Para entender los aranceles y el capitalismo
Vladimir Cerrón
El militante de izquierda que no ha leído, pese a reiteradas invitaciones, el libro intitulado El imperialismo fase superior del capitalismo de Lenin, está en nada, no debería ni siquiera considerarse perulibrista.
Esta es la razón de por qué es necesario repasar conceptos esenciales bajo esta guía imprescindible, más aún en un tiempo en que EE. UU. les ha impuesto aranceles a todos los países a partir del cual debemos interpretar cuáles son sus verdaderas intenciones.
Los aranceles son un impuesto a la importación, es decir, que cualquier empresario extranjero que introduzca a nuestro país un producto fabricado por ellos, debe pagar un impuesto o una tasa por ingresar a nuestro mercado nacional.
El país receptor se queda con parte de la utilidad que genera el producto sin haber invertido ningún esfuerzo en su producción. Muchos pensamos que los pobres empresarios son los que pagan el arancel y obviamente no es así, pues son a los consumidores a quienes se les endosan los nuevos costos. Siempre es el pueblo el que se perjudica.
Si el arancel es bajo o inexistente (tratados de libre comercio, libre mercado o mano invisible), los productos del exterior invadirán nuestros mercados nacionales. El arancel bajo termina por aniquilar nuestras iniciativas empresariales estatales o privadas nacionales, convirtiéndonos en un país dependiente del consumo extranjero y, por ende, sin soberanía en la materia.
Contrariamente, si el arancel es alto disminuirá la importación, pero con ello se produce una nueva condición: la cartelización, el consorcio, el oligopolio o el monopolio nacional, estatal o privado, en el país receptor, adueñándose del mercado, imponiéndose la exclusividad mercantil. Como decía Marx, en pocas palabras: “la industria nacional se encuentra defendida por tasas arancelarias”.
En el Perú, solo cuatro bancos manejan el poder financiero y tienen la osadía de mencionar que no hay monopolio u oligopolio. Lenin decía que esta situación ocurre «cuando el número de las principales empresas competidoras se reduce a un par de docenas».
En la evolución natural del capitalismo, muchos países se protegieron a sí mismos, mediante aranceles “proteccionistas”, para luego transformarse en un Estado capitalista independiente. Este fenómeno se da en la primera etapa del capitalismo, en la libre competencia, aspecto que no podrá hacerlo en la segunda etapa imperialista o monopólica.
Los cárteles nacionales han dado lugar al establecimiento de aranceles proteccionistas de un tipo nuevo: se protegen precisamente los productos susceptibles de ser importados. Sin embargo, es conocido que los cárteles extranjeros y del capital financiero “exportan a bajo precio”, el dumping.
Para compensar esta “pérdida”, en el interior del país, el cártel vende sus productos a un precio monopolista elevado, y en el extranjero, a un precio bajísimo para arruinar a la competencia y ampliar al máximo su propia producción.
