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Neoliberalismo: fortalezas y vulnerabilidades

NEOLIBERALISMO: FORTALEZAS Y VULNERABILIDADES

Vladimir Cerrón

En una ocasión leí a un intelectual sostener que no había que dedicar esfuerzo en combatir al capitalismo, porque este era simplemente un sistema de producción insustituible. Coadyuva a esta hipótesis que, hasta ahora, a más de tres décadas, la izquierda no tiene un modelo capaz de suplirlo, pues ni siquiera hay un nombre con qué confrontarlo al unísono. Sin embargo, es necesario analizar al neoliberalismo dividiéndolo en sus partes e identificar entre ellas sus contradicciones, lo que nos permitirá encontrar sus debilidades y marcar una estrategia para desmontar la idea de su invencibilidad.

En el plano ideológico. El neoliberalismo nos ha ganado la batalla hasta ahora en este campo que consideramos el principal. Si bien existen intelectuales que pueden describir brillantemente este fenómeno, no han sido capaces de persuadir al pueblo de lo nefasto que significa el sistema mercantilista. El caso es más preocupante cuando constatamos que la gente de a pie prefiere seguir apostando por el mercado, porque es el que le provee de ingresos diarios, aun a costa del sacrificio de otros derechos.

La gente está convencida de que el Estado como estructura dirigente es ineficaz y altamente corrupto, coadyuvando a esa satanización y terminando de liquidar a su único protector.  Sin embargo, estos ciudadanos se acuerdan del Estado cuando se encuentran en situaciones críticas como desastres naturales, pandemias, inseguridad ciudadana, desempleo, desnutrición, pensiones y jubilaciones denigrantes.

Debemos resaltar que, en los países desarrollados, en el corazón del capitalismo, el Estado sigue siendo un elemento vital, pues de él dependen laboralmente y previsionalmente del 40 al 60 % de sus habitantes. El Estado garantiza el acceso gratuito a la salud y la educación públicas de calidad, lo que es visto con espanto en nuestros países. Esto nos permite deducir que los empresarios en el primer mundo se enriquecen con el Estado, pero en el tercer mundo se enriquecen sobre el Estado en perpetua agonía.

A través de la educación oficial y los medios de comunicación hegemónicos, al pueblo le han convencido de manera religiosa que la empresa privada es altamente eficaz e incorrupta, cuando en realidad es el principal elemento corruptor en un mercado donde los capitalistas luchan por ganar las licitaciones del Estado a toda costa, utilizando mecanismos legales e ilegales. Empero, no los identifican como tal, ni siquiera como miembro del binomio corrupto-corruptor, se tiene una mirada unilateral del fenómeno y, ante la existencia de las desgracias referidas en el párrafo anterior, el pueblo no les reclama nada.

En el plano económico. El éxito más grande que exhibe el neoliberalismo es haber terminado con la hiperinflación, esto es quitarle el circulante “excedente” monetario al pueblo, para lo cual se empleó la estrategia más vieja y agresiva, el “shock económico” o “paquetazo”, encareciendo súbitamente los productos de primera necesidad, lo que se traduce inmediatamente en la reducción del circulante, pero acompañado de una significativa reducción de la capacidad adquisitiva, devaluación monetaria nacional, aumento de la pobreza, encarecimiento de los productos básicos, quiebre de los pequeños negocios, reducción de la esperanza de vida, etc.

Lo que el pueblo debe sacar como lección es que, con este método, cualquiera puede terminar con la inflación de un día para otro, no se necesita ser un genio en la economía, pero que ello no significa necesariamente mejorar las condiciones de vida del pueblo, por el contrario, generalmente siempre ha sido catastrófico, conduciendo a grandes movilizaciones y enfrentamientos con el gobierno.

El incremento de la tasa anual de crecimiento, es otro indicador económico que los neoliberales exhiben como un logro indiscutible, cuando se sabe que esta puede aumentar por el remate indiscriminado de nuestros recursos naturales, nuestras empresas estatales, nuestros principales servicios, flexibilizando los derechos laborales, reduciendo los sueldos de la clase trabajadora, reduciendo las pensiones, etc., lo que definitivamente se traducirá en mayor explotación y pobreza del pueblo.

