Categorías
ARTÍCULO

Roma heredó al mundo el Derecho y el lawfare

Roma heredó al mundo el Derecho y el lawfare

Vladimir Cerrón

Uno de los grandes aportes de Roma al mundo fue el Derecho. Espartaco fue el primer revolucionario del mundo de quien se tienen evidencias y reportes históricos sin mayores dudas, emprendió una lucha sin cuartel enfrentando a dos clases sociales irreconciliables: esclavos y esclavistas.

Una vez derrotado fue sometido, él y su ejército, a la pena de muerte mediante crucifixión, castigo que no era para cualquier delincuente, sino para el delincuente político, para el subversivo, para el que se atreviera a levantarse contra el régimen establecido.

Cuando Jesús de Nazareth comenzó su periplo político, consciente o inconscientemente, desafió al poder del César, logrando captar adeptos. Esto comenzó a preocupar a la clase dominante que sostenía al imperio.

El Estado Romano, al ver amenazado su existencia, ante el nuevo liderazgo, no solo decide acabar con él, sino también aprovechar las circunstancias para escarmentar al pueblo en la posibilidad de que hubiera otros potenciales revolucionarios.

Los presos comunes, como Barrabás, también estaban tras los barrotes, pero sin mayor castigo que el encierro en condiciones deplorables, casi no había presos políticos, porque estos últimos eran ejecutados de manera sumaria.

Pero Jesús de Nazareth era un político químicamente puro que el César no pudo imputarle nada concreto y, ante esta orfandad y la presión del Sanedrín, decidió que el pueblo sugiera el castigo. Así, Poncio Pilatos se lavó las manos.

Cuando el César somete al escrutinio popular a Jesús versus Barrabás, la pregunta fue a quién se debía liberar, la pregunta no fue a quién debía crucificarse, esta surgió incentivado por operadores políticos infiltrados en el populorum.

No es que Jesús no tuviera pecados para el sistema opresor, claro que sí, pero estos eran del orden político. El Sanedrín lo acusaba de subvertir el orden, de oponerse al pago de los impuestos y hacerse llamar el Mesías. Es decir, eran acusaciones de orden político e ideológico.

Sin embargo, el Estado represor necesitaba darle otra figura, encontrar una “apariencia de legalidad”, justificarlo de otra manera para que no sea percibido como tal, como hasta nuestros días, una de ellas era acusar a los políticos de ladrón, malhechor o bandido. En esa época a los judíos sublevados en Jerusalén contra Roma los catalogaban como “una nueva especie de bandidos”.

Jesús fue crucificado con otros dos personajes, el “ladrón bueno” y el “ladrón malo”. Las preguntas que hasta ahora no ha respondido Roma al mundo son: ¿Por qué se crucificó a estos dos señores?, ¿Quién decidió esa pena extrema?, ¿Eran realmente ladrones o agitadores políticos? ¿Por qué escoltaron a Jesús en su muerte? Estos personajes también han trascendido por los siglos de los siglos, motivo por el cual sus casos debieron haberse dilucidado a la luz de la historia y no reducirlos al mísero adjetivo calificativo.

En realidad, no eran ladrones, sino subversivos, agitadores políticos o seguidores de Jesús, pero no los imputaron como tal para justificar la crucifixión. Fue la misma razón del porqué crucificaron a Espartaco, escoltado por su ejército, por sublevarse contra el Estado Romano.

Recordemos además que este método capital era de uso exclusivo en el imperio, instalándose en estos casos descritos, lo que podemos interpretar al día de hoy como uno de los primeros falsos positivos judiciales. Es así como el Derecho legado al mundo, también es legado con su negación: el lawfare.

Crucifixión de Espartaco y su ejército. Un crimen político.
Crucifixión de Jesús y dos subversivos. Un crimen político.
Share