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Lecciones para la unidad de izquierda peruana

LECCIONES PARA LA UNIDAD DE IZQUIERDA PERUANA

Vladimir Cerrón

Cuando Perú Libre convocó la unidad de izquierda en agosto de 2018, era para no tener un resultado como el que se ha tenido este 26 de enero del 2020, donde de los tres partidos de izquierda el Frente Amplio pasó la valla electoral con 6,2%, rasando su límite. Los otros dos, Juntos por el Perú y Perú Libre, lograron 4,7% y 3,4%, respectivamente.

En el caso hipotético que se hubieran unido los tres tendrían un total de 14,3% de votos, lo que los hubiese posicionado en la primera fuerza parlamentaria, por encima de Acción Popular que obtuvo 10,31%, logrando un promedio de 50 escaños. Cabe resaltar que el Frente Amplio nunca quiso la unidad.

Ahora, si solamente hubiese cuajado la unidad entre Juntos por el Perú con 4,7% y Perú Libre con 3,4%, hubieran logrado un 8,1% posicionándose como la tercera fuerza política en el parlamento con más de 15 escaños, solo por debajo de Acción Popular y Frepap que obtuvieron el 10,31% y 8,27%, respectivamente.

Este breve análisis, nos pone en evidencia la razón del por qué la derecha andaba altamente preocupada por la unidad de izquierda que estaba gestándose en Voces del Cambio. Ante tal circunstancia decide arremeter, enjuiciar y encarcelar al principal promotor de la unidad, desatando una catarata de desprestigio al líder de Perú Libre, que rápidamente encontró cajas de resonancia en los oportunistas al interior del frente oponiéndose a la unidad.

Pese a que Perú Libre era debutante en estas elecciones congresales, obtuvo 3,4% de votos lo que representa a  448,114 electores de voto propio. Este indicador es importante porque ya no estamos hablando de un partido regional, como siempre se les quiso subestimar. Perú Libre en su bastión Junín ocupó el primer puesto con 60,251votos y la diferencia de 387,863 fue conquistada fuera de Junín en solo tres meses de campaña.

Lo que debe resaltarse a diferencia de nuestros interlocutores es que el voto de Juntos por el Perú responde a una alianza donde concurren ocho fuerzas, el Partido Comunista Patria Roja, el Partido Comunista del Perú, el Partido Socialista, Nuevo Perú, Partido Humanista, Comunidad LGTBI y ONG feministas, ésta última muy agresiva contra la unidad con Perú Libre, además debemos considerar la participación directa de Verónika Mendoza, ex candidata presidencial que obtuvo cerca de 3 millones de votos, corriendo riesgo de mermar su potencial político.

Los resultados son la concurrencia de muchos factores, entre ellos la sentencia penal del que escribe, sumaria y arbitraria, que casualmente coincide con la visita a Venezuela, el intento efectivo de unificar la izquierda después de 32 años y las elecciones del 2020, 2021 y 2022. Pisando el palito, los compañeros de Nuevo Perú decidieron hacerle un favor a la derecha coreando la etiqueta de corrupto, sin saber el fondo jurídico del caso, pues la mayor prueba de mi inocencia es el voto contundente de Junín por Perú Libre, dándonos por cuarta vez consecutiva un triunfo popular.

Este balance llama a la madurez de los líderes, incluyéndonos, puesto que no debieran más ser víctimas de las manipulaciones que la derecha teje con maestría, por el contrario, concretizar el consejo popular que es la unidad de izquierda, caso contrario, vamos camino a la extinción, incluyendo a quien pasó la valla.

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Jaime Cerrón Palomino XXVIII aniversario de un crimen impune del Apra

Vladimir Cerrón

El secuestro, tortura y acribillamiento del que fue víctima Jaime Cerrón Palomino, el 8 de junio de 1990, no fue más que la expresión pura de la lucha de clases en la sociedad peruana. Pero, ¿quién era Jaime Cerrón, por qué lo mataron? Era un destacado profesor de filosofía y ciencias sociales, un académico por excelencia, además de autoridad universitaria. Ese fue su único y gran pecado.

Sucede que en el Perú se vivía un proceso de guerra interna entre el Estado peruano y las fuerzas subversivas y en el trance de ésta, ambos grupos recurrieron a prácticas de terrorismo. Así, el actuar del Estado fue tan igual o peor aún que el insurgente.

Después de muchos desaciertos, el Estado peruano llegó a comprender que esta guerra no se ganaba solo en el campo de batalla, sino más allá, en el campo de las ideas, es decir, a nivel de la superestructura.

A la luz de éste análisis, el Estado decide reprimir la institución que provee a la sociedad de generaciones con determinada orientación ideológica y política decidiendo «diezmar» intelectualmente a la Universidad Peruana, como medida de profilaxis política.

Para esto, la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, cuna de Sendero Luminoso, ya estaba neutralizada, tal es así que ni siquiera fue necesaria intervenirla y menos instalar una base militar en su interior, como pasaría luego con la Universidad Nacional del Centro del Perú.

Los alumnos fueron el primer órgano diana reprimido en la comunidad universitaria, seguido de los maestros y tangencialmente algunos trabajadores no docentes. La UNCP, registra en su historia un promedio de 250 estudiantes entre asesinados y desaparecidos, una decena de profesores asesinados y otra de administrativos. A diferencia de lo ocurrido justiciablemente con la Universidad La Cantuta, no hay un solo soldado sentenciado respecto a la UNCP, poniendo en relieve el carácter centralista de los Derechos Humanos en el país.

Sin lugar a dudas, la UNCP fue la institución más brutalmente y sistemáticamente reprimida por el Estado peruano.  El gobierno aprista al mando de Alan García Pérez y posteriormente el gobierno de Alberto Fujimori, decidieron aplicar la política de secar la piscina para atrapar al pez que quieran, independientemente del costo de las demás vidas.

Jaime Cerrón es asesinado cuando ocupaba el cargo de vicerrector académico de la UNCP, no era un docente cualquiera, eliminarlo en su cargo llevaba un «mensaje de baja intensidad» a la comunidad universitaria, pues si pueden terminar de esa forma con una autoridad ningún miembro de ésta podría sentirse seguro.

Así comenzó la deserción universitaria de maestros y alumnos y luego vendría el cambio de currículum y los nuevos esclavos, acéfalos en política, creados para soportar el sistema.

Los patrones del secuestro, la tortura, la mutilación, la eliminación de testigos, la extorsión económica, la persecución familiar, el mensaje terrorista a la sociedad y la impunidad, se cumplen cabalmente en el crimen contra Jaime Cerrón hasta hoy en día y son patrones que caracteriza sin lugar a dudas a un crimen más de lesa humanidad, de los miles perpetrados por el Estado peruano.

¡Jaime Cerrón Palomino! ¡Presente!

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