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DISCURSO

Discurso del Dr. Rodolfo Cerrón-Palomino en la condecoración Honoris Causa

Texto ligeramente modificado del discurso de orden leído por el autor en ocasión de la recepción del grado de Doctor Honoris Causa que le fuera otorgado por la UNCP en sesión solemne del Consejo Universitario, presidida por el señor Rector Dr. Moisés Vásquez Caicedo, llevada a cabo el 17 de setiembre de 2019 en la sala Javier Pulgar Vidal del recinto de la ciudad universitaria. El texto debe ser tomado como una suerte de sencillo tributo intelectual a la casa de estudios, a su cuerpo regente y administrativo, a sus docentes y alumnos que la integran.

LENGUA, SOCIEDAD E HISTORIA EN EL VALLE DEL MANTARO:TESTIMONIO PERSONAL

Rodolfo Cerrón-Palomino

Pontificia Universidad Católica del Perú

Propósito. Siguiendo la tradición protocolar en ceremonias como la presente, es altamente honroso para mí dirigirme a tan benévola audiencia mediante la lectura del texto que he preparado para esta magna ocasión. Mi alocución constará de tres partes: en la primera, ofreceré un esbozo sobre mi trayectoria académica; en la segunda, que a su vez tendrá tres secciones, trataré de demostrar cómo la disciplina lingüística puede ayudar a comprender y esclarecer Mejor algunos de los problemas sociales, culturales e históricos que aquejan a nuestra sociedad. Con la venia de la máxima autoridad de esta casa de estudios, nada más oportuno que iniciar el primer tramo de mi disertación, el de mi periplo académico, recordando aquel dictum gorkiano, que aprendí de mis lecturas moceriles, cuando el novelista ruso señala que quien habla de sí mismo, miente siempre, en la desgracia, para despertar simpatías y adhesión; en la bonanza, para alimentar el ego y suscitar envidias. Procuraré, pues, ser lo más objetivo y modesto posible en los juicios y apreciaciones que siguen.

