En su espectacular obra El Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo, Lenin puntualiza cómo las colonias le significaban más rentabilidad a las metrópolis y que estas se convertían en un Estado rentista o parasitario, pero con mejor estatus de vida: «Entre 1865 y 1898, la renta nacional de Gran Bretaña aproximadamente se duplicó, mientras que los ingresos procedentes “del extranjero” se multiplicaron por nueve«.
Esta fecha coincide con la Guerra del Pacífico (1881) y el Contrato Grace (1888) firmado por Andrés Avelino Cáceres, quien entregó por 66 años a los financistas de Chile. Antiguamente, la potencia económica de los estados se medía por la extensión de línea ferrocarrilera bajo su control, en su país y en sus colonias.
En el Contrato Grace, el Brujo de los Andes, entregó a Gran Bretaña, específicamente a Inglaterra, los ferrocarriles: Mollendo-Arequipa-Puno-Juliaca-Santa Rosa, Pisco-Ica, Callao-Chincha, Lima-Ancón, Chimbote-Suchimán, Pacasmayo-Guadalupe, Salaverry-Trujillo-Ascope, Paita-Piura y Callao-Lima-Chosica. Asimismo, las concesiones de guano de isla. La navegación del lago Titicaca. Los muelles: Mollendo, Pisco, Ancón, Chimbote, Pacasmayo, Salaverry y Paita.
El Perú pagó en demasía, como lo dijo el presidente Guillermo Billinghurst, en su informe en el Congreso el año 1913, pues el valor de los bonos de la deuda externa solo llegaba a la cifra de 2.368.832 de libras esterlinas y se pagó 18.204.628 libras.
No debemos juzgar a Cáceres porque finalmente, él era un terrateniente, de posición de clase oligarca, que solo utilizó la Campaña de la Breña, como campaña política para llegar a la presidencia, el resto es retórica, nada más.
Marx plantea que gracias a la contradicción la sociedad avanzó hacia su desarrollo actual. Esto lo explica magistralmente utilizando la ley de la contradicción, principal herramienta que responde cualquier cuestionamiento.
Cuando aparece la sociedad de clases en el esclavismo, se produce una contradicción dialéctica entre sus componentes, quienes asumen los roles categóricos de tesis, antítesis y síntesis.
Así, en el esclavismo, la tesis es el esclavo y la antítesis el esclavista, ambos entran en una lucha perpetua e irreconciliable, pero ambos a la vez se necesitan, uno no puede ser sin el otro. Llega a un punto donde el “equilibrio” llega a romperse y la clase social oprimida llega a aplastar a la opresora, generando un nuevo modo de producción. Ese nuevo orden es la síntesis, es decir, la solución a la contradicción: el feudalismo.
De la misma forma, en el feudalismo entran en contradicción sus componentes clasistas. Siendo la tesis, los siervos y su antítesis, los señores feudales. La última fase del feudalismo que rompe el “equilibrio” es la monarquía, punto de inflexión de la crisis social, la que se resuelve dando pase a la síntesis: el capitalismo.
En el capitalismo se generan nuevas clases sociales. Siendo la tesis, el proletariado y la antítesis, la burguesía. El capitalismo tiene dos etapas o fases: el libre mercado y la monopólica. En la primera, fase primaria, predomina el poder empresarial y en la segunda, fase superior o imperialista, predomina el poder financiero. Esta última rompe el “equilibrio”, pues ambas clases son antagónicas, al igual que ambas fases, unas a otras, se liquidan. Entonces, surge la síntesis: el socialismo.
Ahora bien, el paso de un modo de producción a otro nunca ha sido pacífico, siempre ha sido «asistido» por la violencia defensiva, por tanto, la violencia no es originada por la clase insurgente, sino porque llega a superar a la violencia “estatal” que se disfraza de “fuerza pública” o “fuerzas del orden”, cuando en realidad es “violencia estatal”, ello explica la existencia de cárceles, destacamentos armados policíaco o militar, jueces, fiscales, procuradores, defensores públicos, notarios, etc.
Ojo que la violencia es la partera de la historia, de la síntesis, puesto que la engendra la clase opresora. Así, de no actuar con una maniobra audaz o cruenta, podría morir el nuevo ser en pleno canal de parto. La violencia es la obstetra, la asistenta, la facilitadora del nuevo régimen que solucionará la contradicción principal, no es el padre o la madre que la engendra.
Si no hay violencia defensiva, cesárea, fórceps, maniobras médicas, episiotomía, etc., el feto perecería en el intento de nacer.
DISCURSO DE ORDEN DEL SECRETARIO GENERAL NACIONAL DEL PARTIDO POLÍTICO NACIONAL PERÚ LIBRE DR. VLADIMIR CERRÓN ROJAS CON MOTIVO DEL XV ANIVERSARIO DE FUNDACIÓN
Distinguidos camaradas:
El Partido cumple este 13 de agosto quince años de existencia institucional. Como es sabido, nacimos como un movimiento regional y hoy somos un partido nacional.
En este tiempo ha librado batallas de toda índole bajo las reglas del sistema neoliberal, es decir, siempre en condiciones desfavorables. En el campo electoral pudo lograr cientos de victorias en las alcaldías, dos victorias regionales que le permitieron conducir el gobierno regional de Junín y una victoria nacional que lo condujo históricamente a ser el primer partido de izquierda que alcanza la Presidencia Constitucional de la República en este país.
A raíz de los triunfos expuestos, el Partido en esta nueva etapa de su vida ha tenido que enfrentar también a nuevos adversarios, directamente proporcional a sus victorias, es decir, ahora contra grandes enemigos, en una nueva modalidad de guerra política más complicada, conocida como lawfare.
La persecución comenzó contra los líderes y funcionarios de Perú Libre a raíz de tres sucesos que consideramos importantes. La primera fue la inscripción del Partido que sonaba como una amenaza; la segunda, la unificación de la izquierda frente al próximo proceso electoral del 2021; y la tercera, nuestra abierta identificación con los procesos revolucionarios latinoamericanos en cuya labor se visitó a la República Bolivariana de Venezuela el 6 de junio del año 2019.
Estos tres sucesos conllevaron a sentenciarme, tras un proceso arbitrario y fugaz, retirándome del cargo de gobernador regional y encarcelándome el 5 de agosto del año 2019, creyendo que con ello el Partido podría sepultarse, a cuyo deseo un influyente medio de comunicación tituló en su portal: “Sentencia de Cerrón: devastador golpe al antisistema. Era considerado el enlace con Venezuela y países bolivarianos”.
Pese a estas duras adversidades, cuando las voces de propios y extraños habían declarado muerto al Partido, como dijo el camarada César Vallejo en su poema Masa: “les vio el cadáver triste, emocionado, incorporóse lentamente; abrazó al primer hombre; echóse a andar”.
El Partido se levantó y con su mensaje decidió ser la chispa en el pasto seco de un pueblo cansado de opresión y facilitado por el viento que fuera la pandemia, tuvo la “insolencia” de entrar a Palacio de Gobierno por la voluntad popular.
Poco antes de aquel inevitable histórico suceso, el real poder oligárquico estatal, representado por los grandes empresarios nacionales y extranjeros, siempre de la mano con la banca financiera, montaron una de las calumnias más grandes contra Perú Libre al querer mostrarlo como una organización criminal denominándola “Los Dinámicos del Centro”, poniendo a la vez en marcha a sus tres órganos ejecutores: la Fiscalía, los medios de comunicación dominantes y los servicios de inteligencia estatal, siempre al servicio de los ricos. Es bajo este argumento de la falsa e inexistente organización que se permitieron encausar judicialmente a nuestros líderes políticos, producto del cual existen al día de hoy tres dirigentes del CEN presos y cientos de procesados con medidas restrictivas, lo que en alguna medida inmoviliza al Partido.
Luego tuvimos que enfrentar la fractura entre el Gobierno y el Partido, propiciada por infiltrados que el presidente Castillo permitió a su alrededor, lo que trajo como consecuencia el golpe de Estado militar-parlamentario el día 7 de diciembre del año 2022, acto que fuera seguido de una insurgencia de los pueblos en el sur peruano que vieron burlados sus votos y su representación política. El nuevo gobierno usurpador, presidio por el triunvirato Boluarte-Otárola-Gómez, respondió con la frialdad y dureza que caracteriza al fascismo, reprimiendo brutalmente al pueblo con un saldo de 67 muertos y 800 heridos, un hecho sin precedentes.
Perdido totalmente el Poder Ejecutivo, contando con un adverso Poder Judicial, al Partido solo le quedaba una trinchera de combate, nuestra bancada del Poder Legislativo, un espacio de poder que también no fue ajeno a los golpes externos e internos. Es desde aquí que el Partido traza una nueva estrategia de lucha, adaptándose a las nuevas condiciones materiales de la sociedad.
A todo lugar que llegue Perú Libre tiene que responder con excelencia, no debe ni puede ser uno más del montón, por ello decidimos en nuestra magna Asamblea Nacional Extraordinaria del 23 de julio del 2023, corregir algunas falencias. Una de ellas fue que se debe integrar la Mesa Directiva del Congreso, un lugar donde la izquierda siempre debió estar representada, a pesar de tener un parlamento de mayoría derechista, una manera de quebrar la hegemonía oligárquica en la dirección del Legislativo, porque si el Partido se repliega, se encasilla, siempre estaría en condición de dirigido y no de dirigente.
Este poco entendimiento en quienes no han comprendido que la cadena política se construye de eslabones heterogéneos, algunos camaradas creen metafísicamente que la política debe ser una cadena constituida homogéneamente con eslabones idénticos, como la labrada por un herrero, se descolocan frente a las tácticas súbitas e inteligentes que realiza el Partido con sus dirigentes de base para la conquista de un nuevo espacio de poder, prefiriendo sumarse al coro de quienes quisieran ver al Partido fracasado, siempre en el llano, resistiendo, pero además de sectario, dogmático e infantil, y resignarse a escuchar permanentemente las acusaciones de no contar con cuadros preparados o experimentados para conducir el Estado.
Esta cadena heterogénea no significa que nos hayamos adherido ideológica, política o programáticamente a otras vertientes, por el contrario, eso ocurriría en una cadena homogénea. Integrado el Partido a ese nivel de gobierno, ahora tiene un eslabón firme del cual a un tiro de fuerza podría conducir a los demás eslabones en su dirección.
