Los dos comediantes más renombrados del Perú, Carlos Álvarez y Tulio Loza, se han ocupado de Vladimir Cerrón, tras su viaje a Venezuela, país en el que creen existe una dictadura comunista.
El mensaje que debemos dejar bien preciso con este fenómeno, es el siguiente: que no hay humor por chiste, no hay poesía por letras, no hay música por sonido, todo tiene un sello de clase o un interes para defender determinada clase social.
Ellos defienden la clase que los enriquece, es comprensible, nosotros defendemos a la clase que roban para que ellos se enriquezcan. Esa es la gran diferencia dialéctica, tal vez el Partido aún no es consciente del golpe que dimos a la derecha, fue muy fuerte.
Uno, un renombrado hombre que trabajó para la dictadura derechista de Alberto Fujimori, titireteado por Vladimiro Montesinos. El otro, un derechista camuflado que de pueblo solo tiene la cara.
Ellos mismos lo han dicho, sobre todo Tulio Loza, «en política no hay casualidades», qué gran verdad.