1. Profesión de fe. Pues bien, quien les habla nació en el distrito, por entonces huancaíno, de Santiago de León de Chongos, justamente al frente de esta ciudad, en la banda opuesta del Mantaro. El nombre nativo de mi pueblo debía hacer alusión a los CHUNKU, un grupo étnico (de “nación propia”) del valle del Mantaro, distinto de la etnia huanca propiamente dicha, pero integrado dentro de la parcialidad de Hanan-Huanca por TupaInca Yupanqui. Así parece desprenderse de una carta del cabildo de “los choncos de la provincia de xauxa”, escrita el 8 de enero de 1566, dirigida nada menos que al rey de España, y firmada “en el balle de los choncos y de los rreynos del Peru”, por los alcaldes Felipe Yaroconias (o sea /yaru kunya-ş/ “Yaru el Tonante”) y Antonio Yaru, “caçiques et principales de la naçion llamada chongos”, dada a conocer y transcrita por el joven historiador José Carlos de la Puente (2016). Allí nacimos, a principios de la década del 40, en el seno de una familia conocida, algo venida a menos por cuestiones típicas derivadas de la lucha por la tierra en la génesis y formación de los pequeños latifundios de la región. Estudié la primaria en el Colegio Pre-vocacional de Varones N° 516, con compañeros de clase mayormente bilingües quechua-castellano, que en las horas de recreo se sentían más cómodos con el quechua, con exclusión y hasta marginación de los pocos privilegiados que nos manejábamos solo en castellano. De toda esa etapa formativaguardo un recuerdo indeleble de las enseñanzas, en el sexto año de primaria, de mi profesor Isaac Retamozo Galván, natural de Vilca, pero afincado en Chongos. Don Isaac no era simple profesor normalista, pues tenía formación universitaria incompleta, interrumpida por la clausura de San Marcos en la época de Sánchez Cerro. Sus enseñanzas eran verdaderas cátedras y no solo en el aula sino también fuera de ella. Juzgando en frío, hoy puedo sostener que habría querido contar con profesores de esa talla en Santa Isabel. En esos tiempos no había colegio secundario en los pueblos del valle y entonces había que “pasar a Huancayo”, como se decía, para proseguir los estudios respectivos, y así lo hicimos quienes procedíamos de familias que podían solventar los gastos. La secundaria la hicimos en el antiguo colegio de Santa Isabel, que el año 1952 pasó a ser Gran Unidad Escolar, y nuestro ingreso a dicho centro coincidió, al año siguiente, con el traslado a su flamante local de Pichcos, que nos tocó inaugurar. Allí estudiamos quienes éramos marginados por los citadinos y por los naturales de los distritos de la margen izquierda del valle: allí, en los salones de clase, profesores y alumnos se burlaban de los alumnos de la banda derecha del Mantaro, y nombres de algunos distritos como Chupaca y Sicaya se habían erigido en motes, distorsionados groseramente como “Chopaca” o “Secaya”, en medio de la mofa general del resto del salón. Tuve la suerte, si así puede decirse, de que el nombre de mi pueblo no era ni siquiera conocido, ya que habían sido contados, desde su fundación, los alumnos que me habían precedido en dicho colegio, incluyendo a mi padre. Pero había una estrategia para salvar el estigma, y era que uno podíamimetizarse, ya sea entre los citadinos, ya entre los alumnos de la margen izquierda. Y así tuve compañeros que solo más tarde, ya profesionales, descubrimos que eran de Chongos Bajo, como en mi caso, o de Sicaya, como en el caso de Roberto Arroyo, conocido científico social de origen sicaíno. De mis profesores huancaínos no guardo, lamentablemente, ningún recuerdo especial, apenas quizás de dos o tres de ellos, uno de Geografía, otro de Economía Política, y un tercero de Filosofía. La mayoría practicaba y alentaba el culto de la memorización: cuanto más memorioso y paporretero era el alumno, mejor; no había, de parte de ellos, ejercicios reflexivos o críticos, menos racionalizaciones propias, improvisadas y no sacadas de los libros. ¡Qué diferencia con mi profesor Retamozo! Y así, la secundaria fue para mí una experiencia, juzgada a posteriori, bastante infructuosa y estéril. Me temo que así funcionaba el sistema educativo nacional en su conjunto, en el que toda reflexión crítica, todo análisis conceptual, estaban vedados. De esta manera, los estudiantes secundarios formábamos legiones de “chancones” que, bien abrigados, salíamos en la madrugada, libro o cuaderno en manos, paseándonos por los senderos de la gran alameda de eucaliptos que presidía el cementerio de la ciudad, tratando de memorizar apuntes y lecturas al pie de la letra, para satisfacción yengolosinamiento de nuestros profesores. Pero también en el colegio aprendimos el arte del plagio, gastando horas en preparar cartuchos de hojas en las que se transcribían las posibles preguntas de los exámenes, de las que se copiaban burlando la atención del maestro. En materia de Literatura no nos hicieron leer ni a Vallejo ni a Arguedas, con haber estado vinculado este último al colegio. Y si no fuera por la pequeña biblioteca de unos tíos míos y de la de mis amigos huancaínos Lagos, nuestra formación cultural y humanística tocaba las lindes de la barbarie, miradas las cosas desde el punto de vista occidental, se entiende. Y