El haber llegado a la Mesa Directiva no es una gran conquista por ahora, pero no deja de tener una modesta trascendencia política porque en toda la historia del Perú esta es la primera vez que la izquierda popular, la izquierda chola, se ve representada en un espacio que antes solo estaba reservada para las fuerzas políticas tradicionales: la derecha y la izquierda caviar.
Un fenómeno semejante ocurre al haber logrado su bancada, algunos ministros o el propio Presidente, de la misma naturaleza popular.
La presencia de la izquierda popular en el más alto nivel, un breve tiempo en el Ejecutivo y ahora parcialmente en el Legislativo, a pesar del golpe de Estado militar-parlamentario, debe ir acostumbrando a las fuerzas políticas tradicionales de su existencia y verdadero encargo que es lograr el poder en favor de las grandes mayorías. Esa es la razón por la que la izquierda jamás debe volver a estar ausente en este importante espacio de conducción.
El Partido debe prepararse para futuras agresiones, como también para futuras victorias, no sería una sorpresa que dentro de poco se vea nuevamente en el campo de batalla electoral, por lo que nuestros secretarios generales regionales tienen la obligación de identificar y preparar a nuestros futuros cuadros, a nuestros futuros líderes, a nuestro relevo generacional, que no solo representará al Partido, sino también al pueblo.
¡Viva el XV Aniversario del Partido Político Nacional Perú Libre!
Exsecretario general de la Confederación General de Trabajadores del Perú y exvicepresidente de la Federación Sindical Mundial
Los medios de la prensa internacional imperialista anunciaron el fallecimiento de Mijaíl Gorbachov el 30 de agosto del año en curso, fue el último secretario general del Partido Comunista del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) elegido en 1985 y presidente de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) elegido en 1990.
Los máximos jefes de Estado de los gobiernos de Estados Unidos de la Unión Europea y personajes representantes de la derecha internacional y conocidos anticomunistas han expresado su congoja y le han rendido tributo por su hazaña de haber promovido el derrumbe de la potencia socialista de la Unión Soviética en 1991.
Conocí personalmente a Mijail Gorvachov con ocasión del XII Congreso de la Federación Sindical Mundial (FSM) realizado en Moscú capital de la Unión Soviética los días del 13 al 20 de noviembre de 1990 cuyo anfitrión fue el Consejo Central de los Sindicatos Soviéticos afiliado a la FSM.
Ese congreso causó gran expectativa en el movimiento sindical internacional debido a que Gorvachov estaba implementando sus políticas de la perestroika y la glasnost en la URSS y que esas mismas políticas promovió para que se aplicara en los países socialistas de la Europa del Este: pero lo que produjo fue el derrocamiento de los gobiernos de dichos países en los años de 1989-1990, los últimos en caer fue la recordada República Democrática de Alemania (RDA) y Checoslovaquia y por ende pasaron a engrosar el bloque capitalista europeo: Gorvachov contribuyó al desenlace de esos acontecimientos.
Sin embargo, la URSS seguía siendo la potencia socialista mundial frente a la otra potencia del imperialismo norteamericano: por lo tanto, había esperanza de la vigencia incólume del socialismo. En ese escenario de expectativa arribaron a Moscú las delegaciones de los sindicatos afiliados a la FSM y representantes de organizaciones sindicales internacionales fraternas de los cinco continentes, había empezado el invierno.
El grupo de los delegados latinoamericanos nos informamos por medio de los estudiantes becados, de que había escases de alimentos en efecto lo constatamos, la sociedad soviética estaba dividida respecto a la perestroika, pudimos percibir que circulaban periódicos con distintos nombres de contenido anti comunista con ataques furibundos contra el PCUS, decían que era en aplicación de la glasnost.
En ese contexto esperamos con gran expectación el discurso del presidente Mijail Gorvachov en el acto de la Inauguración del congreso tal como era tradición en los países socialistas en donde se realizaron los congresos de la FSM como fue el X congreso realizado en Cuba, habló Fidel Castro, en el XI congreso realizado en Berlín- República Democrática Alemana (RDA) el saludo lo hizo su presidente Erich Honecker: pero en el acto de inauguración del XII congreso de la FSM el presidente Mijail Gorvachov simplemente no se hizo presente.
Para los sindicalistas nos quedó claro de que la actitud de Gorbachov era diferente al talante de los jefes de Estado de países socialistas que conocimos. En esas condiciones desarrolló el congreso, los debates fueron complicados en las comisiones de la agenda con las propuestas de los sindicatos soviéticos, habían cambiado su posición en varios asuntos de principios, por ejemplo, respecto a la lucha de clases, se generó discrepancias con los delegados de países del Tercer Mundo era evidente la influencia de la perestroika. Se tuvo que propiciar consensos para la aprobación del documento político y estatutos, culminando con elección de los órganos de dirección de la FSM en el que formaron parte representantes de los sindicatos soviéticos.
Sin embargo, antes de la clausura del congreso, los sindicatos soviéticos comunicaron que el presidente Gorvachov aceptaba recibir una delegación, seguramente habrían gestionado: se nombró representantes por cada continente, por América Latina fuimos elegidos el cc Pedro Ross de la CTC de Cuba y el que escribe esta nota en presentación de la CGTP del Perú. En efecto fuimos recibidos en su despacho presidencial en el Kremlin.
El encuentro fue muy protocolar, en sus expresiones de bienvenida que fue corto, recuerdo que nos dijo que en la URSS se estaban desarrollando cambios necesarios, que la economía de mercado era viable, que la URSS asumía los nuevos retos y otros temas sobre el desarme nuclear ; el compañero Krasuski de la CGT de Francia en representación de la delegación hizo el saludo respectivo y en síntesis se refirió a la economía de mercado cuyas consecuencias han sido negativas en todos los países incluido Europa: Gorvachov solo escuchó y nos deseó éxitos en el congreso y luego se dio por terminado el encuentro, realmente intrascendente.
Al terminar el XII congreso de la FSM de regreso a nuestros países a los sindicalistas nos quedó la sensación de que la aplicación de la perestroika había generado complicaciones internas en la URSS, nos dimos cuenta de que el mercado negro funcionaba sin problemas, decían eran por los sabotajes y corrupciones, circulaban diversos periódicos con distintos nombres, pero todos de contenido anticomunista. Sin embargo, teníamos esperanza y confianza de que el PCUS iba poner orden, después de todo la URSS era producto de la Revolución Bolchevique y no permitiría desviaciones que hagan peligrar el socialismo.
GOLPE DE ESTADO FALLIDO
A pocos meses después del XII congreso de la FSM a mediados de 1991 los problemas internos en la URSS se habían agudizado aceleradamente frente a las iniciativas de Gorvachov y el inminente peligro de la desintegración de las 15 repúblicas federales que conformaban la URSS, apareció un documento Palabra al Pueblo era un llamamiento firmado por intelectuales, políticos, militares de alta graduación y personajes representativos varios de ellos miembros del Comité Central del PCUS en el que expresaban su rechazo a las propuestas de desintegración de la Unión Soviética. Pero también se dio a conocer otro documento Tratado de la Unión que sentenciaba la desintegración de la Unión Soviética firmado por un grupo de conspiradores entre ellos Boris Yeltsin quien ya había renunciado al Comité Central PCUS, pero era el presidente de la Federación de Rusia.
En ese contexto el 19 de agosto de 1991 la prensa internacional imperialista sorprendió al mundo sobre el golpe de Estado contra Gorvachov quien se encontraba de vacaciones. A muchos sindicalistas nos sorprendió de que el golpe estaba encabezado por Guennady Yanayev vicepresidente de la URSS acompañado del jefe de la KGB y altos mandos militares y de miembros del Comité Central del PCUS conformantes del Comité Estatal para el Estado Emergencia en su manifiesto dieron a conocer de que no aceptaban la desintegración de la Unión Soviética el mensaje dio entender que el golpe era para defender el socialismo. A Guennady Yanayev lo conocí personalmente en el Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba en la Habana-Cuba en 1989, quien participó en representación del Consejo Central de los Sindicatos Soviéticos: en efecto muchos dirigentes sindicales lo conocimos como responsable de relaciones internacionales de la central sindical soviética: en realidad el golpe fue el acontecimiento de gran trascendencia mundial.
Pero la otra gran sorpresa fue de que los gobiernos del mundo capitalista como el presidente de Estados Unidos George H.W Bush (padre) expresó solidaridad e hizo llamado a defender a Gorvachov, le siguieron Margaret Thatcher y jefes de Estado de gobiernos de Gran Bretaña, de Francia, Alemania, el Papa Juan Pablo II expresó plena solidaridad e hizo llamado a defender a Gorvachov para garantizar las reformas y el resto gobiernos de Europa occidental reforzado por la campaña de la prensa imperialista contra el golpe. Lamentablemente el golpe fracasó, ese episodio seguirá siendo motivo de análisis mas profundos.
DESINTEGRACIÓN DE LA POTENCIA SOCIALISTA FUE UNA TRAGEDIA PARA LA HUMANIDAD
El fracaso del golpe tuvo consecuencias funestas, la contrarrevolución y el imperialismo logró lo que anheló durante siete décadas: la desintegración de la Unión de la Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) escenificada aquel fatídico día 25 de diciembre de 1991, en el que consternados vimos que de la torre del gran Kremlin era arriada la bandera roja con la hoz y martillo, emblema sagrada de los revolucionarios, que había flameado como símbolo de victoria de la clase obrera combatiente, de las fuerzas revolucionarias y del glorioso Ejército Rojo que hizo morder el polvo de la derrota a los ejércitos del nazi fascismo en la Segunda Guerra Mundial y en su lugar era izada la bandera de Rusia de los zares. Después de la desaparición de la URSS, Rusia quedó bajo el gobierno del alcohólico Boris Yeltsin y camarilla de traidores y corruptos, impuso el modelo neoliberal, privatizó las mejores empresas públicas. El grupo de mafiosos miembros del PCUS que acompañaron a Yeltsin se convirtieron en dueños de las grandes empresas privatizadas. Y, como era de esperar las cúpulas de los sindicatos soviéticos promovieron la desafiliación de la Federación Sindical Mundial FSM para luego afiliarse a la otra internacional sindical reformista anticomunista la CIOSL. Pero los trabajadores pagaron las consecuencias tuvieron que emigrar a Europa en busca de trabajo: el pueblo ruso fue humillado. Sin embargo, lo más vergonzoso fue de que aquellas personas que se consideraban comunistas en diversos países se arrepintieron, desilusionados, se convirtieron en anticomunistas, independientes o simplemente progresistas, prefieren no presentarse ante las masas como comunistas sino con otra denominación, eso continua hasta hoy.
