Entrevista del diario El Dato de Lambayeque [25-10-24].
¿Cuáles fueron las circunstancias que lo llevaron a abandonar Perú?
Me encuentro en el corazón del pueblo peruano, jamás podríamos abandonar la causa que consideramos justa lucharla. El contacto es permanente con el avance de la tecnología, hoy es imposible estar distante. A donde vaya el Perú siempre estará conmigo, no tiene sentido esa interrogante.
¿Por qué decidió huir en lugar de enfrentar las acusaciones en el país?
He enfrentado todas las acusaciones, me considero ser el peruano más investigado de todos estos tiempos en el país. Me han acusado de todo, desde corrupto hasta terrorista y desde el 2011 hasta el 2024, me han abierto un total de 220 casos penales, de los cuales al día de hoy están en giro solo un promedio de 15, lo que demuestra que al haberse archivado el 93 % de ellos, en realidad, lo que existe es una persecución político judicial, sin tregua. Muchos corresponden al período después de que Perú Libre ganó las elecciones generales el 2021. Estoy librando la batalla judicial más grande que Goliat, contra un David pequeño, pero imbatible, producto del cual me sentenciaron en dos ocasiones. La primera sentencia fue anulada después de cinco años por ser arbitraria y la segunda se encuentra pendiente de fallo en un proceso de casación, del cual espero salir bien. Así que mi conclusión es que no huyo de la justicia, sino, como he ido demostrando, de la injusticia.
¿Cómo responde a las acusaciones de corrupción en su contra?
Como patrañas jurídicas. En el último caso, me sentenciaron por colusión simple, en el intento de construcción de un aeropuerto para la región Junín, del cual fui su gobernador dos veces. No se gastó un solo centavo del erario público, ni de la empresa privada que tenía el interés de ejecutar con sus propios recursos, pero se forzó un fallo para sentenciarme por un supuesto “daño potencial” inexistente, en un contrato que, inclusive, fue declarado nulo. Se me impuso una reparación civil millonaria, impagable, con tal de inhabilitarme políticamente, cuando no hay nada que reparar al Estado.
¿Qué opinión tiene sobre el sistema judicial peruano y su imparcialidad en su caso?
Por principio dialéctico no existe en el mundo nada independiente de nada, todo responde a los intereses de clase. Nuestro sistema capitalista es natural que cree un sistema judicial para defender su estructura y por ende para contrarrestar lo que considere una amenaza. Recuerde que el Poder Judicial, se constituye aparentemente como un árbitro neutral, pero como decía Mariátegui: todo testigo cumple una misión. Así, como dice Lenin, el sistema judicial en todos los estados, constituye un “cerrojo del sistema”.
¿Cómo ha afectado su situación actual el apoyo de sus seguidores y del partido Perú Libre?
Mientras el Partido tenga la capacidad académica, profesional y política de analizar sesudamente esta única sentencia, por el cual me persiguen, con la acuciosidad que amerita, se irá convenciendo cada vez más de mi transparencia e irá consolidando su moral de lucha. Está demostrado que no soy ningún delincuente, siendo la misma razón que me permite resistir con la esperanza y la fe convicta de victoria.
¿Cómo ve su relación con otros líderes políticos en el país mientras se encuentra en la clandestinidad?
Sé que están a la expectativa de cómo se resolverá finalmente este caso, porque ningún político que quiera el cambio estructural del país podría estar tranquilo, sabiendo que en cualquier momento irán por ellos. Si hacemos un mapeo de los políticos de izquierda nos vamos a dar con la sorpresa de que muchos están en similares circunstancias, por ejemplo, Gregorio Santos está preso, Walter Aduviri está en la clandestinidad, mi persona también está en la clandestinidad, y hay algo curioso, los tres fuimos gobernadores, proveníamos del sector popular, teníamos ideas afines a la izquierda, somos candidatos presidenciables, pero, fuimos enjuiciados y destituidos de los cargos al que accedimos por la voluntad popular. También tenemos perseguidos a miembros de la dirección de nuestro partido como Arturo Cárdenas Tovar, Waldir Vilcapoma Manrique, José Bendezú Gutarra y Eduardo Reyes Salguerán, quienes actualmente se encuentran encarcelados, acusados de integrar una organización criminal que la misma policía y fiscalía inventaron para criminalizarnos después del triunfo electoral del 2021 y con eso conseguir que los cuadros del Partido no asuman espacios claves del gobierno.
¿Cómo ha cambiado su perspectiva sobre la política y la justicia tras su experiencia?
En nada. Mi diagnóstico de la política y la justicia, siguen siendo lo mismo, es más, todo aquel que haya estudiado materialismo histórico, podría reafirmarlo. La justicia no está al servicio del pueblo, sino al servicio del sistema, del cual obtienen dividendos económicos, privilegios y un estado de excepcionalidad, por sus servicios aparentemente democráticos. El Poder Judicial y la Policía, tienen por prioridad la defensa del sistema, del Estado neoliberal, siendo que, la búsqueda de justicia y la seguridad ciudadana, solo son temas para pretextar su existencia, un tema secundario para las tribunas populares.
¿Qué implicaciones tiene su situación para la estrategia y futuro de Perú Libre?
El enemigo cree que al neutralizarme o impedir mi postulación, el Partido podría sufrir un revés y estaría condenado a desaparecer, pero se equivoca. Mientras subsistan las causas que dieron origen a Perú Libre, es imposible que desaparezca, podrán retenerlo, atrasarlo, conspirarlo, pero siempre estará latente esperando el momento propicio para lanzarse como una saeta sobre el blanco y para ese día, como decía Vallejo, debemos preparar el alma.
¿Cómo cree que el público en general percibe su situación y qué impacto tendrá eso en su imagen?
Al inicio lo percibía con dudas sobre mi inocencia, aunque no quiero decir que esta percepción ha desaparecido del todo, pero las últimas acciones de hostigamiento sobre mi núcleo familiar, mis partidarios y amigos, como el allanamiento por sexta vez a la casa de mi señora madre, pone en evidencia la persecución política judicial. Estos actuados van dilucidando las dudas en el pueblo, acerca de nuestra culpabilidad o inocencia, llegando a la conclusión que se trata de un lawfare.
¿Cómo ve su caso en comparación con otros políticos que han enfrentado situaciones similares en Perú?
Creo que tengo una ventaja, sin igual, haber constituido la principal herramienta política: el Partido. Sin esta organización sería difícil enfrentar esta situación, porque esta explica a nivel nacional las verdaderas causales de la persecución, difunde nuestro programa e ideario, se solidariza por diferentes medios y han permitido mantener vivo lo que es una prioridad liquidar para nuestros enemigos, nuestra organización clasista. Es el Partido, además, que puede habilitar los relevos respectivos, cuando haya una situación de emergencia.