así, con semejante formación precaria, viajamos a la capital, en prosecución de nuestros estudios universitarios. Ingresamos en la Universidad de San Marcos el año de 1960, precisamente el mismo en el que empezó a funcionar esta honorable casa de estudios. San Marcos fue para nosotros el generoso espacio acogedor en el que pudimos sentir, por primera vez en nuestra experiencia provinciana de estudiante, un extraordinario ambiente de liberación espiritual e intelectual, desprejuiciada, de aprendizaje concienzudo y racional, superando de una vez por todas la práctica de la memorización de los contenidos que aún arrastrábamos de la secundaria. Oír las clases de connotadas autoridades del saber, de ilustres estudiosos e investigadores, muchos de ellos de nivel internacional, que hacían ciencia y arte, alentando el trabajo académico y señalando derroteros de investigación entre sus alumnos, ciertamente fue una revelación estupenda para nuestra alma provinciana y sedienta de aprendizaje. Tras los dos años de Cultura General, y habiéndonos lanzado prácticamente al vacío para estudiar únicamente la carrera de Letras, especialidad nada pragmática ni menos utilitarista, elegida hasta entonces solo por gente de solvencia económica y “bien nacida”, fuimos abriéndonos el camino a punta de lectura y estudio, y, para sorpresa creciente nuestra, con aprobación de nuestros profesores, quienes no vacilaron en incorporarnos en sus cenáculos y conversatorios, más aun habiendo descubierto en nosotros, desde las primeras clases, una verdadera vocación lingüística que, de paso sea dicho, acabó con nuestros escarceos literarios que ya habíamos dado a conocer entre profesores y camaradas de mis estudios previos de cultura general. Y así fue como, sin saber exactamente en qué consistían la Lingüística y la Filología, me inicié en estas disciplinas y, no sin sorpresa mía, devine en especialista en ellas. Mientras ello ocurría en San Marcos, esta Universidad también, en el plano socio-cultural y académico, se constituía en un verdadero crisol en el que podían fundirse las aspiraciones de la numerosa población estudiantil que, imposibilitada de cursar sus estudios superiores en la capital, podía ahora acceder al nivel de formación académica hasta entonces vedado. La creación de este recinto académico significó, por lo menos en su etapa inicial de funcionamiento, la cancelación de los prejuicios citadinos y discriminadores para con los pobladores de la margen derecha del Mantaro, que pronto lograron alinearse con los de la banda izquierda, en pie de igualdad social y económica: no más, desde entonces, los apodos toponímicos que los “emponchados de la banda derecha” tenían como estigmas marcados en la frente. Fueron muchos los profesores iniciales de esta universidad que lucharon y combatieron la ideología pequeño-burguesa de la superioridad de la capital frente a los pueblos del Valle. Uno de ellos fue nada menos don Javier Pulgar Vidal, fundador de esta casa de estudios, y en cuyo recinto, que honra su memoria, me dirijo a esta venerable audiencia. No tuve la suerte de ser alumno de don Javier cuando reingresó a SM, pero siempre admiré su extraordinaria preocupación por la suerte de nuestros topónimos locales, fichándolos celosamente, para cuyo estudio e interpretación, sin embargo, no estaba preparado, como hombre de su tiempo que fue. Para terminar con este punto, resta que digamos algunas palabras sobre nuestra adscripción a la Universidad Católica. Capturada por Sendero Luminoso en la década del 90 e intervenida luego por el ingeniero Fujimori, se perdió el espacio de reflexión y de convivencia conceptual e ideológica que era SM. El gobierno dictatorial introdujo mejoras materiales en el recinto académico, pero el nivel de las cátedras y la calidad de los profesores empezaron a fallar sensiblemente, por lo menos en el campo de las Humanidades. Luego de jubilarnos de esa casa de estudios en 1991, anduvimos peregrinando en distintos lugares, tanto nacionales como extranjeros, difundiendo nuestra disciplina no ya en el país, sino en otros espacios académicos, especialmente andinos, cuyas realidades lingüísticas comencé a estudiar e investigar. Finalmente, tras dicho periplo, anclamos en la PUCP, no sin vencer nuestras propias reticencias respecto del “abandono” de nuestra alma mater. En todo ese lapso, sin embargo, la sociedad peruana fue recomponiéndose social y económicamente, y, en consecuencia, la población universitaria también. Quiero decir que la PUCP es ahora, comunitaria y académicamente, lo que SM fue cuando me tocó ser estudiante. Para hablar solo de la lingüística, los tipos de problemas que antes eran abordados solo en SM, hoy día lo son también, y con mejor calidad y experticia, en la vieja casa de estudios de la PUCP, donde por lo menos hasta las postrimerías del siglo pasado campeaba aún el espíritu hispanizante de Riva Agüero. La lingüística al servicio de la sociedad. Tras haberme dispensado ofrecer un somero recuento acerca de mi formación como especialista en el área de la lingüística andina, séame permitido ahora tratar de explicar y justificar de qué manera una especialidad, considerada árida y difícil por los practicantes