La destrucción de la Unión Soviética fue obra de la conspiración contrarrevolucionaria los operadores estuvo conformado por traidores, oportunistas, mafiosos, corruptos enquistados en los principales órganos del PCUS los enemigos estaban adentro y también estaban involucrados las burocracias sindicales, pues después se conoció la actividad del Freem Trade Union Institute (FTUI) (Instituto Sindical para la Libertad de Comercio) que actuaba en estricta coordinación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tuvo intensa actividad durante el gobierno de Ronald Reagan se encargaba de financiar a grupos sindicales y a la “prensa independiente” de la Unión Soviética y de los países socialistas de Europa del Este, los dólares eran canalizados mediante la National Endowment for Democracy (NED) Fundación Nacional para la Democracia creada en 1983, el imperialismo y la CIA financiaron acciones conspirativas mediante las Organizaciones No Gubernamentales (ONG): todo coincide con el periodo de la perestroika de Gorvachov, lo que facilitó las condiciones para destruir a la Unión Soviética.
El imperialismo y la derecha internacional están muy agradecidos a Mijail Gorvachov, se convirtió en su vedete, le dieron premio Nobel, era el invitado de honor para conmemorar anualmente la caída del Muro de Berlín. Pero para las fuerzas democráticas y revolucionarias del mundo, Gorvachov será siempre un traidor, lo confirma en su testimonio el camarada Erich Honecker que fue presidente de la República Democrática Alemana RDA derrocado a raíz de la caída del Muro de Berlín, quien afirma que “su país fue entregado en bandeja de plata al bloque capitalista europeo por Gorbachov.
Rusia es, hoy, país capitalista y es potencia mundial, pero todo lo que tiene se lo debe lo que el socialismo construyó en siete décadas. Hoy comprendo más a Stalin, con él no hubieran surgido los Yeltsin, Gorbachov y demás traidores.
GLORIA ETERNA A LOS COMUNISTAS Y REVOLUCIONARIOS DEL MUNDO QUE OFRENDARON SU SAGRE Y SUS VIDAS POR UNA SOCIEDAD SIN EXPLOTADORES NI EXPLOTADOS. ¡EL SOCIALISMO SIGUE SIENDO LA ESPERANZA!
Secretario General de Perú Libre, el partido que llevó a Pedro Castillo a la presidencia
Explica el alejamiento de PL del gobierno en la falta de decisión del mandatario para adoptar medidas de fondo a favor de los campesinos y de los trabajadores.
En medio de la grave crisis que afecta al gobierno de Pedro Castillo, atacado por la derecha que lo quiere derrocar, complicado por denuncias de corrupción y deambulando sin definir políticas de cambio, Página/12 dialogó con Vladimir Cerrón, secretario general de Perú Libre (PL), el partido marxista-leninista que llevó a Castillo a la presidencia. La charla se desarrolló en su local partidario, en el centro de Lima, una austera vivienda. “Perú Libre ya no es el partido de gobierno”, dice Cerrón para iniciar la conversación, marcando desde el comienzo distancia con el gobierno de quien fue su candidato.
Personaje clave
Neurocirujano graduado en Cuba, Cerrón es un personaje clave en la vida política de Castillo. Fue él quien lo eligió para que sea el candidato presidencial de PL. Se habían conocido en 2017 cuando Castillo encabezó una larga huelga magisterial. Tres años después el sindicalista fue a buscar al secretario general de PL para pedirle ser candidato al Congreso por su partido. Una sentencia judicial por corrupción dejó a Cerrón fuera de la candidatura presidencial y le ofreció a Castillo que ocupe su lugar.
“Su triunfo -dice Cerrón- confirma que fue una buena elección. Que después haya sido un presidente tan malo es otra historia, eso no estaba en mis cálculos. Pensé que iba a ser más consecuente con los sectores populares porque venía del sindicato de maestros, por su origen de clase campesina. Para mí ha sido una sorpresa su cambio. En la presidencia no ha sido lo que se esperaba, lo que mostraba como candidato”.
El distanciamiento entre Cerrón y Castillo, que ha tenido vaivenes de alejamientos y reconciliaciones, ha llevado a la expulsión hace unas semanas de Castillo de PL, a través del mecanismo de exigirle su renuncia. El partido lo acusa de abandonar el programa partidario, de marginarlo del Ejecutivo y de promover la división en la bancada parlamentaria de PL para crear su propia agrupación política. Cerrón asegura que a pesar de ese distanciamiento no apoyarán en el Congreso una destitución del presidente. “Criticamos las políticas del gobierno, pero somos aliados para defender el proceso democrático y no darle paso a un golpe de Estado derechista, y eso pasa por evitar la destitución de Castillo”. Califica la actual situación política del país como “bastante crítica, peligrosa e impredecible”.
Investigaciones
El principal dirigente de PL anuncia que si se prueban las acusaciones de corrupción contra Castillo, que tiene seis investigaciones fiscales abiertas, entonces cambiarán su decisión de no apoyar la destitución del presidente. “Ahora podría decir que hay corrupción en el entorno muy cercano a Castillo, pero todavía no hay una prueba irrefutable de que Castillo está involucrado en la corrupción. Si esas pruebas aparecen, sería el punto de quiebre y en ese caso sí apoyaríamos la destitución de Castillo”. Sobre las acusaciones de corrupción en su contra, que en su caso incluyen una sentencia condenatoria y otros procesos en marcha, Cerrón las califica como “una arbitrariedad” y “una persecución política”.
Pero el secretario general de PL no duda en calificar a Castillo como “un oportunista” que después de ganar las elecciones “ha desconocido al partido”. Define al presidente como “una persona muy influenciable y por lo tanto impredecible en sus decisiones”. “He tenido situaciones en que llegábamos a un acuerdo aparentemente sólido y a las cinco horas él estaba cambiando por otra decisión diametralmente opuesta”.
Cambios que no llegan
“Castillo ha traicionado el programa del partido que se ofreció en la campaña electoral”, acusa Cerrón. “Este gobierno -agrega- sigue aplicando las políticas de la derecha, no ha implementado una sola política de izquierda, un solo cambio trascendente. Castillo habla de cambios que nunca llegan. Su discurso está entre el populismo y la farsa. Este es un gobierno neoliberal”.
Dice que el de Castillo es un gobierno neoliberal, pero toda la derecha le hace la guerra al gobierno. “La guerra contra Castillo es una guerra racial -contesta- de discriminación a lo andino, a lo campesino, porque el tema principal, que es el económico, la oposición de derecha ya lo tiene resuelto, porque no ha habido ningún cambio como para decir que este es un gobierno de izquierda, o por lo menos progresista. Con eso los de la derecha debieran estar tranquilos, pero quieren derrocarlo no porque Castillo pueda hacer políticas de cambio, sino porque les molesta que un cholo esté en el gobierno”.
Caviar
Desde el Congreso la ultraderecha amenaza tomar el control del Ejecutivo destituyendo a Castillo, pero para Cerrón este riesgo “es importante, pero no es el peligro principal”. Varias veces repite que “el principal peligro, la mayor amenaza, son los caviares”. “Caviar” es un término usado por la derecha para buscar descalificar al progresismo. Para Cerrón, los caviares son “las personas que utilizan el lenguaje de izquierda pero viven como grandes capitalistas trabajando en las ONG financiadas por Estados Unidos”. Cerrón atacó desde el inicio a los aliados progresistas de Castillo, que hace unos meses abandonaron el gobierno. PL ha coincidido con la ultraderecha en los ataques al progresismo.
¿Coincidiendo con la ultraderecha para combatir a otros sectores de izquierda no le está haciendo el juego a esa extrema derecha? “No creo que le estemos haciendo el juego. No tenemos una alianza con la ultraderecha, lo que hay es una coincidencia espontánea anticaviar. Coincidimos porque combatimos a un enemigo común, que es la izquierda caviar, la socialdemocracia. No puedo hacer una alianza con los ‘oenegeros’ aliados de Usaid. Podemos coincidir con el fujimorismo y con otros, pero con la izquierda caviar no, ellos son nuestro enemigo principal. Los caviares son para nosotros la principal amenaza, un enemigo más peligroso que la ultraderecha neofascista”.
Cuando hace unos meses se eligió en el Congreso al nuevo Tribunal Constitucional (TC), PL votó junto con el fujimorismo y otros grupos de derecha para designar a los nuevos magistrados, con los cuales la derecha ha copado el TC. “En el TC anterior los de PL teníamos dos flancos en contra, los magistrados de la derecha y los caviares que eran mayoría y los más hostiles contra PL. Votamos por los nuevos magistrados del TC para que salgan los caviares que estaban en el tribunal. Ahora en lugar de tener dos adversarios en el TC tenemos uno, a la derecha, que es un adversario abierto, y eso es mejor para nosotros”, dice Cerrón para justificar esa votación que la derecha celebró.
Al hablar en el plano internacional de la izquierda que descalifica como “caviar”, Cerrón señala que Alberto Fernández, el presidente chileno Gabriel Boric, los gobiernos del Frente Amplio de Uruguay y el Grupo de Puebla “son caviares”. De Lula dice que “es un caso excepcional, fue un gobierno socialdemócrata, pero un poquito más izquierdizado que los otros”. A Gustavo Petro lo ve “con expectativa”, basada en que el nuevo presidente colombiano “viene de la guerrilla y tiene experiencia para enfrentar el lawfare”. Precisa que de los presidentes de la región en ejercicio se siente más cercano al boliviano Luis Arce, “sin dejar de mencionar al gobierno cubano”. También declara su simpatía con Nicolás Maduro.
Antiderechos
Su guerra contra los “caviares” no es la única coincidencia de este marxista radical con la derecha. Cerrón pone énfasis para decir que se opone a las políticas con enfoque de género, al matrimonio igualitario y al aborto, incluso en casos de violación, y que solo lo aprueba por razones terapéuticas. “Nosotros defendemos la familia y los derechos del concebido”, señala. Y en esa línea conservadora agrega: “Las políticas de género son parte de una agenda globalista impuesta por Estados Unidos con sus ONG y que defienden los caviares. Las políticas de género no pueden ser la prioridad de una izquierda. La prioridad de la izquierda es resolver el tema socioeconómico. Mientras en el Perú no se resuelva el analfabetismo, la tuberculosis, la mortalidad infantil, no se pueden ocupar las fuerzas del Estado en derechos que no son prioritarios”.
