Vladimir Cerrón (*)
CAPÍTULO I
DESCENTRALIZACIÓN E IZQUIERDA
Para la izquierda el proceso de descentralización es muy importante e imprescindible, no conozco alguna izquierda que pueda estar en contra de este empeño popular. La izquierda provista de la descentralización, como moderno instrumento de lucha, dentro del marco legal e institucional de nuestro país, hará posible medir la eficiencia de sus planteamientos teóricos en la práctica, constituirá a la vez una oportunidad histórica para demostrar su capacidad de conductor social, su elegancia al identificar la problemática social, plantear soluciones y fijar objetivos prioritarios, conllevándolos a su materialización. Un gobierno regional de izquierda puede hacer de una región una muestra de lo que se aspira a nivel nacional por la vía pacífica. Por el contrario, para los gobiernos derechistas la descentralización es una grave amenaza porque impide la acumulación de los beneficios de la patria en manos de unos pocos, incluido los poderes de facto, quienes deciden sus destinos al libre albedrío. Las políticas derechistas son siempre centralistas, dictadas sin haberse tomado la molestia de conocer la realidad de los pueblos diana, conduciendo inexorablemente a lograr un efecto generalmente desfavorable para los miembros de la comunidad. Se sabe que el desarrollo de los pueblos depende directamente de los procesos políticos. En la actualidad nacional no podría concebirse una política de izquierda, progresista y revolucionaria, sin la descentralización, ya que no hay mejor forma de hacer que las utilidades generadas de la venta y procesamiento de nuestras riquezas naturales lleguen a todos de manera equitativa acorde a la necesidad y capacidad de los grupos humanos que componen nuestra patria, terminando con nichos de poder enquistados secularmente en la capital en detrimento del bienestar de las provincias. Hacia los Estados federados La izquierda está en la obligación de luchar para llegar al esplendor de la descentralización, esto significa bregar, facilitar e instalar la federalización de cada una de las regiones y dotarlas de real autonomía en beneficio de sus pueblos. Si un gobierno de izquierda comienza con las reformas estructurales, sin duda alguna, estará al acecho de conspiraciones, pero cuanto más rápido se instale una descentralización efectiva, menores serán las posibilidades, porque los pueblos harán suyas esas conquistas y derechos adquiridos como la autonomía económica, administrativa, política, fiscal, tributaria, judicial, etc., en pocas palabras defenderían su libertad, con lo que se convierten en aliados estratégicos de las grandes transformaciones que necesita la patria. Algunas experiencias descentralistas han demostrado, frente a los intentos golpistas, que no es lo mismo golpear a un país donde todo el poder se concentra en la capital, en manos de unos pocos, que golpear a un país donde el presupuesto se encuentra repartido institucional y constitucionalmente atendiendo a criterios federados. Así, los lugares que han logrado importantes avances en todos los sectores y donde la democracia funciona mejor, es casualmente en los países federalizados. Ahora bien, la federalización regional no debe confundir autonomía con impunidad, pues es el Estado central quien debe reservarse mecanismos de control constitucional sobre las regiones, caso contrario, no tendría sentido su existencia. Descentralización intrarregional La izquierda no puede quedarse solamente en descentralizar la economía central hacia las regiones, que si bien es cierto es muy importante, no debe descuidar la descentralización intrarregional hacia las provincias y distritos que no son más que las zonas donde habitan los sectores menos favorecidos al desarrollo. Avanzar sobre la descentralización intrarregional es uno de los mejores parámetros para medir el avance social con equidad, descentralizar sus órganos sectoriales haciéndolos más legítimos para contrarrestar el falso paternalismo y la corrupción que impera como frutos de la concentración del poder. Esta descentralización no puede ser entendida como el simple traslado de una oficina de dirección con algunos empleados hacia una de las provincias de la región, eso sería una desconcentración burlesca del poder. Pues, si no hay descentralización con economía y autonomía, no hay nada. La descentralización intrarregional debe darse en concordancia con las municipalidades provinciales y distritales, caso contrario, podría llegarse en algún momento a generar poderes paralelos, que indudablemente colisionarían entre sí, generando caos y desgobierno, y este fenómeno ser utilizado como pretexto para extinguir la incipiente descentralización en el país. La carne y el hueso En las actuales circunstancias en que se desenvuelve el país, con un sistema capitalista