de las otras disciplinas sociales, no lo es en verdad, y, por el contrario, se presta, fuera del marco estrecho de su propia tecnicidad, a facilitar el conocimiento de la realidad en la que vivimos inmersos, ayudándonos a comprender su complejidad, y eventualmente a resolver problemas propios de nuestra cotidianeidad, tanto en el nivel individual, como en el societario, así en nuestra circunstancia presente como en el devenir de nuestra historia. En prueba de ello, quisiera referirme en esta magna ocasión, a tres aspectos puntuales que buscan demostrar de qué manera la lingüística, que no solo ha sido concebida para refugiarse en una torre de marfil (y hay, dentro de la disciplina, practicantes de este tipo de orientación eminentemente gimnástica) puede ser puesta al servicio de la sociedad. Los aspectos a los que nos referiremos tocan directamente a nuestra realidad andina, y local más precisamente, siendo el primero de carácter sociolingüístico, el segundo de naturaleza dialectológica, y el tercero de orden socio-histórico e identitario. En las secciones siguientes de mi disertación me dedicaré a elaborar sobre tales puntos. La motosidad. Pues bien, en relación con el primer asunto, el de carácter sociolingüístico, quisiera llamar la atención sobre un aspecto álgido y delicado, que llega a tocar las fibras más íntimas de la personalidad humana: el problema que enfrenta el bilingüe quechua-castellano (o el aimara-castellano, en el altiplano) en toda el área andina. Me refiero al asunto de la “motosidad”, o del hablar “mote con cancha”, como graciosa, pero prejuiciosamente, se lo ha llegado a estereotipar en nuestras sociedades andinas. Un fenómeno que, cuando se lo examina y analiza fríamente, libre de prejuicios y de preconcepciones, resulta natural y espontáneo allí donde entran en contacto pueblos de lenguas distintas, ya que los sistemas lingüísticos que adquirimos en el hogar y en el seno de la sociedad donde nacemos modelan y tipifican nuestros hábitos articulatorios y nuestros esquemas morfo-semánticos, de tal modo que, enfrentados a situaciones ajenas a la propia experiencia vital, nos sentimos imposibilitados de adecuarnos a otra experiencia idiomática, totalmente novedosa, o peor aún, socio-culturalmente inasible yen ciertos casos vedada. Sin embargo, en el contexto de la sociedad colonial andina, de naturaleza estamental, y en el de la república aristocrática sucedánea cuyo bicentenario estamos a punto de celebrar, el fenómeno natural de la interferencia lingüística asume fuertes connotaciones discriminatorias, al margen de su naturaleza normal y esperable, para disfrazarse de argumentos no solo de orden étnico-racista sino también intelectivo y facultativo. Según esta actitud distorsionada de una realidad normal y espontánea (lo anormal sería que no tuviéramos tropiezos en el aprendizaje de una segunda lengua), los problemas fonéticos (confusión de las vocales /i, e/ y /u, o/) y gramaticales (las discordancias de género y número) que enfrenta el quechua-hablante al aprender el castellano se deberían a su natural incapacidad intelectual, a sus prácticas culturales silvestres y a los efectos de su embrutecimiento por el consumo de la coca y del aguardiente, entre otras debilidades supuestamente congéneres y hereditarias. Elevada dicha actitud a la condición de estereotipo por los grupos de poder establecidos y por el sistema educativo normativo imperante, de él no se han librado ni los próceres y fundadores de nuestras repúblicas, como fue el caso del presidente de la Confederación Perú-boliviana, el mariscal don Andrés de Santa Cruz, por el hecho de haber nacido en el Cuzco y de haber tenido como madre a una potentada cacica aimara. Basta con leer las redondillas que le endilga el aristócrata Felipe Pardo de Aliaga (“¿porqui boscas la Pirú?”, etc.), cuando regresa de España al Perú ya emancipado, tras haber huido allá en plena lucha emancipatoria, para hacerse cargo de las profundas e irrestañables pullas lanzadas contra el ilustre patriota. Estamos hablando del mismo estigma del que son víctimas quienes aprenden el castellano en una realidad social y cultural hondamente fracturada como la sociedad peruana y andina en su conjunto, en medio de una atmósfera de violencia y de discriminación, alentada incluso por nuestros medios de comunicación masiva. Sobra señalar que esta violencia idiomática fue, y seguramente sigue siendo, una práctica corriente en las escuelas y colegios de nuestro medio, aquí en el Valle del Mantaro, con profesores normalistas traumatizados por haber sufrido semejante humillación y desprecio. Hay que recordar que esto mismo ocurría aquí en esta universidad, fundada como comunal, que tuvo la virtud de abrir sus puertas a los “cholos emponchados de la banda derecha”, como diría un profesor de la región. Y quienes ejercían de verdugos eran gente venida de la capital que, sin entender el problema en su verdadera raíz, recurrían a la mofa y a la sátira de sus propios alumnos, ridiculizándolos y ejerciendo con fruición su rol estigmatizador (como cierto profesor de triste recordación, que se jubiló en esta universidad sin haber escrito un párrafo sobre la realidad lingüística de la región). Lo