Volviendo a la urgencia de la crisis política actual, Cerrón dice que el presidente está en condiciones de remontarla. «Castillo debe retomar el programa de cambios del partido, que implica, entre otras cosas, anular la actual Constitución de 1993 por ser producto del golpe fujimorista y convocar a una Asamblea Constituyente, renegociar los contratos con las transnacionales para aumentar las utilidades para el Estado, nacionalizar los recursos naturales”. Pero añade que no cree que eso ocurra. “Cada vez somos más escépticos de que este gobierno haga una transformación como ha planteado la izquierda”.
DISCURSO DE ORDEN PRONUNCIADO POR EL SECRETARIO GENERAL NACIONAL, DR. VLADIMIR CERRÓN ROJAS, CON MOTIVO DEL XIV ANIVERSARIO DE FUNDACIÓN DEL PARTIDO POLÍTICO NACIONAL PERÚ LIBREMIENTRAS EXISTA CRISIS EN NUESTRA SOCIEDAD, COMO EXISTE HOY, LA NECESIDAD DE UNA REAL IZQUIERDA ES LATENTE, NECESARIA, IMPERIOSA E IRRENUNCIABLE
Distinguidos miembros del Comité Ejecutivo Nacional, Secretarios Generales de los Comités Ejecutivos Regionales, Provinciales y Distritales; señores Congresistas de la República, miembros de la Bancada Parlamentaria Perú Libre; Camaradas Embajadores de las Repúblicas de Cuba, Venezuela, Bolivia, Argentina y México; querida madre Bertha Rojas López, querida esposa Lissette Páez Martínez; y distinguida militancia combativa del Partido.
Camaradas:
El mundo se bate en una perpetua batalla entre el imperialismo y los pueblos del mundo, nuestro Partido, fundado en su principio internacionalista, eleva su solidaridad y combatividad, sin ambages, al lado de todos los pueblos combatientes. Los intereses hegemónicos del imperio norteamericano siguen desangrando el planeta, utilizando países intermedios como Ucrania y Taiwán, pretendiendo neutralizar a las futuras potencias de Rusia y China, a través de la guerra.
También somos testigos de los genocidios permanentes contra los pueblos de Palestina y Sahara Occidental, dado por los intereses colonialistas de Israel y Marruecos.
En nuestro continente latinoamericano y caribeño, observamos la heroica resistencia de los pueblos de Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia, defendiendo el derecho a su autodeterminación, con quienes el Partido funde sus esfuerzos, esperanzas y futuro, en aras de construir un mundo democrático, inclusivo, internacionalista, humanista y soberano.
Hace un año la izquierda peruana obtuvo un legítimo triunfo electoral, por primera vez en su historia, pese que hasta ahora la derecha se resiste a reconocerlo totalmente. El Partido Perú Libre comandó la campaña de la mano del pueblo y en alianza con el gremio magisterial, permitiéndole ganar la primera vuelta electoral.
Acto seguido se hizo necesario establecer una política de mayores alianzas con los demás sectores de la izquierda y otras organizaciones populares, táctica decisiva, si reconocemos el pequeño margen con que ganamos las elecciones.
En la travesía del salto, desde el Perú Profundo hasta la capital del Perú Oficial, han sucedido varios fenómenos del que debemos extraer algunas lecciones. La propia naturaleza del salto generalmente obliga a conocer el terreno desde donde se imprimirá la fuerza impulsora, pero muchas veces desconoce el terreno donde terminará el brinco. Eso fue lo que nos sucedió.
Conocíamos a nuestras bases en Junín, sabíamos de la convicción de nuestros militantes de vanguardia, dimos el salto que muchos creían un necio atrevimiento y al aterrizar en Lima nos encontramos sobre un terreno movedizo, dado por el infaltable oportunismo, el clientelaje, el chauvinismo y lamentablemente, la corrupción, que poco a poco fueron tomando posición alrededor de nuestro aún candidato presidencial.
Paralelamente se incrementó la persecución implacable a nuestro Partido, desde sus dirigentes nacionales, regionales y locales, incluyendo a sus familiares. Está claro que el Partido al ser una organización antisistema reciba ese tratamiento, no era una sorpresa para la izquierda popular, es decir, la persecución tenía una génesis eminentemente política y clasista. A esto se sumó la izquierda caviar que, bajo sus influencias en algunas instituciones del Estado, capturados por ellos, se sumaron a la persecución judicial para arrebatarle el triunfo a Perú Libre, motivados por mantener sus beneficios mediante sus consultorías estatales. La indiferencia del Presidente fue siempre manifiesta con su silencio.
Hicieron su aparición los oportunistas de siempre, los que se trepan sobre todos los gobiernos, quienes planificaron como táctica el quebrantamiento de la unidad entre el Presidente y el Partido, con fines de evitar la fiscalización partidaria y poder delinquir sin obstáculos. Estos individuos ahora investigados, ingresaron al entorno familiar, sindical y comunal, más cercano al Presidente, pero con su consentimiento, para finalmente llevarlo a la situación actual de estar investigado presuntamente como jefe de una organización criminal.
El nuevo entorno del Presidente no solo llegó hasta ahí, sino que se atrevió a inscribir dos partidos políticos más sobre nuestras bases, invitando a nuestros dirigentes a la disidencia, similar acción se ejercía sobre nuestra bancada congresal, muchos de los cuales renunciaron por ofrecimientos materiales. Todo esto se concebía ante la mirada e incentivo del Presidente.
Ante estos sucesos el Partido no podía estar indiferente y vio por conveniente invitar al Presidente a la renuncia irrevocable de su militancia, delimitando nuestras responsabilidades, las del Presidente y las de su nuevo entorno. Como toda crisis, esto nos permitió separar el grano de la paja; es que la política es un fenómeno de constante asepsia, unos se van quedando en el camino agotados de luchar, privilegiando su estatus individual o familiar; otros prefieren el transfuguismo para sacarle provecho al que detenta el poder; otros optan por la traición, la capitulación y la renuncia; pero también existen los leales, consecuentes y combativos, con quienes se escribirá la nueva historia.
Me enorgullece mucho que el Partido no esté involucrado, ni siquiera en grado de sospecha, en ninguna de las investigaciones por corrupción, las mismas que pondrían en enorme peligro el prestigio a corto, mediano y largo plazo de la izquierda peruana, prestigio forjado no solo por el Partido, sino por todos los partidos y organizaciones de verdadera izquierda.
Si no supiéramos que la revolución se hace con aciertos y desaciertos, con lealtades y traiciones en el camino, el Partido hubiera adoptado el camino más fácil de pasarse a la oposición gubernamental y negociar sus votos para vacar al Presidente, sueño preciado de la burguesía y la caviarada.
A pesar de los conflictos, de las críticas y algunas hondas diferencias con el gobierno, jamás podríamos pasarnos a engrosar las filas de la derecha oligárquica, porque creemos aún que este es el camino correcto, que los errores de la experiencia de este primer gobierno cercano a la izquierda, serán los materiales con los que se construya el éxito mañana. Reitero una vez más, que el Partido jamás apostará por el golpe de Estado en marcha, mediante sus intentos de vacancia, suspensión o inhabilitación.
La juventud del Partido me preguntaba: ¿cómo persistir de este lado, si nada bueno se está haciendo?, justamente ahí está el reto, se trata de utilizar la crítica como medio para plantearle al Gobierno qué es lo que deberíamos hacer a nuestra modesta opinión; persistir en el anuncio de la nueva Constitución mediante una Asamblea Constituyente; en renegociar los contratos ley y los que no lo son; en solicitar se cobre las sobreganancias mineras, gasíferas y petroleras; en recuperar la administración soberana de nuestros recursos naturales; en desmontar el neoliberalismo empoderado por sus monopolios; en la gratuidad y calidad de los servicios de salud y educación; en la nacionalización de nuestras empresas, por táctica o estrategia, para defender la revolución; entre otras tareas.
¿Qué se necesita para que el Estado sea fuerte y ponga las reglas de un nuevo contrato social?, según García Linera, implica que tenga el 30% del PBI estatal como mínimo; pero, ¿cómo llegar al 30% o más? Recuperando nuestros recursos y nuestras empresas estratégicas, basta eso. Si hay oposición a las nuevas reglas, entonces tendremos que renegociar a partir de sus delitos tributarios, ambientales y laborales, que en realidad son muchos, pues debemos saber que el Estado tiene múltiples mecanismos, nadie escapa al control ni a la dependencia del Estado, ni el capitalista más próspero en el mundo.
La feroz persecución al Partido dejó como saldo una hiperjudicialización a sus dirigentes y autoridades; allanamientos a nuestros locales partidarios y a una veintena de domicilios de militantes; tres dirigentes nacionales con prisión preventiva injusta; cerca de una decena de dirigentes con comparecencia restrictiva; incautaciones de bienes y cuentas del Partido y de sus dirigentes; bloqueos en el sistema financiero; infundadas acusaciones por terrorismo y el infaltable espectáculo mediático para desprestigio de los mismos.
Si observamos dialécticamente, las tácticas del enemigo han ido cambiando diametralmente, en las décadas del 70, 80 y 90, todo ajuste de cuentas del imperialismo con los líderes, partidos y organizaciones del pueblo, eran mediante el secuestro, la tortura y la ejecución extrajudicial, con el claro objetivo militar de la eliminación física y política del oponente.
Al día de hoy, por el contrario, todo es a base de ejecución intrajudicial, mediante prisiones preventivas, inhabilitaciones políticas, muerte civil, uso de métodos jurídicos como arma de guerra no convencional y falsos positivos judiciales, pero siempre con el mismo objetivo militar de lograr la eliminación civil y política del oponente.
Si el gobierno cae por la acción golpista de la derecha y la izquierda caviar, se incrementará la persecución contra el Partido y debemos prepararnos para la resistencia, pero no necesariamente para reponer al estado anterior de las cosas, sino para avanzar a la Constituyente donde el pueblo tenga todo el poder de estructurar el nuevo Estado a imagen y semejanza de los intereses de las mayorías desposeídas y discriminadas hasta ahora.