neoliberal, la descentralización se atiende exclusivamente según intereses económicos y no sociales. Podemos palpar que la descentralización del gobierno central a las regiones ha sido casi en la totalidad de los sectores de salud y educación, como queriendo desquitarse de lo que no da rentabilidad, pues son sectores con frecuentes conflictos sociales y que generan en su mentalidad neoliberal pérdidas económicas para el Estado, versus la preferencia de quedarse bajo el control centralista de los sectores mineros, energía, transporte, tributarios, deporte, etc., porque contrariamente a los primeros, generan alta rentabilidad económica. Así, los primeros constituyen el hueso, y los últimos la carne. Sin embargo, por contradicción, lo que es hueso para el capitalismo neoliberal, es carne para la izquierda socialista. Nuestro gobierno regional socialista así lo demostró, comenzó a realizar las mayores transformaciones, reformas e inversiones en los sectores de educación y salud, históricamente ninguneados, claves y extremadamente importantes para el desarrollo de nuestros pueblos. Contrariamente la derecha siempre ha estado en el afán de desprestigiar a la izquierda aduciendo que nos oponemos irracionalmente a la explotación de las riquezas materiales, que somos enemigos de la inversión privada y por tanto enemigos de mayores ingresos económicos al país en beneficio de los peruanos. Nada más falso podría consumarse tras ese postulado, pues en realidad la izquierda lo que plantea es que no se exploten nuestras riquezas naturales mientras no exista la garantía de que sus beneficios lleguen realmente al pueblo de donde las extraen y no siga enriqueciendo al pequeño grupo que detenta el poder desde hace siglos. Mientras la riqueza a explotar no sea garantía de equidad, no sea garante sostenible del medio ambiente, es decir, mientras la carne no esté al servicio del pueblo, la explotación de los recursos puede esperar. Intención del golpe de Estado regional Actualmente la meta de la derecha peruana es lograr el desprestigio máximo de la naciente descentralización en el país y para ello utilizará todos los medios necesarios, incluidos los de comunicación. Una de las finalidades, entre otras, por supuesto, es evitar el fortalecimiento de los liderazgos regionales que, en la mayoría de los países, han terminado conquistando el poder nacional. Existen dos mecanismos para eliminar o ablandar los liderazgos regionales que se les consideran futura amenaza, una es por la buena, y la otra por la mala. Por la buena, algunos presidentes regionales son invitados a ser ministros o premieres de un gobierno centralista, para luego salir desprestigiados por ellos mismos y liquidados por consiguiente de su liderazgo, esto sucedió con Federico Salas y el fujimorismo, Yehude Simon y el aprismo, últimamente César Villanueva y el nacionalismo. Por las malas, utilizando los poderes de facto para encarcelarlos, perseguirlos o desprestigiarlos. Otra táctica utilizada en toda esta estrategia antidescentralista fue aprovechar la coyuntura para inculpar generalizadamente a todos los gobiernos regionales como instituciones corruptas a partir de algunas que se vieron envueltas en este delito. Lo sucedido en el país hasta hace poco con las órdenes de detención y encarcelamientos de los presidentes regionales César Álvarez Aguilar de Ancash, Gregorio Santos Guerrero de Cajamarca, Klever Meléndez Gamarra de Pasco, Gerardo Viñas Dioses de Tumbes, Luis Aguirre Pastor de Madre de Dios, Iván Vásquez Valera de Loreto, Wilfredo Oscorima Nuñez de Ayacucho, Alex Kouri Bumachar del Callao y la autorización del Congreso para intervenir a seis gobiernos regionales, marca una nueva pauta donde la justicia está siendo demasiada eficaz dejando sospechar una persecución política en algunos de ellos. Un hecho sin precedentes ocurrió cuando el contralor general de la República, Fuad Khoury, que debiera mantener una posición neutral, declaró abiertamente que el proceso de regionalización había fracasado en el Perú, pues contrariamente, no reconoce que quien ha fracasado es su representada al no haber prevenido, identificado o combatido la corrupción en su momento, cuyo trabajo inclusive se sobrepaga con un salario que duplica la del Presidente de la República, pues cada año de oficio la Contraloría General de la República audita a los gobiernos regionales. En estas circunstancias se deslizó la información que a partir de la desagradable experiencia en el Gobierno Regional Ancash, con su presidente César Álvarez, donde encarcelaron a más de 50 funcionarios, incluyendo al presidente, al vicepresidente y al gerente general, se cree un clima favorable para que no haya candidatos al gobierno regional, lo que obligaría inmediatamente al gobierno central a instalar una especie de Consejo Transitorio de Administración