denunciamos muchas veces aquí en Huancayo, en conferencias y en publicaciones que luego trascendieron las fronteras del país y se instalaron en todos los pueblos andinos (cf. Cerrón-Palomino 1975). Y así, cuando se nos acercaron espontáneamente universitarios bolivianos para agradecernos por haber salido en defensa de los “motosos” del Ande, advertimos por primera vez de qué manera el trabajo lingüístico, más allá de sus tecnicismos, puede ser verdaderamente liberador, proyectándose sobre una sociedad discriminadora, erigida sobre la base de un conjunto de prejuicios y malentendidos. Para terminar con este punto, me limitaré a dar un solo ejemplo: los últimos hablantes de la lengua uro, con quienes trabajé por más de diez años en las mesetas de Oruro, manejan una lengua que tiene cinco vocales, como la castellana, de manera que cuando aprenden esta lengua no tienen ningún problema de “motosidad”.Los problemas surgen cuando una lengua, como la quechua o la aimara, solo tienen tres vocales, frente al castellano penta-vocálico. De allí que, en nuestro caso, cuando aprendemos inglés o francés, o cualquier otro idioma occidental, “motoseemos” inevitablemente, pues estas lenguas poseen más vocales que la castellana. El asunto de los problemas de aprendizaje de una segunda lengua es, pues, universal, y de ellos no se libra nadie; y conste que, en estos menesteres, no juega ningún rol la inteligencia y sí la pura habilidad de los dotados lingüísticamente. Dialectología quechua. El segundo tópico anunciado que abordaremos es el de la dialectología quechua de la región, más específicamente de la del Valle del Mantaro. Apenas estudiada por primera vez solo en la primera quincena del siglo pasado, como ocurrió con las demás variedades centrales y sureñas no cuzqueñas del quechua, la variedad huanca permaneció completamente invisibilizada y librada a su suerte en labios de sus hablantes desde los tiempos de la colonia, debido a la entronización del dialecto cuzqueño como la lengua quechua por excelencia. De allí que debemos celebrar el punto de quiebre que significó la aparición de los trabajos lexicográficos y gramaticales del franciscano huancaíno José María Francisco Ráez, quien en 1905 y 1915 respectivamente, publicó los vocabularios y las gramáticas del quechua-huanca y del ayacuchano. Por primera vez en la historia de los dialectos quechuas contábamos con tales materiales propios de dialectos hasta entonces ignorados y soslayados por los estudiosos nacionales y extranjeros, todos ellos imbuidos de la idea de que el único y verdadero quechua era el cuzqueño, y que las demás variedades no pasaban de ser merasbastardizaciones del quechua primordial que supuestamente hablaban los incas. No obstante, el intento por romper con dicha tradición por parte del Colegio de Propaganda Fide del Perú, de cuya colegiatura formaba parte activa el padre Ráez, dicha valoración desigual respecto de los dialectos quechuas permanecerá intacta hasta la segunda mitad del siglo pasado no solo como parte de la cultura ilustrada de la época sino incluso en los medios académicos más exigentes. Las cosas cambiarían rotundamente con la instauración del Departamento de Lingüística en la Universidad de San Marcos, de cuya primera generación de estudiantes formamos parte afortunadamente. Allí, en nuestras clases de lingüística y dialectología quechuas, asistimos a lo que vendría a ser una auténtica revolución mental en la materia, un verdadero cambio de paradigmas conceptuales, gracias a las enseñanzas de nuestros profesores, el norteamericano GaryParker, procedente de la Universidad de Cornell, y el peruano Alfredo Torero, que acababa de llegar de la Sorbona de Francia. De ellos aprendimos algunos conceptos básicos referidos a la historia y evolución de los dialectos quechuas que permanecen incuestionables hasta la fecha, como verdades inconcusas: (a) que el quechua no se originó en el Cuzco; (b) que el quechua es una familia lingüística (como lo es la familia románica en Europa); (c) que el cuzqueño es apenas uno de los dialectos de esta familia lingüística; (d) que las variedades del quechua central son mucho más conservadoras y ricas que el propio dialecto cuzqueño; y (e) que para conocer el origen y la evolución del quechua en su conjunto, hay que apoyarnos en la información proporcionada por las variedades centrales y no por la cuzqueña, como eran la creencia y la práctica tradicionales. Había, pues, que estudiar estas variedades centrales de la familia, postergadas y menospreciadas hasta entonces desde los tiempos de la colonia, incluso por sus propios hablantes. El reto para comenzar a volcar la mirada sobre ellas estaba en nuestras manos, revalorando el quechua-huanca que, hasta entonces, siguiendo la vieja tradición, lo teníamos subordinado al quechua sureño, influido por nuestras lecturas del Inca Garcilaso y, posteriormente, por los escritos de Arguedas. Y así, como huancaíno, conocedor pasivo del dialecto quechua local, mas no hablante del mismo, decidimos hacer de nuestros conocimientos aún elementales de la lingüística analítica y descriptiva aprendida en clase, una herramienta que nos ayudara en el estudio sistemático de la variedad