Estos golpes de Estado son empresas conspirativas de minorías poderosas, pero necesitan que alguien les habilite un respaldo social, por la razón o por la fuerza, que tradicionalmente fueron los militares, pero eso ha cambiado en el tiempo, sustituyéndolos por cinco elementos que actúan integradamente: los órganos de justicia, los medios de comunicación dominantes, los servicios de inteligencia estatal, el poder empresarial y el poder financiero. Estos crearán todo un espectáculo con noticias falsas, desprestigiando al adversario político, buscando ganar la opinión pública de rechazo al Gobierno, generalmente acusado de corrupción, para derrocarlo. Esta es la persecución macartista que hoy se vive en el Perú, contra todo lo que sea o parezca de izquierda.
Con frecuencia se anuncia el fracaso del neoliberalismo en el país, pero, ¿por qué no termina de desaparecer? Porque no hemos presentado una propuesta alternativa seria, razón por la que debemos difundir con más fuerza nuestra propuesta denominada Economía Popular Con Mercados, digámoslo con toda la propiedad, no somos enemigos del mercado, porque el mercado es un legado de la humanidad, existió en todos los modos de producción desde su forma más incipiente con el trueque en el comunismo primitivo, el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo hasta el socialismo, no es un invento, patrimonio, ni exclusividad del capitalismo. La diferencia radica en preguntarse ¿al servicio de quién está el mercado? Si es al servicio de la oligarquía o al servicio del pueblo.
Razones vitales para que el Partido articule con nuestra propia clase que se presenta en diversas formas no sindicalizadas, no agremiadas y no partidarizadas, difunda sus ideas, para lo cual volveremos a imprimir nuestro Órgano Oficial Perú Libre, el Ideario y el Programa Económico, orientado a la educación y difusión ideológica, política y programática.
Existe un fenómeno que se repite siempre en el mundo y es que, para que la izquierda llegue al poder debe precederse de una crisis económico social, nunca la izquierda gana tras etapas de bonanza, salvo tras su continuidad, comportándose como un elemento regulador, pero a la vez revolucionario. En tal sentido, debemos deducir que, mientras exista crisis en nuestra sociedad, como existe hoy, la necesidad de una real izquierda es latente, necesaria, imperiosa e irrenunciable, debiendo recordar a nuestra militancia que el Partido es un instrumento político del pueblo, cuya defensa empieza respetando sus instancias.
En este XIV Aniversario del Partido, no puedo dejar de nombrar a su verdadero inspirador y fundador, al líder estudiantil, al líder sindical del magisterio, al maestro universitario, al intelectual del pueblo, a Jaime Cerrón Palomino, vivo en nuestras luchas, presente en nuestra resistencia, y prueba de que no lo han matado, es el actual estado de las cosas, a donde hemos llegado, una brega difícil, pero cierta hacia la victoria.
¡Viva el XIV Aniversario del Partido Político Nacional Perú Libre!¡Viva el socialismo peruano, sin calco ni copia!
FRENTE A LA ERRÁTICA PERCEPCIÓN DE CÉSAR HILDEBRANDT
Vladimir Cerrón
Es necesario aclarar las fantasiosas especulaciones realizadas en el editorial de la revista Hildebrandt En sus Trece, titulado El Plan V, donde hace referencia a nuestras actitudes respecto a las intenciones del partido para con el gobierno de Pedro Castillo.
En ninguna reunión partidaria, privada, pública, clandestina, o mensaje de texto, etc., se manifestó o insinuó, por mi persona u otro militante, el “propósito de deshacerse de Pedro Castillo y reemplazarlo por Dina Boluarte”, de manera que ella “esté a cargo del discurso del 28 de julio”. ¡Qué tal conjetura periodística gratuita! Aquí cabe citar perfectamente a Lenin, quien en casos semejantes habría dicho: “esto ya no es un error, sino una estupidez”.
En verdad, la renuncia se le pide al Presidente porque mientras el Partido decía no ser la bancada oficialista, tenía sin embargo al mandatario como militante: una incoherencia total, que tuvimos que corregir ante la mirada del pueblo. Para entenderlo de otro modo, el Partido decidió regularizar sus documentos tanto orgánicos como históricos. Y es que, en realidad, Pedro Castillo, como lo ha manifestado en televisión, siempre tuvo una militancia puramente electoral, no una de naturaleza convicta y confesa, razón por la cual, frente al pedido de renuncia, las bases nos han reprochado señalando por qué se tomó la decisión muy tarde.
El Partido no tiene ninguna intención de inhabilitar, suspender o vacar a Pedro Castillo; jamás asumió semejante posición, pero sí mantiene una postura crítica a lo que cree cuestionable, sin que eso pudiera significar plegarse a la derecha. Para nosotros, el parámetro que define si estamos con el pueblo o contra él es el programa del partido, no el Presidente.
Debo manifestar que estoy contra el golpismo del Legislativo al Ejecutivo, pero también contra el golpismo al Legislativo que promueven algunos del Ejecutivo. No puede ni debe haber una doble moral en la izquierda. Si la joven democracia eligió un parlamento mayoritariamente de derecha debe respetársele, así como eligió a un Presidente de izquierda que debe ser respetado.
La censura al ministro del Interior responde a la persecución brutal, a los reglajes legales e ilegales de los que son víctimas los dirigentes y autoridades del partido, incluyendo a los congresistas Waldemar Cerrón y Guido Bellido, a los allanamientos repetitivos a nuestros locales, al pedido de prisión de mi persona y de la personera legal nacional, Ana Córdova, por parte de la Dircote, cuando esto último debiera solicitarlo la Fiscalía contando con pruebas reales, que estamos seguros que no existen.
Es cierto que todo ello no fue iniciativa del ministro censurado, pero ocurre que el problema es el continuismo e indiferencia ante los abusos mencionados, pero también es obvio que el Presidente lo sabe y lo permite. Se persigue al Partido, pero con el otro rasero se permite la fuga de personajes que han embarrado la institucionalidad del gobierno y también del Partido. ¿Debía acaso mantenerse neutro el partido?
En cuanto a la censura de la ministra Betssy Chávez, debe quedar claro que el partido no se sumó al operativo porkifujimorista. Lo digo ahora al no existir ya obligaciones ni contemplaciones de camaradería, en verdad fue el nivel más alto del Ejecutivo el que solicitó, mediante un congresista, que la bancada vote por la censura a la ministra de Trabajo; luego se insistió en el pedido mediante un portavoz a quien le encargaron lo mismo. Pero debe quedar claro que ninguna de las dos circunstancias influyó para tomar nuestra propia postura, ni el encargo del Ejecutivo, ni la presión derechista. Tanto la censura de Chávez como la de Senmache, una vez debatidas en el seno partidario, se dieron porque el Partido tenía su propio pliego.
De otro lado, es cierto que la vicepresidenta Boluarte se ha comunicado conmigo, su llamada, mediante un intermediario, me sorprendió; pero debo manifestar que el Partido no concertó absolutamente nada con ella; es más, no tiene nada que deliberar ni pactar con dicha persona, desde el momento en que la señora negó su pertenencia al Partido. Al igual que al Presidente, se le dio el plazo necesario para renunciar porque no queremos dañar a nadie, aun cuando haya habido ingratitud con nosotros.
Lo que hice fue trasmitirle brevemente la decisión del Partido, ya que después no había nada más que conversar. Ciertamente, el acuerdo partidario fue no apoyar ninguna iniciativa de inhabilitación, suspensión o vacancia para nadie, porque respetamos la democracia más que los que a voz en cuello dicen hacerlo, aunque suene paradójico. No se condicionó nada a cambio: esa es la moral de Perú Libre, no somos mercantilistas, somos socialistas.
Tampoco hay algún plan de “extorsión” como suele hacer la prensa parametrada; no hay Plan V, aunque sí Plan B. Si el partido no confía en el Presidente, menos en la Vicepresidenta, obviamente no puede haber maniobra sustitutoria, según se empeña en decir el señor Hildebrandt.
Nos califica de sectarismo sombrío, pero lo que él no quiere reconocer es su complicidad, o en todo caso, no se tiene la valentía de mostrarse de acuerdo con la captura del Estado, desde la sombra, por parte de los caviares. Decorosos oficiales de la PNP saben hace mucho tiempo quién es el ministro del Interior de facto en el Perú desde hace más de una década, me lo han manifestado y probado; igual infiltración ocurre en otras instituciones del Estado. No negamos nuestra posición de clase; Perú Libre es antagónico respecto de la derecha, pero además es negación de los caviares.
Si sale el Presidente y entra la Vicepresidenta, los únicos beneficiados serían los caviares, quienes la han rodeado, y Hildebrandt pertenece ciertamente a ellos. Así como el director afirma difamatoriamente que soy el poder en la sombra, también podría yo pensar que Hildebrandt fue el titular de Economía en la sombra, poniendo como punta de lanza a uno de sus articulistas, ambas incoherencias, por cierto.
Como corolario, puedo añadir respetuosamente que Hildebrandt, además de caviar inconfeso es un anarquista, lamentablemente un símil de González Prada, alguien que criticaba mucho, pero no organizaba nada para cambiar este país, practicando un materialismo contemplativo que lo mantuvo muy por debajo del pedestal sobre el que se yergue un Mariátegui.
Origen y rol de las Organizaciones No Gubernamentales
Vladimir Cerrón
Antonio Gramsci manifestó que en las sociedades modernas el poder estatal está compuesto de dos partes, una oficial y otra extraoficial, una restringida y otra ampliada.
Utilizando estas dos últimas palabras Gramsci definía así la existencia de un Estado Restringido, compuesto por los tres poderes ampliamente conocidos, el Ejecutivo, el Judicial y el Legislativo. Esta composición del Estado es la información que llega a la población en general, es la que se enseña en la educación oficial, se propaga por los medios de comunicación y el clero las invoca y respeta.
En realidad, eso no es toda la composición, sino que existe un Estado Ampliado, muchas veces más fuerte que el Restringido, constituido en el sector privado por los grandes empresarios nacionales y extranjeros y en la población mediante organismos que se hacen llamar Sociedad Civil, actualmente dominada por las Organizaciones No Gubernamentales (ONG).
Bajo el término de Sociedad Civil tienen el objetivo de hacerle sentir al pueblo que son parte de él, sin embargo, es todo lo contrario. Si bien es cierto que el término Sociedad Civil fue mencionado por Marx como una esperanza para la revolución, no se refería a las ONG que en aquel entonces no existían, sino al pueblo como parte de la reserva revolucionaria.