Regional (CTAR). Luego intervendrían Pasco, Tumbes, Cajamarca, Madre de Dios, etc., e instalarían en más de la mitad de las regiones dichos consejos. Esto conllevaría a generar una ley que frente al fracaso de la descentralización se recentralice todo el poder en manos de la oligarquía peruana, habiéndose consumado un golpe de Estado regional. Como podemos apreciar un tercio de los presidentes regionales fueron presos y todos procesados por corrupción lo que implicaba que las condiciones para el fin de la descentralización estaban cerca. Por suerte esta circunstancia no ocurrió, pero no dejó de ser negativa. Los casos de corrupción generaron la coyuntura necesaria para que se les recorte presupuesto a las regiones y se congele en algunas otras, contribuyendo a incrementar la pobreza en el interior del país. En Ancash se produjo algo peculiar, ninguna buena alma decidió postular por temor a estas persecuciones, conllevando a que un personaje sentenciado por corrupción, Waldo Ríos, postule y acceda al poder. Lo paradójico es que hasta en el ejercicio del poder, el flamante presidente regional de Ancash, se encontraba en calidad de prófugo de la justicia, ocasionando mayor inestabilidad gubernamental. Negociaciones tras atentado dinamitero al gobierno regional Los gobiernos regionales de Junín y Cajamarca fueron las únicas administraciones de izquierda que tuvo el país en la gestión 2011-2014, los mismos que estaban vigilados milimétricamente. Algunos postulan la idea que éramos aliados incondicionales del gobierno, pero en realidad nunca fue así. El presidente de la República, Ollanta Humala, había ofrecido extraoficialmente que la parada militar del 2012, una tradición nacional que solo se realiza en Lima hasta ahora, iba a llevarse a cabo en la ciudad de Huancayo, en su afán de demostrar las intenciones descentralistas de su gobierno, movilizando para este propósito al Ejército Peruano, a la Marina de Guerra del Perú y a la Fuerza Aérea del Perú. Las autoridades regionales y municipales fuimos notificados verbalmente y comprometidos para colaborar con el cometido, además de producirse una expectativa en el valle del Mantaro. Los encargados de hacer los preparativos previos, al inicio se ilusionaron, pero luego las vieron negras, porque constataron que Huancayo aún era una aldea como para garantizar evento de tal magnitud. La comitiva se dio cuenta de que no contábamos con una avenida adecuada para el desfile, se pretendió hacer en la Carretera Central, pero no había vías alternas a su cierre, no teníamos un aeropuerto que diera garantías, no teníamos la capacidad ni la calidad hotelera para las personalidades que nos visitarían, no teníamos los restaurantes suficientes, los municipios no contaban con el dinero suficiente para arreglar sus calles aledañas, la alimentación de la tropa y caballos tenía que asumirlo el gobierno regional, el traslado de tanques de Lima a Huancayo hubiera congestionado la carretera Central aún más, etc. Finalmente la evaluación concluyó que era imposible llevar a cabo dicho acto. Pero el tema era, ¿quién se lo explicaría al pueblo?, porque muchos moradores habían planeado un ingreso económico tras este evento. El 17 de mayo del 2012, a primeras horas de la madrugada, la sede central de nuestro gobierno regional fue víctima de un atentado dinamitero en circunstancias muy raras, afectándose puertas, rejas, cristales, sistema informático, etc. Las edificaciones de alrededor incluyendo la Municipalidad de Huancayo, la empresa Telefónica, Servicio de Correos, también sufrieron daños materiales. Los daños humanos fueron leves al personal de vigilancia y seguridad del gobierno. El atentado no cumplía los patrones subversivos e inclusive se especuló maliciosamente un autoatentado. Para nosotros este acontecimiento fue una sentimental experiencia dual, que merece comentarse, por un lado fuimos víctimas de un atentado que pudo costar muchas vidas, y por el otro, generó una coyuntura interesante para negociar el despegue de importantes megaobras en Junín, tras el fallido intento del mencionado evento castrense. En estas circunstancias, una semana después, recibí una llamada de Palacio de Gobierno, del propio presidente de la República, Ollanta Humala, quien me citó con carácter de urgencia a su despacho. Inmediatamente viajé aquella noche. Al arribar a Palacio me recibió el presidente y me preguntó qué necesidades tenía con respecto a las obras. Me sorprendió su predisposición. Le hice un listado, entre ellos, la falta de presupuesto para concluir el Hospital Regional Docente de Medicina Tropical en Chanchamayo, el expediente técnico del Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas, el inicio de la ejecución de los puentes Comuneros y Eternidad. Todo sumaba 59 millones de nuevos soles, lo recuerdo perfectamente, prácticamente