Vladimir CerrónEs sabido que grupos venezolanos preparados y financiados por EEUU han tratado de derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, en una batalla barrio a barrio, conllevando a un ciento de muertos en las calles. En medio de esta conspiración Maduro tácticamente anunció que no utilizaría el dólar como moneda para transacción internacional, sino el euro, y a partir de esa advertencia EEUU retiró el apoyo a los revoltosos y milagrosamente desaparecieron las guarimbas. Tras éste suceso, se produce una especie de amotinamiento de la contrarrevolución y para darle salida a este malestar, generado por ellos mismos, se da pase en complicidad con el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, a un éxodo sin precedentes. Hasta hoy 50 000 venezolanos inmigrantes a nuestras tierras. A estos inmigrantes se les brinda todas las facilidades, desde comercio ambulatorio hasta el reconocimiento de sus títulos profesionales sin la reválida respectiva que exigen a todo peruano o extranjero que, graduado en el exterior, quiera trabajar en el Perú y así garantizar la calidad profesional. EEUU ha calculado que la izquierda volverá a la escena latinoamericana, es posible que Evo Morales sea reelecto en Bolivia, Lula Da Silva gane en Brasil, Rafael Correa gane en Ecuador, Cristina Fernández triunfe en Argentina, etc., y que en el Perú al estar duramente golpeada la derecha se abra un torrente para la izquierda. Este último fenómeno, conlleva a contrarrestar las ideas y acciones de la izquierda en el país, por tanto, urge contar con agentes, conscientes o inconscientes, de la contrarrevolución. Así los 50 000 venezolanos hasta ahora llegados al país, son quienes están encargados en sus respectivas jurisdicciones, donde fueron instalados, a hablar, desprestigiar y despotricar a la izquierda venezolana y secundariamente a la peruana, bajo el mensaje que la izquierda venezolana los ha vuelto de profesionales a vendedores de arepas y para que ese fenómeno no se repita en el Perú, la izquierda no debe llegar al poder.