Hábilmente el término de Sociedad Civil fue apropiado por sectores de la socialdemocracia, en su afán de mimetizarse políticamente, pero que en realidad son organizaciones del sistema internacional globalista o como decía Rafael Correa son organizaciones de otros gobiernos dentro de nuestro gobierno.
Así, la misión primordial de las ONG es resguardar el núcleo duro del poder político, el núcleo del capitalismo, el núcleo del neoliberalismo actualmente, frenando los impulsos revolucionarios.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el año 1946, nacieron estas ONG, para coadyuvar a tomar el control mundial por las potencias vencedoras, reducir al concepto de estado nación y sujetar a los países a organismos internacionales.
En 1968 pasaron a integrar los consejos consultivos de la ONU y se multiplicaron de manera impresionante en la década del 70. Estas organizaciones en su afán de permanecer camufladas tienen una característica de manejar un lenguaje anti estado y con ello acercarse al pueblo, mientras este es miope políticamente para identificar su verdadero rol.
Como antecedente podemos evocar que en antaño Estados Unidos diseñó un plan asistencialista para América Latina, con fines de evitar futuros levantamientos como lo sucedido en Cuba, asimismo, dio pase a la Reforma Agraria en 1959, sacrificando al gamonalismo, pero asistiendo al nacimiento de la nueva oligarquía.
En el Perú arribaron los Cuerpos de Paz de la Alianza para el Progreso, organismo gubernamental que una vez identificados y revelados su verdadero plan pro imperialista norteamericano, fueron rechazados por la comunidad universitaria nacional y luego por el pueblo en general. Frente a este fracaso, Estados Unidos dio un giro en su táctica, pero sin cambiar la estrategia, pasó de las organizaciones gubernamentales a las no gubernamentales y de esta forma evadían la paternidad de la intromisión extranjera.
Ahora, la pregunta sería ¿Cómo así las ONG consolidan el núcleo duro del neoliberalismo?, veamos un ejemplo. En el Perú existen las ONG de Derechos Humanos, al haber sido un país violentado por el terrorismo subversivo y de Estado. Se crearon diferentes ONG respecto al tema.
Por ejemplo, cuando una ONG identifica a las organizaciones primigenias de familiares de víctimas del terrorismo, va a la caza, y les ofrece resolver sus problemas, pero esa resolución tendrá un costo “imperceptible” y no será económico.
Efectivamente, la ONG convoca a sus dirigentes y les dice que de todo el pliego de reclamos ellos pueden solucionar de manera inmediata cerca del 60%, pero deben renunciar al 40% de los mismos, caso contrario, sin la ayuda y condición de ellos, será una gestión interminable y posiblemente estéril. Los dirigentes aceptan, pero viene la otra condición deben empadronarse renunciando a su gremio y a sus convicciones políticas, es decir, concurren a la ONG de manera agremial y apolítica. Luego viene el informe, cada empadronado tiene que contar sus verdades y aspiraciones, una vez conseguido esta información va hasta el Departamento de Estado. Pasado un breve tiempo efectivamente, la ONG que ha actuado como un intermediario entre las personas u organizaciones con las estructuras del poder estatal, resuelven el 60% de los problemas prometidos y ellos mismos se convierten en voceros gratuitos de la ONG y están atentos a sus convocatorias.
En conclusión, la ONG tiene la misión de destruir la organización primigenia del pueblo, hacerles renunciar parte de sus derechos reclamados a cambio de rapidez en la solución de la otra parte, obtener información de inteligencia de primera fuente, empadronar a los beneficiarios y crearles una psicología económicamente y políticamente dependiente, introducirse en los bolsones sociales necesitados o críticos para su vigilancia, control y manejo, evitar que una vez consolidada el pueblo sienta que crear su organización no es necesaria al existir ellos.
Pero, todo esto cuesta dinero y viene la otra pregunta ¿Quién paga los gastos? Inicialmente los Estados Unidos, mediante sus organizaciones gubernamentales y transnacionales desplegadas, luego van comprometiendo al sector empresarial nacional y finalmente al tesoro público estatal.
Para Estados Unidos es una cuestión de imperialismo y colonialismo resguardar lo que ellos han considerado a América latina su “zona no negociable”, “parte de su identidad” o “espacio vital”, por tanto, los financiamientos vienen ordenados por la propia política exterior norteamericana, así como se financia a los adversarios de los países del eje socialista en el continente.
Respecto al financiamiento de parte de los grandes empresarios nacionales, viene dado por la obligación económica y “moral” de quienes van a beneficiarse de la verdadera barrera de defensa social para que sigan operando, razón del por qué financian ONG que van preparando el terreno para sensibilizar a las comunidades y permitir la explotación de sus recursos naturales, apaciguar protestas frente a la contaminación ambiental, neutralizar los abusos laborales, entre otras cosas. En conclusión, es la casta empresarial quien financia a los adormecedores del pueblo, en el Perú quienes exploran, explotan, transportan, distribuyen y venden el recurso minero, gasífero, petrolero e hidroenergético, fundamentalmente.
Otro objetivo trazado por las ONG es sustituir al Estado en los sectores que ellos denominan sociales, por ahora. En el Perú el gabinete está compuesto por 19 ministerios aproximadamente la mitad son conocidos como los sociales y la otra mitad como los productivos.
Los denominados sociales, como son educación, salud, trabajo, cultura, inclusión social, justicia, premierato, etc., son en la práctica controlados por USAID, mediante las llamadas consultorías y la otra mitad denominada los productivos como energía y minas, transporte, producción, agricultura y riego, etc., son controlados por la asociación de grandes empresarios llamada CONFIEP. Debemos advertir que entre ambos existe un pacto tácito que consistente en que los empresarios no se meten a ser consultores y los consultores no se meten a hacer empresa. A esto es lo que Gramsci denominada el Estado Ampliado.
Las consultorías que no son más que ONG hacen todo el trabajo de un ministerio, han duplicado prácticamente el ministerio en la parte privada. Los trabajadores estatales ganados por la burocracia parasitaria todo acto laboral termina por derivar a las consultoras, es posible que reciban comisiones por ello, trabajan solamente como semáforos. En conclusión, USAID hace nuestras políticas de Estado en cada ministerio, ellos gobiernan.
Si analizamos el presupuesto del año fiscal 2021, año en que gobernaba el presidente Francisco Sagasti, conocido consultor de ONG, presupuestó el 6% para la educación, monto similar para la salud y menores montos al resto de ministerios, sin embargo, para el rubro “Gestión y Consultorías” presupuestó un 16%, es decir, el triple de lo que dedica a la educación en el país.
Para la visión liberal, las ONG deben reemplazar parcialmente los servicios de protección social del Estado, mientras que para la izquierda (Caviar) son el nuevo vehículo para canalizar los reclamos de justicia tras el colapso de la alternativa socialista (1).
Esta es la forma cómo el Estado termina financiando a las ONG con el tesoro público, revestidas de “consultorías”, las que se han vuelto en la nueva modalidad de corrupción a gran escala y saqueo del Estado peruano. Así, el pueblo termina pagando a su propio verdugo. Finalmente es de acotar que la tendencia es que los Estados paguen totalmente las consultorías y prescindan en cualquier momento del financiamiento exterior.
Respecto al financiamiento exterior, y también interior, las ONG están exoneradas de fiscalización por ser entes no gubernamentales, no los puede fiscalizar el Congreso de la República, la Contraloría, la Fiscalía, etc., es decir, bien pueden estar obteniendo fuentes oscuras de financiamiento bajo la protección de la inmunidad diplomática.
Michel Chossudovsky. Fabricando disidencia. Globalistas y élites controlan los movimientos populares. https://rebelion.org/globalistas-y-elites-controlan-los-movimientos-populares/
¿Cómo un sindicalista de provincia llegó a la Presidencia de Perú? En un país que quedó fuera del «giro a la izquierda» regional de los años 2000 y de los levantamientos indígenas de otros países de la región, y que hizo de la continuidad del modelo económico un dogma de fe para cualquier candidato que buscara llegar a la jefatura de Estado, las elecciones del 6 de junio pasado provocaron un terremoto político. Habrá que ver si es el anuncio de una reconciliación del país consigo mismo o el anticipo de nuevas crisis políticas.
Por Zaraí Toledo Orozco*
Nueva Sociedad, 25 de octubre, 2021.- Un sindicalista de Chota, una de las provincias más pobres del Perú, le ganó la Presidencia a la tres veces candidata, ex-congresista y heredera del partido más rico e importante de derecha. Tras el colapso sanitario y una larga crisis política que dejó tres presidentes en cuatro años, Perú ha quedado dividido en dos partes casi iguales. Una, que votó por Keiko Fujimori, predominantemente limeña, urbana y costeña, quedó en pánico luego de oír por meses que el comunismo le va a quitar todo. La otra, compuesta por votantes de bajos recursos de zonas rurales, andinas y amazónicas, eligió que Perú inicie el bicentenario de su independencia liderado por Pedro Castillo, un presidente de izquierda, maestro, rondero (1), cercano al evangelismo (2) y completamente ajeno a la política limeña, de quien mucho se dice, pero casi nada se sabe.
Ninguno de los candidatos representaba el sentir de las mayorías. Ambos pasaron a segunda vuelta con votaciones menores a 20%, solamente explicables a partir del alto grado de fragmentación política. De un lado estaba Fujimori, la lideresa que promovió dos intentos de vacancia presidencial tras perder las elecciones pasadas y quien, como en anteriores ocasiones, tuvo como única consigna evitar que se tocaran las políticas neoliberales que implementara su padre, el ex-presidente hoy encarcelado Alberto Fujimori. Del otro estaba Castillo, un candidato improvisado e inconsistente, que se postuló por el partido Perú Libre, cuyo líder, el polémico Vladimir Cerrón, redactó un programa político autodefinido, sin ahorrarse adscripciones, como antiimperialista, mariateguista, socialista y marxista-leninista. Al fiel estilo de la izquierda sudamericana de los 2000, las únicas propuestas concretas de Castillo fueron el cambio constitucional y la expansión en el acceso a servicios públicos. Pese a los serios temores que provocaban ambas candidaturas, luego de la primera vuelta comenzó una pomposa pero incoherente campaña en la que Fujimori hija se autoproclamó como la única representante de la estabilidad, la democracia y hasta del capitalismo.