el mismo monto del Presupuesto Inicial de Apertura de ese año fiscal que ascendía a 61 millones de nuevos soles. El presidente tomó nota y ordenó la atención al edecán y a los ministros. El presidente Humala se despidió de mí, pero quiso acompañarme a la puerta de Palacio, algo inusual, y me preguntó: ¿cómo van las firmas del partido?, refiriéndose a la inscripción de Perú Libre, del cual estaba al parecer bien informado, le respondí que bien. Al llegar a la puerta de salida, me dijo Vladimir, la parada militar no se realizará, entendí inmediatamente el mensaje y le respondí reflejamente: No se preocupe presidente, yo explicaré el tema, pretextó que no había seguridad por el último atentado sucedido a la sede del gobierno regional. Como el heraldo negro, tuve que anunciarle a Huancayo que la parada militar no se iba a realizar, ganándome las críticas de la oposición política que me culpaba del hecho y los alcaldes que histéricos viajaron a Lima a pedirle explicaciones al presidente, pero no fueron recibidos. Luego hice un balance de los sucesos y deduje, por fin, quiénes habían puesto la bomba en la sede, pero no era el momento adecuado de hacerlo público, porque en esa circunstancia coyuntural Junín fue favorecido económicamente, con lo que se garantizaron el inicio de las megaobras mencionadas. La policía nunca investigó el caso, ni siquiera lanzó la hipótesis de algún sospechoso. Retos mayores del recurso finito al recurso infinito El Perú como país tercermundista depende fundamentalmente de la venta de sus materias primas, es decir, somos dependientes del recurso finito, agotable, no renovable, material, primario exportador y sin valor agregado. Esto nos pone en franco peligro cuando estos recursos se agoten y el Perú pase a una pobreza súbita, sin reservas necesarias al haber vendido los mismos a precios irrisorios y haber privatizado las empresas estratégicas del Estado. Esta política es propia de la derecha neoliberal. Como sostiene Rafael Correa, el gran reto para la izquierda socialista es dejar de depender del recurso finito y comenzar a crear el recurso infinito, es decir, desarrollar la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la cultura, la innovación, etc., logrando un bienestar social a partir de los mismos. Para ello es necesario que comencemos a invertir en educación científica a gran escala, la misma que puede ser financiada a partir de la venta soberana de nuestros recursos naturales que son innumerables. Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, nos puso el ejemplo mucho más claro, cuando su país asentó la meta de ser pionero en la educación, la medicina y la biotecnología, demostrándonos que la aspiración al recurso infinito era totalmente factible, cuyos ingresos para lograr el desarrollo en estos campos definitivamente brotaron de la venta del níquel cubano. Este es el motivo por lo que la izquierda tiene que prepararse, no solo para la protesta permanente a lo que considera injusto, sino para revolucionar métodos y lograr objetivos, para enfrentar las grandes tomas de decisiones que casi siempre son ambiguas y por ende, polémicas, sabiendo que todas acarrean activos y pasivos, entender que la revolución comienza una vez instalado en el poder, pues desde esta posición se puede revolucionar la ciencia, la técnica, la cultura, la política, etc., es decir, dar el salto dialéctico del recurso finito al infinito. Las dudas sobre la izquierda En un mundo de derecha, hablar o proclamarse de izquierda, visto neoliberalmente, no deja de ser un negocio rentable, infiere cierta exclusividad en un mundo de cuerdos. La izquierda no solamente ha sido víctima del sicariato político de la derecha, sino también de las conspiraciones en su interior. Muchos llegaron a instancias de gobierno enarbolando las banderas de izquierda y finalmente terminaron implementando políticas derechistas, se pusieron al servicio o crearon sus propias ONGs, pues a diferencia de otros países latinoamericanos, solamente en el Perú se ha dado el caso que las ONGs no solo proponen al gobierno, sino también disponen. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, y el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, han expuesto en innumerables discursos el peligro de la dependencia que generan estas organizaciones. Ambos los refieren como organizaciones de otros gobiernos en nuestros países, es decir, una clara intromisión extranjera al que algunos autóctonos se ponen al servicio prestando su rostro. Resalto este tema porque la norteamericana USAID (United States Agency for International Development o Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), está infiltrada en todos los entes descentralizados municipales y regionales. La Municipalidad de Lima fue dirigida por un conjunto de estas organizaciones y a eso