local. Pronto descubrimos la autenticidad de los trabajos del padre Ráez, a la parque detectamos los errores en los textos quechuas recogidos por Farfán en la década del 50; pero también advertimos con desencanto las colecciones de canciones, textos y narrativas supuestamente huancas, registrados por D’Harcourt (1925), Farfán (1948), Arguedas (1953), Quijada Jara (1957), y otros autores, aparentes cultores del quechua local, proclives a mezclar el quechua-huanca con el sureño, incapaces de separar ambos dialectos, por simple desconocimiento de sus estructuras lingüísticas subyacentes. Desde entonces se ha venido perpetrando este tipo de vejaciones en contra de la personalidad idiomática genuina del quechua-huanca. Práctica, dicho sea de paso, que persiste en nuestro medio, huérfano de estudiosos serios que tengan conocimientos dialectales y lingüísticos básicos de la región. Había, pues, que emprender un trabajo dialectológico de campo, que permitiera conocer la variedad idiomática directamente, en el terreno y en boca de sus hablantes, de pueblo en pueblo, recorriendo todo el valle y ascendiendo a los poblados alto-andinos. Es lo que hicimos en más de dos oportunidades en la década del 70 y del 80, sin contar las visitas esporádicas al campo, ya sea en busca de mayores precisiones, ya sea llenando vacíos que las visitas previas no permitieron cubrir. Solo así fue posible conocer la realidad dialectal del quechua del Valle, apenas entrevista por el padre Ráez y por el propio Torero, y confusamente ejemplificada por el cuzqueño Farfán. Como resultado de nuestras faenas de campo pudimos no solo ofrecer un vocabulario y una gramática que abarcara todas las manifestaciones locales de la variedad hablada en el Valle (cf. Cerrón-Palomino 1976a, 1976b) sino, de manera no menos importante, divisar en ella tres subdialectos claramente distinguibles en base a isoglosas lingüísticas territorialmente definidas, y lo que es más, correlacionables con el antiguo linderamiento incaico de las provincias tripartitas del Valle: Xauxa-huanca, Lulin-huanca y Hanan-huanca, que más tarde, ya en época republicana, se constituirían en las tres provincias respectivas del Valle: Jauja, Concepción y Huancayo. Esta realidad, de corte histórico-dialectal, trasladada a un mapa, fue posible gracias al trabajo de campo emprendido por quien les habla cuando aún no se vaticinaba el surgimiento de una nueva provincia, la de Chupaca, que dialectalmente, después de todo, no se distingue de Huancayo (cf. Cerrón-Palomino 1989). Tampoco se sospechaba entonces, aun cuando las evidencias parecían insinuarse, del desplazamiento acelerado de la lengua nativa en todo el valle para refugiarse en las zonas alto-andinas y en las estribaciones de los Andes orientales. Con todo, el conocimiento de esta realidad y de las potencialidades de su revitalización o la inevitabilidad de su camino hacia su extinción, solo pueden juzgarse dentro del contexto sociopolítico, cultural y educativo en el que se enmarca el fenómeno lingüístico, que no puede comprenderse a cabalidad en tanto se desconozca o se malentienda, irreflexivamente, la naturaleza orgánica y las propiedades del dialecto involucrado. Prehistoria local. Finalmente, ha llegado el momento de referirnos al tercer asunto anunciado, el de corte histórico-cultural ligado al problema de la cuestión de la nacionalidad huanca, de la que tanto se habla y pregona. En este punto habrá que reconocer que la persona que, por primera vez en el medio académico local trató dela existencia de una “nación huanca” debidamente consolidada en épocas preincaicas fue nada menos que el historiador Waldemar Espinoza Soriano, profesor y autoridad universitaria que fuera de este magno recinto que ahora nos acoge. Pues bien, según este historiador cajamarquino, a la caída del imperio Huari (alrededor del siglo X) y el surgimiento del período arqueológico consiguiente, conocido como el de los “Desarrollos Regionales”, el Valle del Mantaro estaba poblado por lo menos por unos setenta aillus o etnias (cf. Espinoza Soriano 1974: cap. I, 28), entre los cuales estaban los tunan-malcas, los xauxas, los malca-uillcas, los llacssa-pallangas y los chuncus.Tales pueblos, según mi propia interpretación, habrían sido de habla originaria aimara, en proceso de quechuización, como lo prueban no solo la toponimia y la antroponimia, sino también el mismo quechua huanca, que se configura como tal con influencia notoria de aquella lengua en su pronunciación, en su léxico y en su gramática. Según la conocida tesis del historiador Espinoza Soriano tales etnias habrían logrado unificarse, formando una “nación” denominada huanca. Ante la festinación grotesca de la escritura y pronunciación de los nombres étnicos y toponímicos de la región por parte de nuestros historiadores, tanto locales como nacionales, optamos aquí por rescatar, previo conocimiento de la variedad local del quechua, a partir de su evolución del proto-quechua, la forma genuina de tales nombres, de otro modo cuzqueñizados a fortiori (se habla, por ejemplo, de los centros poblados, como llactas en lugar de malcas) o castellanizados asistemáticamente. ¿En qué se basa Espinoza para apoyar su hipótesis?

