre ellos Boris Yeltsin quien ya había renunciado al Comité Central PCUS, pero era el presidente de la Federación de Rusia.
En ese contexto el 19 de agosto de 1991 la prensa internacional imperialista sorprendió al mundo sobre el golpe de Estado contra Gorvachov quien se encontraba de vacaciones. A muchos sindicalistas nos sorprendió de que el golpe estaba encabezado por Guennady Yanayev vicepresidente de la URSS acompañado del jefe de la KGB y altos mandos militares y de miembros del Comité Central del PCUS conformantes del Comité Estatal para el Estado Emergencia en su manifiesto dieron a conocer de que no aceptaban la desintegración de la Unión Soviética el mensaje dio entender que el golpe era para defender el socialismo. A Guennady Yanayev lo conocí personalmente en el Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba en la Habana-Cuba en 1989, quien participó en representación del Consejo Central de los Sindicatos Soviéticos: en efecto muchos dirigentes sindicales lo conocimos como responsable de relaciones internacionales de la central sindical soviética: en realidad el golpe fue el acontecimiento de gran trascendencia mundial.
Pero la otra gran sorpresa fue de que los gobiernos del mundo capitalista como el presidente de Estados Unidos George H.W Bush (padre) expresó solidaridad e hizo llamado a defender a Gorvachov, le siguieron Margaret Thatcher y jefes de Estado de gobiernos de Gran Bretaña, de Francia, Alemania, el Papa Juan Pablo II expresó plena solidaridad e hizo llamado a defender a Gorvachov para garantizar las reformas y el resto gobiernos de Europa occidental reforzado por la campaña de la prensa imperialista contra el golpe. Lamentablemente el golpe fracasó, ese episodio seguirá siendo motivo de análisis mas profundos.
DESINTEGRACIÓN DE LA POTENCIA SOCIALISTA FUE UNA TRAGEDIA PARA LA HUMANIDAD
El fracaso del golpe tuvo consecuencias funestas, la contrarrevolución y el imperialismo logró lo que anheló durante siete décadas: la desintegración de la Unión de la Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) escenificada aquel fatídico día 25 de diciembre de 1991, en el que consternados vimos que de la torre del gran Kremlin era arriada la bandera roja con la hoz y martillo, emblema sagrada de los revolucionarios, que había flameado como símbolo de victoria de la clase obrera combatiente, de las fuerzas revolucionarias y del glorioso Ejército Rojo que hizo morder el polvo de la derrota a los ejércitos del nazi fascismo en la Segunda Guerra Mundial y en su lugar era izada la bandera de Rusia de los zares. Después de la desaparición de la URSS, Rusia quedó bajo el gobierno del alcohólico Boris Yeltsin y camarilla de traidores y corruptos, impuso el modelo neoliberal, privatizó las mejores empresas públicas. El grupo de mafiosos miembros del PCUS que acompañaron a Yeltsin se convirtieron en dueños de las grandes empresas privatizadas. Y, como era de esperar las cúpulas de los sindicatos soviéticos promovieron la desafiliación de la Federación Sindical Mundial FSM para luego afiliarse a la otra internacional sindical reformista anticomunista la CIOSL. Pero los trabajadores pagaron las consecuencias tuvieron que emigrar a Europa en busca de trabajo: el pueblo ruso fue humillado. Sin embargo, lo más vergonzoso fue de que aquellas personas que se consideraban comunistas en diversos países se arrepintieron, desilusionados, se convirtieron en anticomunistas, independientes o simplemente progresistas, prefieren no presentarse ante las masas como comunistas sino con otra denominación, eso continua hasta hoy.
La destrucción de la Unión Soviética fue obra de la conspiración contrarrevolucionaria los operadores estuvo conformado por traidores, oportunistas, mafiosos, corruptos enquistados en los principales órganos del PCUS los enemigos estaban adentro y también estaban involucrados las burocracias sindicales, pues después se conoció la actividad del Freem Trade Union Institute (FTUI) (Instituto Sindical para la Libertad de Comercio) que actuaba en estricta coordinación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tuvo intensa actividad durante el gobierno de Ronald Reagan se encargaba de financiar a grupos sindicales y a la “prensa independiente” de la Unión Soviética y de los países socialistas de Europa del Este, los dólares eran canalizados mediante la National Endowment for Democracy (NED) Fundación Nacional para la Democracia creada en 1983, el imperialismo y la CIA financiaron acciones conspirativas mediante las Organizaciones No Gubernamentales (ONG): todo coincide con el periodo de la perestroika de Gorvachov, lo que facilitó las condiciones para destruir a la Unión Soviética.
El imperialismo y la derecha internacional están muy agradecidos a Mijail Gorvachov, se convirtió en su vedete, le dieron premio Nobel, era el invitado de honor para conmemorar anualmente la caída del Muro de Berlín. Pero para las fuerzas democráticas y revolucionarias del mundo, Gorvachov será siempre un traidor, lo confirma en su testimonio el camarada Erich Honecker que fue presidente de la República Democrática Alemana RDA derrocado a raíz de la caída del Muro de Berlín, quien afirma que “su país fue entregado en bandeja de plata al bloque capitalista europeo por Gorbachov.
Rusia es, hoy, país capitalista y es potencia mundial, pero todo lo que tiene se lo debe lo que el socialismo construyó en siete décadas. Hoy comprendo más a Stalin, con él no hubieran surgido los Yeltsin, Gorbachov y demás traidores.
GLORIA ETERNA A LOS COMUNISTAS Y REVOLUCIONARIOS DEL MUNDO QUE OFRENDARON SU SAGRE Y SUS VIDAS POR UNA SOCIEDAD SIN EXPLOTADORES NI EXPLOTADOS. ¡EL SOCIALISMO SIGUE SIENDO LA ESPERANZA!
3 de septiembre 2022