Así deducimos que el neoliberalismo procura solo los logros de índole económicos, por ello que en este sistema no existen ni debemos esperar logros en el orden de la educación, la salud, la cultura, la vivienda, la alimentación, el empleo, los sueldos, las pensiones, las jubilaciones, la justicia, la soberanía y menos la democracia. Aquí mandan los números, no las dignidades.

El neoliberalismo tiene una crítica, diría mejor una justificación, de culpar al Estado de su pobreza por realizar un excesivo gasto público dirigido al sostenimiento de sus políticas sociales, lo que le crearía un forado económico reduciendo su caja fiscal, pero lo que no quieren admitir es que la causa principal de que el Estado se mantenga en déficit es la falta de efectivizar el cobro de los impuestos, la falta de reservarnos un margen de proteccionismo arancelario, la imposibilidad de renegociar los contratos lesivos al Estado, la ausencia de autonomía en el manejo de nuestras reservas internacionales netas, la proscripción de las evasiones, exoneraciones y amnistías tributarias.

Por ello, para vencer al neoliberalismo se demanda una reforma de los regímenes de propiedad, empresa, concesión, monetaria, tributaria y democracia. No existe otra forma, pero debemos tener claro que estos cambios deben estar sujetos a condiciones políticas coyunturales favorables, sin los cuales simplemente es mejor no jugar con fuego.

En el plano social. El neoliberalismo mediante sus órganos de intervención ha logrado reemplazar o privatizar al Estado en sus funciones y facultades. Aquí es importante hacer hincapié en el concepto de dumping social. El neoliberalismo se infiltra en los bolsones sociales y organizaciones populares, mediante sus oenegés (ONG), atendiendo sus reclamos, agilizando los trámites estatales, logrando indemnizaciones, brindando defensa legal, consiguiendo recursos económicos, todo lo cual conlleva tener el control sobre el bolsón social intervenido, lo que los presenta como una organización más eficaz que el Estado propio. Una vez cautivos, la ONG determina si la organización popular debe ser controlada, neutralizada, utilizada o desaparecida.

En el plano político. Para el neoliberalismo le es rentable trabajar con gente con antecedentes ideológicos de izquierda, dirigentes sociales o activistas progresistas, porque así se camufla mejor, creando su “propia oposición” política. Es decir, estos señores a quienes se les asigna las jefaturas de las ONG, ahora van a combatir los males sociales como la inseguridad ciudadana, la corrupción, la violación de derechos humanos, el feminicidio, los delitos de odio, delitos ecológicos, etc., cuando en realidad, estos males son creación del propio capitalismo.

Ahora bien, los que estén fuera de esa “propia oposición”, para su lógica, vienen a ser catalogados como una oposición radical, extremista o terrorista, a la cual se debe neutralizar a través del uso de instrumentos judiciales en una guerra no convencional o lawfare, creando falsos positivos judiciales, para lo cual tiene como operadores a su servicio a fiscales, jueces, procuradores y tribunos, quienes están condicionados a través de becas, cursos, capacitaciones, residencias, viajes de placer, codearse con el poder político extranjero, etc., todo pagado, pero a la vez archivado en sus memorias de inteligencia para extorsionarlos en el momento que declinen a cumplir sus compromisos. 

El neoliberalismo es más proclive a mantenerse con dictadura que con democracia, además de mantenerse en alianza con los poderes fácticos como son los empresarios y banqueros, incluye en su organigrama a los militares, servicios de inteligencia, operadores judiciales y medios de comunicación masivos, todos ellos orientados a la persecución de los opositores políticos de la izquierda popular, cuyas acusaciones calumniosas históricamente han ido en el siguiente orden: narcotráfico, terrorismo y corrupción.

Por ello no debe sorprendernos que militares de alta graduación, después de su pase al retiro, se conviertan en miembros del directorio empresarial o bancario de las entidades que se comportan como el poder fáctico, demostrándose de esta forma que, para los neoliberales, la seguridad jurídica, la solidez financiera estatal y la democracia, no son suficientes para garantizar sus inversiones, es necesario tener la mano de hierro de su lado.

En el plano laboral. Para el neoliberalismo, el aumento del desempleo es un buen indicador, pues les posibilita abaratar los costos de la mano de obra. Asimismo, una forma de evadir las responsabilidades laborales formales es contratar a niños, adolescentes, emigrados, indocumentados, etc., que terminan por enriquecer al empresario. Esta es la razón de por qué el desempleo es un indicador que se traduce en el triunfo del mercado neoliberal.

