LA ESENCIA DEL CACERISMO
Hace algunos años se ha introducido en la política peruana la categoría del cacerismo, inspirado en la leyenda militar de Andrés Avelino Cáceres. Veamos hasta dónde es cierto la hazaña militar y política de este personaje, atendiendo al juicio de la concepción materialista de la historia.
A mi entender esta fue la segunda oportunidad perdida para que el hombre andino ingrese triunfante a Lima, pues sufrimos la vil traición de Cáceres, tras las victorias en la Campaña de la Breña.
Formado el Ejército de la Breña, constituido por avelinos, montoneros y rabonas, se lograron las victorias en Concepción, Pucará y Marcavalle, derrotando al invasor chileno. En esta gesta hubo comandantes guerrilleros destacados, que la historia oficial se emcargó de ocultarlos, como Tomás Laymes, Faustino Vílches y Gaspar Santiestevan, gracias a quienes no solo se ganó la guerra, sino que fueron más allá, aplicando medidas políticas como la expropiación de haciendas a los terratenientes.
Las guerrillas comenzaron a exigir a Cáceres la continuidad de la guerra independentista para refundar el país y esto implicaba marchar sobre la capital donde la oligarquía se había aliado con los chilenos, pero carecían de una estrategia política definida, principal causa del fracaso de esa corriente, salvo la de Cáceres quien sentía que eso era suficiente para negociar su presidencia.
Estas son las circunstancias en que Cáceres se declara único ganador de la guerra contra los chilenos, sin reconocer la acción heroica de los guerrilleros de los pueblos del valle del Mantaro, privatizando los triunfos y reclamando la Presidencia, aunque la oligarquía limeña no se la concedería fácilmente.
Ante esta realidad, Cáceres, terrateniente al fin, optó por pactar con la oligarquía, después de la derrota de Huamachuco, el día 10 de julio del año 1883, cediendo a sus seis demandas:
1. Hacer las paces con el presidente Iglesias, su principal enemigo.
2. No cuestionar más el Tratado de Ancón, una de las razones con que seguía levantado al pueblo.
3. Eliminar a los líderes guerrilleros quienes estaban creando una dirección política propia para continuar la guerra, a quienes fusiló en la Plaza Huamanmarca el día 2 de julio de 1884.
4. Devolver las haciendas expropiadas en Laive Ingahuasi, La Virgen y Antapongo, pactando con los terratenientes.
5. Firmar el Tratado Grace, con el que entregó el país y nos hizo neocolonia de Inglaterra, país que financió la guerra a Chile.
6. Finalmente, lo más importante para la oligarquía, disolver definitivamente el Ejército de la Breña, con quienes Cáceres debía haber entrado triunfantes Lima.
Estos hechos son fácilmente corroborables en cualquier documentación seria de la Historia del Perú. Cáceres en sus mandatos presidenciales adoptó una política anti indígena y los verdaderos campesinos nacionalistas fueron fusilados.
Al no ingresar el pueblo a las verdaderas estructuras del poder, ni verse representado en ella, Lima se mantuvo como toda capital, oligárquica, conservadora, racista, autoritaria, religiosa, colonial y alienada, hasta hoy.
Esta reflexión es importante porque los que admiran a la corriente cacerista deben conocer su verdadera esencia y consecuencias, tomando precauciones para cuando se intente disolver al nuevo Ejército de la Breña. Ante estos desplazamientos históricos del hombre andino, fuimos comprendiendo que si no éramos capaces de crear nuestra propia fuerza política no debía haber espacio para los reclamos, decidiéndonos construir una herramienta política propia, un partido de izquierda popular, cuya misión era que esta vez sí los cholos entremos a Lima, pero no de visita, ni de vasallos, tampoco en busca de oportunidades laborales, comerciales, académicas o profesionales, como era siempre, sino ahora en términos de poder político.