Varios politólogos han dicho que esta elección pone un fin al consenso alrededor del modelo económico peruano
Varios politólogos han dicho que esta elección pone un fin al consenso alrededor del modelo económico peruano. Dicen que buena parte de los electores puso en duda las políticas de libre empresa implementadas desde la década de 1990. Algunos hablan de un voto de protesta. Dicen que los peruanos, molestos por la ineficiencia estatal expuesta en la pandemia, buscan cambios radicales. Otro grupo dice que los «excluidos», carentes de representación política, han volcado su malestar hacia la opción más antiestablishment. La crisis no solo es política sino también, y sobre todo, dicen, institucional.
Todo esto es real y, sin embargo, nada de ello es nuevo en la política peruana. Las preocupaciones formales de los analistas habituales no alcanzan para explicar la amplia alianza entre los líderes de derecha y centro, el sesgo mediático, las campañas publicitarias del miedo financiadas por empresarios en las provincias e incluso la militancia de presentadores e influencers limeños. En más de 20 años de democracia, el mayor consenso al que llegaron las elites urbanas en Perú es que nada debe cambiar. Ni en relación con el manejo y el rol estatal, ni con la forma de generar riqueza y redistribuirla ni, sobre todo, con quienes pueden tener acceso al poder. Junto con el pánico ciudadano a un cambio radical de modelo político o económico, esta elección develó el miedo de una clase política a que «el otro» pueda tambiénquerer comer del pastel.
Los dos Perú
Desde hace 20 años, al país se lo puede leer de dos formas. En Perú hay alternancia en el poder. ¡Es el milagro peruano! Es una de las economías que más creció, con estabilidad financiera y gran capacidad para atraer inversiones extranjeras. Es un país donde el empleo urbano aumentó y la pobreza descendió consistentemente. Al mismo tiempo, Perú es un país donde la desigualdad va en aumento, con una mayoría que trabaja en el sector informal, o en el formal pero sin derechos laborales, con servicios básicos precarios o inexistentes en varias regiones y tremendamente racista contra su población andina y amazónica.
A Perú no se lo lee por filiación partidaria sino por ubicación geográfica
A Perú no se lo lee por filiación partidaria sino por ubicación geográfica. Mientras más lejos se esté del «milagro peruano», menos se cree que este sea real. Consistentemente, las zonas rurales más pobres, indígenas o campesinas, que para su supervivencia dependen más de la autoorganización que del Estado, votan en las elecciones presidenciales por opciones políticas que prometan más Estado, oportunidades y reivindicaciones socioculturales. Por su parte, las zonas costeñas, desérticas y urbanas tienden a votar por opciones más de derecha, casi siempre de la mano de los distritos más ricos de Lima. A estos dos grupos solamente los une el conservadurismo social. En el medio, una clase media frágil, sin preferencias muy definidas, juventudes apolíticas y microempresarios que, abandonados a su suerte por el Estado, se han echado a los hombros la economía local. Resignado a pagar a empresas privadas por servicios básicos de calidad mediocre, este último grupo vive aterrorizado de que una crisis política lo haga perder todo lo que a duras penas ha logrado.
La división no es casual. La clase política capitalina supo aprovechar muy bien el crecimiento macroeconómico proveniente principalmente de los altos precios de los minerales para asentar un discurso de statu quo. En Perú no hubo un giro a la izquierda como en la mayoría de los países vecinos. Tampoco reformas de peso para la mejora de servicios, como en Uruguay y Costa Rica. Mucho menos se vio el ascenso de movimientos sociales indígenas, estudiantiles o de trabajadores como en Bolivia, Ecuador, Chile y Argentina. En Perú, los políticos han dicho que para estar mejor no hay que hacer nada. La representación, las reformas y el cambio son accesorios, cuando se sabe que la inercia es rentable. Incluso los partidos con mayores recursos de derecha parecen haber perdido la ambición de hacer política de verdad. En materia ideológica y de política pública, nada distingue a un político de Acción Popular de uno de Alianza por el Progreso o Fuerza Popular. Unidos por un pacto tácito de mutua protección, a nuestros políticos les es fácil cambiar de causas y rotar entre partidos, utilizando como único recurso de diferenciación la anécdota, el impasse y una que otra denuncia en Fiscalía.
No es que la ciudadanía no esté viva. Perú es el país con el mayor número de conflictos socioambientales de la región (3) y también tiene un elevado porcentaje de autoridades subnacionales revocadas por corrupción (4). No obstante, sin políticos con ambiciones de representación y con una estructura mediática centralista, es difícil que un peruano de las zonas urbanas o costeñas sepa qué reclaman sus compatriotas del sur o el oriente, y menos que se armen coaliciones nacionales. No se enteran de los largos viajes de las autoridades municipales rurales a los ministerios en Lima para conseguir más maestros para sus escuelas o simplemente acceso al agua. Tampoco saben de los reclamos ciudadanos por obras sobrevaloradas o malversación de presupuestos. Un peruano de las zonas urbanas no sabe nada hasta que la televisión le muestra un paro regional, una carretera bloqueada o un grupo de «radicales» dibujados como amenazas a la estabilidad nacional. Perú ha crecido en reservas económicas y capacidad de gasto, pero adolece de empatía. Sigue sin poder cuestionarse la raíz de sus problemas porque lo han asustado diciéndole que lo que ese «otro peruano» quiere es arrebatarle todo lo que él ha logrado.
La prensa, ¿espejo del país?
Con un país escindido, las elecciones se convierten en el único momento en que todos valen igual; pero ¿se puede ser ejercer la democracia en un país que no se conoce a sí mismo? El imaginario de nación del que hablaba Benedict Anderson está principalmente representado por lo que los ciudadanos de hoy alcanzamos a ver en los medios de comunicación masivos. El problema es que en Perú la prensa ha elegido ser un jugador, más que un narrador de la realidad. Desde la primera vuelta del 11 de abril pasado, los medios hicieron una cobertura tendenciosa de las preferencias electorales, siempre dando más luz a las nueve versiones de la derecha que participaron de la contienda. De un total de 603 entrevistas en campaña, Alberto Beingolea, del Partido Popular Cristiano (conservador), que hace ya décadas no tiene nada de «popular», fue entrevistado 121 veces, mientras que Pedro Castillo solamente 17 (5). El primero no llegó a 2% de los votos y el segundo ocupa hoy la silla de Pizarro.
¿se puede ser ejercer la democracia en un país que no se conoce a sí mismo?
Todo fue cuesta abajo durante el balotaje. Si ya era una campaña rica en miedos y pobre en propuestas, los medios la empobrecieron todavía más intercambiando la investigación por el proselitismo. Durante semanas, hubo numerosas tapas en los diarios nacionales contra Castillo y ninguna contra su contrincante (6). En las provincias, las noticias anunciaban la llegada de una suerte de mezcla entre comunismo y madurismo encarnada en cholos que, envalentonados, se apresuraban a invadir las casas de la «gente de bien». En televisión, constantemente se desafiaban las leyes de medios que norman neutralidad e imparcialidad. Los conductores de los programas juveniles más vistos aireaban la bandera nacional y repetían los lemas de campaña de Fujimori meneando sus rubios y musculosos cuerpos, al tiempo que sostenían las botellas de jugo que les tocaba promocionar en el siguiente bloque.
Casi todos los medios de prensa emitieron comunicados explicando que los dueños tenían derecho a establecer una línea editorial. En retrospectiva, los mensajes parecían amenazas. Luego de que tanto las encuestadoras como el conteo de la autoridad nacional indicaran que Castillo había ganado, los medios iniciaron una campaña de negación y desinformación. El ya viejo deporte del terruqueo –acusaciones de terrorismo para descalificar a los adversarios políticos– fue pan de cada día contra quienes reconocían los resultados electorales. Todos los reflectores iban hacia los ex-militares, líderes de ultraderecha y hasta hispanistas que repetían a coro que, de ganar Castillo, se alzarían en armas para «defender la democracia y la paz». A varios políticos les era más fácil argumentar en televisión que la Organización de Estados Americanos (OEA) y Joe Biden habían sido cómplices y compinches de un supuesto fraude que reconocer que el candidato chotano había vencido en las urnas. Incluso los periodistas que cuestionaron esta versión tuvieron que abandonar sus puestos (7).
Así se pospuso la definición de los resultados del conteo final y, mucho peor aún, se arrojó sombra sobre el ideal de que el poder en América Latina se gana únicamente mediante los votos. Si ya las posibilidades de gobernabilidad de los presidentes peruanos estaban socavadas por el uso de las vacancias presidenciales como amenaza cotidiana, la deslegitimación de los resultados electorales abre una segunda caja de Pandora en la región, por la cual los perdedores se ven habilitados por otros poderes para no aceptar su derrota.
Una clase política que ya no representa a nadie, de la mano de una parte de la elite limeña con aires coloniales que emplea los legítimos miedos de un país altamente incomunicado y dividido para decir una vez más que el otro, el que vota distinto, es el enemigo. La democracia, hasta que me convenga: esta parece ser la consigna en el Perú del bicentenario.
La democracia, hasta que me convenga: esta parece ser la consigna en el Perú del bicentenario.
La izquierda
Y aun así, Castillo asumió como presidente. No solamente les ganó a los partidos clones de derecha, sino también al modelo de izquierda implantado desde los 2000. Una izquierda que, urgida por reconstruirse y apartarse de un pasado ligado a los grupos terroristas, volvió a la escena pública con la bandera del compromiso democrático y la inclusión, pero que, al acceder a los cargos de poder, no persiguió cambios profundos. La llamada izquierda «caviar», una izquierda limeña y altamente educada, hacía más esfuerzos para complacer a los sectores más pudientes que para ampliar su base social. Su líder más importante, Verónika Mendoza, probó elección tras elección agradar a la prensa y a la elite limeña moderando sus planteamientos. Olvidó el hecho de que para la mayoría de las regiones en Perú la continuidad significa exclusión. Mendoza terminó sin apoyo popular y sin sumar en las elites, que nunca habían considerado votarla. Ese vacío político fue ocupado por dos personajes de la sierra peruana: Castillo, un novato que encontró la oportunidad de participar en la política a través de la sigla de Perú Libre, el partido del acaso último hombre en el país que cree en la militancia, el médico educado en Cuba Vladimir Cerrón. Aunque su sueño siempre fue encabezar la batalla contra los sectores limeños, de derecha y progresistas desde una identidad «provinciana», Cerrón tuvo que ceder su puesto a Castillo ante la inhabilitación por una condena por corrupción en la región de Junín de la que fue gobernador. Perú Libre no aspiraba más que a conseguir algunas curules, pero en el país de los outsiders muchos vieron en el hombre del sombrero a uno como ellos, capaz de entender lo que es la pobreza y la exclusión. Ya en la segunda vuelta, muchos solamente notaron que no se apellidaba Fujimori. La prensa ha repetido hasta el cansancio que Castillo es títere de Cerrón, pero cada vez es más evidente que ellos persiguen objetivos distintos. A Castillo le interesa convertirse en un político. Cerrón, en cambio, busca desarrollar una estructura política que transforme el país.