Otro triunfo del que se jactan los neoliberales es que desaparecieron a los sindicatos de trabajadores y ciertamente esto es real como penoso. Esto tiene una explicación, puesto que el libre mercado y los tratados de libre comercio nos inundaron con sus mercancías, terminando por convertirnos en una sociedad de consumo, dejando de ser una sociedad productora, por lo que al extinguirse esta condición no existe poder obrero, aunque aumenten los pobres, mutando del proletariado al pobretariado.

En el plano internacional. El libre mercado es aplicado y experimentado en toda su profundidad y amplitud neoliberal en los países tercermundistas, pero no ocurre así en el primer mundo. Así, tenemos que, los países altamente desarrollados, se dan la licencia de hacer lo que les está prohibido a los tercermundistas, como: subsidiar su industria y agricultura; ostentar déficit fiscal, gastando más de lo que pueden pagar; aplicar políticas proteccionistas, prohibiciones, regulaciones, exclusividad de mercados, patentes de propiedad intelectual, dumping económico, bloqueos comerciales, embargos económicos, generación de valor agregado, etc.

Como corolario, podemos concluir que todas estas “fortalezas” neoliberales son factibles de reformas, pues es obvio que todo lo construido por el hombre pueda ser modificado por él, pero para que esto sea posible, necesitamos convencernos ideológicamente de que el neoliberalismo y la economía de mercado están expoliando y empobreciendo a nuestros pueblos, reafirmando un postulado de Fidel Castro cuando planteaba que el neoliberalismo no es una doctrina, sino una política de saqueo del tercer mundo.

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Por Vladimir Cerrón Rojas

Médico Cirujano, Especialista en Neurocirugía, Magíster en Neurociencias, Doctor en Medicina, Expresidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales - ANGR, Gobernador Regional de Junín, Secretario General Nacional del Partido Político Nacional Perú Libre.

5 respuestas a «Neoliberalismo: fortalezas y vulnerabilidades»

Un buen aporte que sintetiza como se ha implementado el neoliberalismo en el Perú y en los países del tercer mundo. La fortaleza del neoliberalismo se pueden resumir en un aparente estado de bienestar o éxito económico, que no son más que una construcción de ideas desvinculadas de la realidad, en beneficio de una clase social dominante, del empresariado de grandes capitales y el sector financiero, gracias principalmente a los medios de comunicación hegemónicos, que propagandizan que todo lo Estatal es ineficiente o un fracaso, cuando en realidad es el Estado, con todas sus deficiencias, el que sostiene las políticas sociales y el único que puede garantizar los derechos del pueblo. La propaganda neoliberal ha sido útil para privatizar las empresas del Estado y acabar con la incipiente industrialización, manteniéndonos solo como exportadores de materias primas y por consiguiente, que nuestro país no genere fuentes de trabajo formal, que se daría si estuviera completa la cadena productiva. Las oenegés, el seudoizquierdismo y muchos magistrados sirven de barrera de contención, para que los trabajadores y el pueblo en su conjunto se conformen con el maquillaje del modelo, para que el neoliberalismo sobreviva. Lo alentador es que “todas estas <> neoliberales son factibles de reformas… necesitamos convencernos ideológicamente de que el neoliberalismo y la economía de mercado están expoliando y empobreciendo a nuestros pueblos”.

Lo único que rescatar del neoliberalismo, es que el pueblo los defiende, el pueblo cree que es verdad todo lo que dice la prensa, si atacamos esos aspectos, educación y propaganda, se cae el neoliberalismo.

Interesante artículo respecto al neoliberalismo en el Perú y el mundo. La propaganda neoliberal a sido útil para acabar con las empresas del Estado en los países del tercer mundo.
Me parece muy interesante e importante este artículo escrito por el dr. Vladimir.

Los últimos 30 años el neoliberalismo ha hecho un daño irreparable al Perú, se ha polarizado la sociedad, las elites a través de su monopolios dominan las finanzas, la industria, el comercio, la mineria y la agroexportación, las élites tienen el gobierno y copado el congreso, aprueban leyes a su favor, el resultado una clase politica parasitaria encabezada por la derecha y los caviares, un pueblo considerado mercancia, mano de obra barata y esclavos financieros.
Solo queda la esperanza de un gobierno a manos de la izquierda popular.
Excelente analísis.

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