Fuera de inferencias puramente especulativas, creemos que simplemente no hay bases empíricas, por el lado histórico, que respalden dicho supuesto. La evidencia lingüística, sin embargo, como siempre ignorada en los trabajos de los historiadores y arqueólogos, contradice dicha postulación, desde el momento en que la variedad huanca presenta, como lo hemos demostrado ampliamente (cf., por ejemplo, Cerrón-Palomino 1989), dos dialectos claramente distintos en pronunciación, léxico y gramática: el Ñuha-huanca y el Yaha-huanca. Tales variedades se corresponden territorialmente, con superposiciones que no sorprenden, a las provincias de Jauja, por un lado, y a las de Concepción, Chupaca y Huancayo, por el otro. Obviamente, una nación unificada habría podido superar la brecha dialectal en aras de una unidad idiomática, eliminando los resquebrajamientos propios de sociedades semiautónomas. De hecho, el cronista Pedro Pizarro, testigo presencial de la conquista del Valle, parece corroborar dicha dicotomía identitaria, en el plano cultural y simbólico, al hacernos saber que los “xauxas traen unas faxas coloradas alrededor de las caueças, de anchor de una mano; los guancas las traen negras” (cf. Pizarro [1571] 1978: cap. 13, 75).Nótese cómo el cronista separa a xauxas de huancas, contradiciendo lo señalado por Cieza de León, quien sostenía que todos los pueblos del Valle “tenían y tienen por nombre los Guancas” (cf. Cieza de León [1553] 1984: cap. lxxxiii, p. 242).4 La contradicción podría salvarse, sin embargo, si asumimos que el cronista soldado se está refiriendo a una realidad más bien incaica o incaizada y no preincaica. Y es que la conquista de los incas habría modificado el sistema sociopolítico y económico del Valle del Mantaro, no solo subsumiendo las diversas etnias en tres grandes parcialidades e introduciendo mitmas de varia procedencia, sino también habrían ido fomentando una proto-identidad huanca, cuya situación abortada por la conquista no parece haberse consumado nunca. Por lo demás, el solo hecho de que en 1566 las autoridades del cabildo de Chongos se identificaran como miembros de “la naçion llamada chongos”, echa por tierra esa “unidad” étnica que habrían conseguido los aillus del Valle del Mantaro en época preincaica. Somos conscientes, ciertamente, de que el concepto de “nación” empleado por los cronistas de los siglos XVI y XVII no corresponde al que entendemos como tal ahora, como producto de su acuñamiento romántico europeo en el siglo XIX. Lo que queda claro, sin embargo, y gracias a la evidencia lingüística, es que la llamada “nación huanca” nunca existió, persistiendo en cambio hasta nuestros días esa adscripción identitaria excluyente entre “xauxas” y “huancas”, cuya filiación persiste en el imaginario colectivo del poblador del Valle, y que, en determinadas circunstancias, aflora a la superficie, creando problemas políticos y sociales que entorpecen, frustran o dilatan los programas de desarrollo de las autoridades regionales (como en el caso del proyectado aeropuerto internacional en las pampas de Sicaya).Epílogo. Pues bien, llegados a este punto de nuestra intervención, solo esperamos haber cumplido con nuestro cometido inicial de llamar la atención sobre las potencialidades de la lingüística y de la filología empleadas como herramientas de análisis y reflexión sobre nuestra realidad histórico-cultural y societal andina. Renovamos nuestro agradecimiento al Consejo Universitario de esta casa de estudios, en la persona de su ilustre rector, por habernos concedido el máximo galardón de reconocimiento de nuestra labor académica e investigatoria a lo largo de todos estos años en que, no obstante haber abandonado por algún tiempo la realidad de la patria chica, para dirigir nuestra atención reflexiva a otras realidades y espacios andinos, igualmente importantes para conocer mejor la nuestra, hemos regresado, cual hijo pródigo, a la patria local que nos viera nacer con los mismos intereses de estudio e investigación. Vaya también nuestro reconocimiento a la Facultad de Antropología de esta universidad, que acogió gentilmente la solicitud de incorporarnos como miembro honorario de su plana de docentes. De igual manera, quedamos sumamente agradecidos por la labor estupenda de coordinación del personal de la Red Peruana de Universidades (RPU), tanto local, como de la PUCP, y que juntos hicieron posible la realización de esta ceremonia. De igual manera, vaya también nuestro agradecimiento a las personas amigas que, con su apoyo desprendido y generoso, nunca desmayaron en ver realizado este reconocimiento. Finalmente, no podría dejar de mencionar aquí a Jaime, hermano mayor, ausente ya de este recinto por casi tres décadas, en la persona de su hijo injustamente privado de libertad y despojado de su cargo de gobernador regional, limpiamente ganado en las justas electorales pasadas, por las artimañas del poder judicial local en manos de jueces venales y coimeros (vicsaraycos, como los llamaría Guaman Poma con fino humor). Con el final trágico de Jaime perdimos a uno de los interlocutores más cultos e inteligentes que tuvimos en esta casa de estudios, lector empedernido, educador apasionado, brillante polemista, y de prosa diáfana, como se trasluce en sus escritos y apuntes dejados truncos o a medio pergeñar. ¡Muchas gracias! Bibliografía citada