se debe el fracaso de la izquierda, porque no tuvo la solidez ideológica ni la práctica consecuente, sino la tranquilidad burocrática en el gobierno. En Junín, la gestión del expresidente regional Huaroc fue gobernada por las ONGs, comenzando así el proceso de privatización de la educación mediante la municipalización, terminando esta exautoridad en las filas del fujimorismo al postular a los cargos de congresista y vicepresidente de la República. Hoy que la derecha ensalza a un tipo de izquierda, e invisibiliza a otros, es necesario investigar más allá del candidato a la estructura de estos partidos. Hay una izquierda peruana que tiene en su dirección gran componente de personas ligadas a USAID, la herramienta política del imperialismo, y jamás se le ha oído deslindar con él, es decir, prefiere el deslinde con gobiernos progresistas antes que con el imperio, generándole un gran problema a la izquierda peruana, sobre todo provinciana o emergente. En tal caso habría que preguntarse, ¿es posible hacer una revolución en el Perú con el dinero del imperio? Esas dudas que la izquierda tiene que absolver de manera decorosa, es la tarea que nos toca hacia adelante, recuperar la confianza perdida para ganar la confianza futura, para lo cual necesitamos hombres y mujeres que se comprometan con el cambio, por ello el gran Pepe Mujica manifestaba que el mundo no hay que dividirlo atendiendo a las razas o al género, sino a los que se comprometen y a los que no se comprometen. El cambio implica preparación a todo nivel sustituyendo la diversión por el estudio, el individualismo por la solidaridad, el oportunismo por la consecuencia, lo conservador por lo revolucionario. No solamente las amenazas a la izquierda están en el flanco externo, también los hay en el interno y se tornan aún más peligrosas. El oportunismo, que no es más que abandonar principios por intereses personales; el apoliticismo o neutrismo frente a coyunturas álgidas; el sectarismo que impide la amplitud de ideas y acciones; el individualismo donde se prioriza uno antes que al colectivo; el revisionismo que revisa, tergiversa y trafica las ideas socialistas en busca de supuestos defectos; la inorganicidad que conlleva a tomar acciones sin respetar las jerarquías; y el espontaneísmo, fenómeno por el cual se cree que las cosas deben ocurrir sin crear las condiciones. Objetivo final de la izquierda socialista Llegará ese día en que todos los hombres del mundo vivan como hermanos, donde no se impongan límites al territorio, al pensamiento y a la felicidad de los pueblos. Ese día donde sucumban las necedades de la humanidad dando pase a la sabiduría en beneficio de su propia perpetuación como especie. Ese día donde no existan ingenuos que apoyen su propia explotación; donde desaparezcan los controles a los hombres porque su conciencia será garantía de valores y principios; donde todo lo que se invierta en armas y guerras sea invertido en combatir las enfermedades actuales y futuras; donde el oro, el cobre, el uranio y el petróleo, no sean causa de genocidios; donde no se deprede el medio ambiente por motivaciones monetarias; donde se pongan los avances de la ciencia y la técnica en beneficio del hombre y no como medio de su propia opresión; ese día donde el socialismo triunfe sobre la tierra. El rol del partido y del gobierno Entender esto ha sido un rompecabezas para todos los partidos, muchos confunden los roles de ambos, y en realidad son muy diferentes. Debemos comprender que el gobierno solo, es insuficiente para lograr los objetivos del partido que a la vez son del pueblo. El gobierno logrará las obras materiales, pero el partido está llamado a lograr la obra espiritual. Si no se logran las condiciones subjetivas es imposible sostener la continuidad de un gobierno por más revolucionario que sea, pues el diálogo con el pueblo debe ser permanente, no solo en los procesos electorales. Muchos queremos prescindir o subestimamos esta tarea que luego deviene en un futuro revés, sin embargo, la continuidad de un gobierno está en el trabajo de campo que realice el partido. No puede perderse la brújula en el cual cada componente tiene su función. Así, el gobierno es el medio para concretar aspiraciones del partido que representa un gran sector social, a diferencia del pensamiento reaccionario que cree que el partido es el medio y el fin es el gobierno para concretar aspiraciones personales o de grupo. El partido tiene una misión muy importante que es la comunicacional. Rafael Correa refiere que en algunas sociedades los medios de comunicación han reemplazado a los partidos, aseveración insólita, pero cierta en gran medida, concluyendo que hoy la ofensiva es sobre todo comunicacional, a la que denomina madre de todas las batallas. (*) Fragmentos del libro Descentralización, Revolución de Estos Tiempos.