Vladimir Cerrón
Las tristes cifras de muertes en el Perú, por más que quieran ocultarlo, es el ejemplo fidedigno de la inhumanidad del capitalismo. La pandemia no se resolverá en los hospitales, se ha demostrado que el 80% de los que ingresan a una UCI fallecen, y de los hospitalizados en salas comunes lo hacen entre el 20-30%.
Sí, afuera. Me refiero al médico en la familia, el barrio, el trabajo, los centros de recreación, los restaurantes, las tiendas, el transporte y otros. Si no tomamos medidas urgentes para contener la enfermedad, todo esfuerzo será inútil, ningún hospital podría soportar la demanda de su población estando condenado al colapso.
Para ello debemos pasar de la medicina mercantil a la solidaria, de la curativa a la preventiva, creando una nueva y sólida cultura sanitaria, comprendiendo qué es un enfermo, un agente reservorio, un asintomático, cuál es la vía de transmisión y cuáles las medidas generales y específicas para evitar la enfermedad, sin estos conocimientos mínimos estamos condenados a la morbilidad o su extremo la mortalidad.
El gobierno anunció que tendremos dentro de poco dos mil camas UCI en el Perú, lo cual se saluda, pero definitivamente eso no dará abasto para los 33 millones de peruanos, si es que no hacemos nada afuera. Se firman convenios millonarios con la Asociación de Clínicas Privadas, cuya pretensión era 100 mil soles por paciente Covid19, llegándose al indigno acuerdo de 55 mil, así permanezcan uno o treinta días, sin embargo, ellos solo ofrecen un promedio de 200 camas, con lo que tampoco se resuelve nada, es más, sí el Estado expropiara las mismas tampoco resolveríamos nada.
¿Pero, a quiénes afectaría la medicina preventiva que planteamos? El pueblo puede ser testigo hoy en carne propia, a las farmacéuticas, a las clínicas, a los médicos mercantilistas, a los monopolios de la salud instalados en el país y amparados por la derechista Constitución del 93. Es momento que el pueblo diga alto, revolución es cambiar lo que tiene que ser cambiado.