Vladimir Cerrón (*)
La frase que inmortalizara Lenin: “Un paso adelante, dos pasos atrás”, no es comprendida cabalmente por nuestros camaradas y menos por nuestros aliados. Sin embargo, esta frase es la que puede explicar magistralmente la crisis política actual.
Los aliados, son aliados, no son militantes, ellos acompañan hasta cierto punto, no es obligación de ellos llegar a la meta final, no debe sorprendernos nada, se unen con intereses comunes, no idénticos, hasta derrotar al enemigo mayor; pero en el tramo de esta alianza, desde su nacimiento hasta el logro de su objetivo, se gesta un nuevo campo de batalla donde lidiarán los aliados para tomar la hegemonía política, decía Lenin.
Debemos una autocrítica pública sobre el triunfo de Perú Libre a las masas peruanas para entender la situación política actual. La categoría dialéctica de necesidad y casualidad, podría explicar este fenómeno, pues teníamos la necesidad de participar en las elecciones, nuestro cálculo era pasar la valla y colocar una bancada que allanara el camino a la presidencia, matemáticamente era posible, no planificamos un triunfo presidencial, pero la casualidad hizo su trabajo tras iniciarse la pandemia.
Pedro Castillo no estaba en el cálculo de nuestros planes iniciales, su presencia se origina frente a la imposibilidad de la candidatura natural de Perú Libre, a la flexibilidad brindada por el Partido aceptando su postulación, pero también debemos reconocer al espacio mediático que el candidato había ganado tras la huelga magisterial del 2017. Así, el triunfo presidencial responde a la casualidad objetiva, eso es una realidad y todos los peruanos lo saben. Es así como se consuma el “paso adelante”.
Si asumimos esta realidad, podremos explicarnos el motivo por el que no podríamos exigirle al hoy Presidente una revolución, porque “la revolución no se hace, sino que se organiza” (sic), el candidato no estaba preparado para enfrentar una circunstancia como esta desde el Ejecutivo, lo que contrariamente, sí podríamos exigirle en el Legislativo a la bancada militante, mas no a la bancada no militante. Aquí empiezan los “dos pasos atrás”.
Llegamos al gobierno, dimos este “paso adelante”, pero luego entregamos el gobierno económico y social a la derecha disfrazada de centro o caviar, esos son los “dos pasos atrás”; además de advertir el fraccionamiento de la alianza de bancada, en la práctica bolcheviques y mencheviques se van poniendo en evidencia. Esta es la gran lección de Lenin que sigue vigente.
Ahora, también debemos puntualizar al respecto de lo que se especula acerca de la ruptura de la bancada, pero en realidad no podría dividirse lo que nunca fue único, se divide lo que se constituye en partes y la bancada siempre fue expresión de dos nítidos componentes, de la militancia nata del Partido y los aliados del sindicato magisterial, no hay nada nuevo que descubrir, solo oficializar.
Aluden que el Partido y su líder estarían fomentando una división en la bancada, cosa absurda, porque no somos nosotros quienes patrocinamos la inscripción de dos nuevos partidos desde el Ejecutivo en complicidad al ala magisterial.
Se le quiere endosar al Partido la irresponsabilidad de haberse pasado a la oposición, pero en realidad los que pasaron a la oposición son los que renunciaron a luchar por sus propuestas primigenias, como la Asamblea Constituyente, la renegociación de los contratos lesivos al Estado y la recuperación de la administración soberana de nuestros recursos naturales, y arriaron sus banderas.
En el último debate del Pleno acerca del voto de confianza para la investidura del nuevo gabinete, los parlamentarios de Perú Libre defendieron su postura con una precisión diáfana y revolucionaria, tanto que después de más de tres décadas de opresión hoy podemos decir que existe una verdadera bancada de izquierda, una bancada del pueblo.
Muchos ven una tragedia desesperante si no se otorga la confianza al nuevo consejo de ministros, pero no olvidemos que toda crisis también puede ser una oportunidad de recomponer, reorientar y rectificar el rumbo político del gobierno, pues discrepar no es más que una forma de encontrarse, decía Flores Galindo.
A nosotros también nos interesa que el gobierno vaya bien, nuestra única disyuntiva es la composición del gabinete que ha aumentado su cuota caviar y de oportunistas. En el I Congreso del Partido del 2021 se dejó claro que: “si el gobierno se desvía, el Partido rectifica la línea, o viceversa”, ciertamente tenemos la misión de salvaguardar la dignidad de nuestra organización y del pueblo que ha confiado en su proyecto, cualquier acierto o desacierto gubernamental recaerá sobre las espaldas del Partido.
Siempre decimos que no hay crítica mala o buena, simplemente la crítica es una gran herramienta, pero debe utilizarse como medio y no como fin. En esta perspectiva, tras la crítica, nos hemos dado la tarea de buscar las firmas para la Asamblea Constituyente como parte de la lucha, pero a la vez como un motivo de organización popular, que de realizarse vendría a convertirse en el nuevo y verdadero poder político.
En la lucha contra el neoliberalismo el pueblo se organiza de diferentes formas, como los sindicatos de maestros, de pensionistas, colectivos juveniles, foros públicos, organizaciones culturales, movimientos, partidos y bancadas parlamentarias. Lenin decía que desde estas últimas no se podía hacer la revolución, eso es muy cierto, pero tampoco podría hacerse desde las demás unilateralmente, por ello era necesario que alguien se ponga a la cabeza, en este caso el Partido, y se organice un parlamento extraoficial, aceptando la jerarquía del Partido, bajo la única condición de que el Partido se subordine a los intereses propios del pueblo.
Esta es la razón por la que para el Partido no le es esencial una apertura, cierre o reapertura del congreso, es más, ya hemos tenido la oportunidad de ver el cierre de dos congresos y los que los han sustituido en nada se han diferenciado y no han coadyuvado a los objetivos populares.
Este razonamiento se colige al no ser nuestra intención promover un cierre del parlamento y menos una vacancia presidencial como le han hecho creer al Presidente los tibios y movacos, quienes le han metido a la cabeza que el rol histórico de Perú Libre es fácilmente sustituible con un paquetón de firmas, en su afán de capturarlo.
El futuro evidenciará quiénes son los que adulan, quiénes los oportunistas, quiénes los enemigos, quiénes los que privatizan las victorias del pueblo para usufructuo propio o de grupo y quiénes los de siempre críticos pero consecuentes. Es cuestión de que las agujas del reloj sigan su avance infinito, en la que hemos visto pasar tantos de ellos, y solo algunos quedan eternamente vivos aun así hayan muerto.
*Secretario General del Partido Perú Libre