Centralismo democrático, principio que garantiza la unidad
Vladimir Cerrón
La reducción cuantitativa de la bancada parlamentaria de Perú Libre, amerita una autocrítica profunda, lejos de las justificaciones facilistas que podemos dar a la oposición, pero que, en el fondo, a veces, son medias verdades. Esta explicación dialéctica se está procesando en otro documento que el Partido hará conocer a sus bases prontamente.
Existen numerosas causas que pueden explicar este fenómeno, pero considero que la mayor falencia que generó condiciones para este lamentable resultado fue el no haber desarrollado con firmeza el centralismo democrático, como lo habían señalado hace muchos años los precursores del marxismo.
Para entender en qué consiste este principio en la toma de decisiones, explicaremos solo lo esencial, al estar cerca de celebrar nuestro congreso nacional donde está previsto la inclusión de un nuevo capítulo estatutario al que se ha titulado: “Del centralismo democrático en el Partido”.
Para ello es necesario comprender la trascendencia del mismo, considerando que el Partido toma sus decisiones más importantes, que tiene como finalidad garantizar la unidad. En el centralismo democrático los diferentes niveles de dirección convocan a sus bases, según sea la trascendencia e implicancia que amerite la contradicción a deliberarse, generando un amplio debate y llegando a conclusiones vinculantes por acuerdo unánime o mayoritario.
El centralismo democrático, según el leninismo, tiene cinco características:
- Centralización del poder por un órgano legítimo.
- Jerarquía definida, que impone disciplina para asegurar el cumplimiento de las decisiones.
- Democracia interna, que promueve la participación activa de las bases, donde se debaten los temas más importantes, cuyas decisiones son colectivas y democráticas.
- Unidad de acción, que significa que las decisiones se acatan de manera vinculante, sin espacio a la duda, la disidencia o el disenso.
- Internacionalismo, que promueve la unidad y colaboración entre los partidos revolucionarios.
Asimismo, el centralismo democrático desarrolla tres principios:
- Primero, las decisiones se respaldan por el voto unánime o de la mayoría, la misma que debe acatarse sin discusión alguna.
- Segundo, la minoría no solo acata, sino que promueve y desarrolla la decisión de la mayoría.
- Tercero, la minoría merece respeto, porque dialécticamente forma parte de nuestra contradicción interna no antagónica.
El centralismo democrático garantiza:
- La discusión democrática de los problemas políticos, seguida por la toma de decisiones y la unidad monolítica en la defensa de lo acordado.
- Evitar el autoritarismo del dirigente de mayor rango, quien se sujeta a la decisión de la mayoría.
- La disciplina partidaria a nivel de todas las instancias, como asambleas, plenarios, congresos, bancada parlamentaria y presidencia constitucional, confiriendo seriedad, respeto y fortaleza ante los ojos propios y ajenos.
- El cumplimiento de la votación en la dirección acordada de nuestros representantes en instancias superiores.
- Asumir responsabilidades de manera colectiva, monolítica y consciente de nuestras decisiones.
- No dar espacio al voto singular, mal llamado de conciencia, que no es más que un voto de traición.
La llamada “libertad de conciencia”, en este caso, es solo una justificación reaccionaria que promueve la indisciplina, el transfuguismo, la corrupción política y está orientada a destruir internamente el Partido.
Empero, a buena fe, el voto de conciencia sí es considerado, pero al interior del Partido, a nivel del debate, en las actas, en el juicio histórico, para la autocrítica, para apelar ante la nueva circunstancia, para analizar la nueva situación concreta y para el balance dialéctico, razón de por qué el criterio minoritario más adelante podría convertirse en mayoritario, siendo que ser minoría no siempre significa estar en la posición equivocada.
El incumplimiento, la duda, la disidencia o el disenso de los acuerdos adoptados por centralismo democrático siempre son calificados, ante los órganos de disciplina, como falta muy grave.