Castillo y Cerrón irrumpen en la escena peruana para mover el péndulo de la discusión política del espectro de la derecha y el statu quo hacia el de la izquierda. Su sola presencia obliga a que todos los políticos salgan de sus zonas de confort y discutan qué clase de Estado, de democracia y de política económica quieren defender. Arrincona a los intelectuales, que hasta ahora vivían llorando la fragilidad de los partidos capitalinos, a que piensen cómo entender a las organizaciones políticas de las provincias. Sin hacer concesiones con los sectores más pudientes y sin pactar con los políticos tradicionales, Castillo y Cerrón han hecho además que las elites que antes terruqueaban a Verónika Mendoza hoy rueguen para que su equipo técnico participe del gobierno de Castillo. El cambio es tan brusco que casi uno se pregunta: ¿qué se discutía antes en la política peruana?
La remecida a la clase política limeña, sin embargo, no es suficiente para que Castillo y Cerrón puedan tomar conciencia de su rol y deber para con el país. Tampoco parece que tuvieran las herramientas necesarias para hacer un cambio justo. La izquierda paga el precio de su completa ausencia en la política. Sin renovación de cuerpos y sin militancia, no es capaz de pasar de lo deseable a lo posible. No hay aquí, como en Bolivia, un Luis Arce que pueda traducir los sueños revolucionarios en una política fiscal responsable y con prioridades claras. Los últimos líderes de izquierda en Perú fueron puestos contra la pared para no cumplir lo que prometieron o se resignaron a trabajar con tecnócratas sin espíritu político, dispuestos a trabajar con cualquier gobierno y, por ello, favorecieron que nada cambiara. Desde los años 2000, la vida política de la izquierda está sujeta a su promesa de no gobernar con políticas de izquierda. El problema es que, habiendo ganado por un margen mínimo y con el país polarizado, Castillo tiene que actuar rápido y de forma efectiva.
Desde que empezaron los enfrentamientos entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, la política se ha vuelto una competencia por ver quién logra llegar vivo al fin de su periodo, al costo que sea.
Al mismo tiempo, desde antes de que le impusieran la banda presidencial, Castillo tiene una guillotina con su nombre estampado. Los fantasmas de Pedro Pablo Kuczynski y de Martín Vizcarra que penan por los pasillos del Palacio de Gobierno le recuerdan al nuevo presidente que, sin mayorías, el Congreso no le va a dar tregua. Ambos ex-presidentes eligieron premieres y gabinetes conciliadores de centro y hasta cedieron ministerios a la derecha a cambio de su supervivencia. Ambos fueron destituidos. Con todos estos peligros, la nueva izquierda parece no definir su estrategia para asegurar gobernabilidad –no tiene claro si debe optar por la lealtad política o por la eficiencia–. El gabinete de dos cuerdas refleja muy bien cómo este dilema sigue sin resolverse. Por una parte, hay una facción compuesta por «fuerzas de choque», con figuras de izquierda radical como el premier Guido Bellido, apologista del grupo terrorista Sendero Luminoso; nostálgicos de la Revolución Cubana, como el ministro del Exterior Héctor Béjar (quien debió renunciar por declaraciones sobre el origen del terrorismo en el país); y partidarios de Perú Libre sin experiencia alguna en sus áreas, pero que ya empezaron a distribuir puestos. El otro grupo tiene técnicos y profesionales como el ministro de Economía Pedro Francke, el de Educación Juan Cadillo y las carteras de Agricultura, Mujer y Justicia, que tienen una doble tarea: generar mejoras inmediatas para calmar el pánico y salvar la imagen de los primeros. Aunque obsesionados por ser distintos, Castillo y Cerrón están por imitar a sus predecesores: buscan sobrevivir antes que realmente gobernar. Desde que empezaron los enfrentamientos entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, la política se ha vuelto una competencia por ver quién logra llegar vivo al fin de su periodo, al costo que sea.
El futuro
A Castillo se le pide que designe a personas menos radicales, con credenciales éticas y más preparadas. La solicitud, que más parece ultimátum porque llega con la amenaza de vacancia bajo la manga, viene de tremendo púlpito. Se lo reclaman los partidos y políticos que llevaron al Congreso a pastores evangélicos que llamaban a la lapidación de las mujeres lesbianas, a viceministros hoy presos por malversación de fondos y a jóvenes ministros con el único mérito de ser el mejor amigo del hijo del premier. No queda claro si lo que les molesta es la insolvencia profesional o el hecho de no haber sido invitados al festín.
Otros sectores más centristas le piden además al nuevo presidente que traicione a su partido y pase a un proceso de ollantización; es decir, que siga el camino del ex-presidente Ollanta Humala, que reniegue de todo lo que dijo que haría y deje las cosas como están. En estos momentos, sin embargo, cuando ya se activó una campaña de especulación y hay miedos reales sobre el futuro de la estabilidad económica, esta no es una opción. Un gobierno estático está condenado a padecer la pérdida de credibilidad y la fuga de capitales. Peor aún, mantener la inercia equivale a crear un caldo de cultivo para la emergencia de líderes más radicales.
Los peruanos sabemos que, ante la poca o nula representación de los partidos, en el país se ha creado un sistema de relación directa entre el Poder Ejecutivo y la ciudadanía, en el que esta última es quien ejerce contrapesos para apoyar a presidentes que percibe como reformistas. Castillo tiene el deber de enmendar sus objetivos políticos no para complacer a una clase política que va a petardear su gobierno sin importar sus decisiones, sino para ser consecuente con lo que los peruanos vienen reclamando y, por lo tanto, para convertirse en su representante. Esto es, ampliar la presencia del Estado en todo el país y construir una institucionalidad que otorgue mayor presencia a los intereses de los sectores hasta ahora excluidos. Por el contrario, trabajar con la misma gente acostumbrada a negocios turbios o antiderechos o caer ante el nepotismo le quitará la calle y lo dejará solo ante una oposición que ya saliva con la idea de que el caos en el país le devuelva sus cuotas de poder. Castillo no es Evo Morales ni Luiz Inácio Lula da Silva, no viene empoderado por los movimientos sociales ni respaldado por los trabajadores organizados. Mucho menos tiene la experiencia política que ambos poseían al momento de llegar al poder. Sin embargo, los orígenes y la piel de Castillo lo colocan en un lugar único para mostrarle a una sociedad en la que se diseñan edificios con ascensores aparte para que los cholos no compartan espacio con sus patrones que todavía podemos perseguir el sueño de ser iguales. En concreto, el presidente tiene un capital social que debería traducirse en la creación de puentes de comunicación con un sector marginado que le permitan al Estado escuchar demandas, prevenir conflictos e implementar soluciones que vengan de los propios afectados por la política. Tiene una oportunidad para llevar a esta gente a ser parte de las reglas del Estado.
Aunque a varios los incomode, promover la legitimidad de las instituciones pasa por hacer ver que ni la elite, ni la prensa y mucho menos el jefe de un partido están por encima de las leyes.
Quienes solo se apoyan en ese primer punto, sin embargo, terminan hundidos en el personalismo y socavando las reglas del Estado. Por ello, el nuevo gobierno tiene también el mandato de que la política sirva para legitimar el papel de las instituciones. Esto significa asimismo hacer ver que estas instituciones pueden estar al servicio de todos: pueden dar seguridad jurídica a los medianos y microempresarios, promover salud de calidad, fiscalizar y sancionar. Aunque a varios los incomode, promover la legitimidad de las instituciones pasa por hacer ver que ni la elite, ni la prensa y mucho menos el jefe de un partido están por encima de las leyes.
Notas:
(1) Las rondas surgieron como organizaciones campesinas de defensa contra el hurto de ganado, pero con el tiempo se transformaron en poderes autónomos para la toma de decisiones y administración de territorios comunitarios. Sobre el origen de las rondas, v. Orin Starn: Reflexiones sobre rondas campesinas, protesta rural y nuevos movimientos sociales, IEP, Lima, 1991.
(2) Su esposa y una de sus hijas pertenecen a la Iglesia del Nazareno y él participa a menudo de sus oraciones.
(3) V. Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina, www.ocmal.org.
(4) Yanina Welp: «Recall Referendums in Peruvian Municipalities: A Political Weapon for Bad Losers or an Instrument of Accountability?» en Democratization vol. 23 No 7, 2016.
(5) Grupo de Investigación de Partidos y Elecciones (gipe): «Tabla: Entrevistas a candidatos presidenciales en televisión: 1 de enero – 11 de abril», Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2021.
(6) Unión Europea, Misión de Expertos Electorales – Perú: «Elecciones generales 11 de abril de 2021. Segunda vuelta presidencial 6 de junio de 2021. Informe final. Periodo de referencia 15 de marzo – 19 de julio de 2021», 2021, disponible en https://eeas.europa.eu/sites/default/files/eu_eem_per_2021_fr_es.pdf.
(7) El programa dominical político más visto en televisión, Cuarto Poder, enfrentó la renuncia masiva de su equipo periodístico luego de que sus integrantes se opusieran al pedido directivo de hacer una cobertura favorable a Fujimori y contraria a Castillo. «Mordaza en Cuarto Poder: Periodistas renuncian por desacuerdo» en El Perfil, 8/6/2021.
— * Zaraí Toledo Orozco es doctora en Ciencia Política por la Universidad de Columbia Británica, Vancouver. Investiga sobre desarrollo del Estado andino, manejo de recursos naturales e informalidad. Actualmente es investigadora posdoctoral en el Center for InterAmerican Policy and Research (CIPR) de la Universidad Tulane, Nueva Orleans.