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QUIJADA JARA, Sergio1957 Canciones de ganado y pastores. Lima: Talleres Gráficos P.L. VillanuevaS.A.

RÁEZ, Fray Francisco María José1905 Vocabulario castellano y keshua de Ayacucho y Junín tomado delPolíglota Incaico. Lima: Tipografía del Colegio de Propaganda Fide del Perú.1917a Gramáticas en el quíchua-huanca y en el de Ayacucho. Lima: Sanmarti yCa.1917b Catecismo en quéchua huanca. Lima: Imprenta Comercial de Horacio LaRosa & Co.2018 Diccionario Huanca Quechua -castellano/ castellano-quechua. Edicióninterpretación y modernización de Rodolfo Cerrón-Palomino. Lima:Instituto Riva Agüero/ Fondo Editorial de la PUCP.

VEGA, Andrés de[1582] 1965 “La descripción que se hizo en la provincia de Xauxa por la instrucción de S. M. que a la dicha provincia se invió de molde”. En JIMÉNEZ DE LAESPADA, Marcos (ed.). Relaciones geográficas de Indias. Madrid: BAE, Ediciones Atlas, Tomo I, pp. 166-175.

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NOTAS DE PRENSA

SOBRE EL COVID Y OTROS DEMONIOS EN EL PERÚ

Vladimir Cerrón (*)

El Estado peruano fracasó en el manejo de la pandemia del COVID-19, debe reconocerlo, no hay autocrítica al respecto. Los principales responsables son el presidente de la República, Martín Vizcarra; el premier Vicente Zevallos; la ministra de Economía, María Antonieta Alva; los ministros de Salud, Víctor Zamora y Pilar Mazzetti; el Comando de Operaciones Covid-19 y el Comando Vacuna.

Por órdenes del Presidente se creó el Comando de Operaciones Covid-19, liderado por el MINSA, encargado de coordinar las políticas sanitarias para enfrentar la pandemia, pero también lo integraba el infaltable sector privado, siempre presente donde hay negocio.

La pandemia avanzó a pasos agigantados porque en la zona rural no tenemos un nivel de atención primaria eficaz y en la zona urbana simplemente es inexistente. El gobierno centró su estrategia en el segundo nivel de atención, es decir, hospitales y clínicas. Hasta ahí ya habíamos perdido el 80% de la guerra contra el virus.

Adquirieron las famosas pruebas rápidas, las mismas que sabían que no eran eficaces por su alto índice de falso negativo, que a corto plazo trajo una falsa sensación de seguridad y, por ende, un incremento en la mortalidad que llegó a ubicarnos con más de 900 muertos por cada millón de habitantes, con el saldo de más de 85 mil muertos, en el primer lugar mundial.

Cuando los casos rebalsaron toda expectativa, el gobierno deslizó la idea de intervenir el sector privado para garantizar la atención de los enfermos, pero miembros de la asociación de clínicas e integrantes del Comando de Operaciones Covid-19 se encargaron de frustrarlo, aduciendo el libre mercado y que era inconstitucional. Tenían el germen dentro de su propio organismo.

Muchos fallecieron solamente porque les faltaba oxígeno y nos llevamos la sorpresa que el mismo estaba monopolizado en el país por dos corporaciones globales, Linde (Alemania) y Air Products (USA), que utilizando de fachada empresas nacionales lucran con este gas vital, obra del gobierno aprista. El artículo 61 de la Constitución combate el monopolio, pero no lo prohíbe, ahí el detalle.

La ministra de Economía facilitó un salvataje millonario a los bancos y financieras por más de 60,000 millones de soles, supuestamente para garantizar la estabilidad económica. Este acto evidencia la falsedad que la mano invisible del mercado lo resuelve todo, patentizó el fracaso del neoliberalismo, pero a la vez la complicidad del Estado con los ricos para salvarlos de la bancarrota con dinero del pueblo.

Solo con la cantidad de 1,020 millones, que representa el 1.47% del salvataje, hubiéramos construido en tres meses 3400 consultorios de atención primaria en los asentamientos humanos a lo largo y ancho del país, una red potente, masiva, gratuita y de calidad; pero recordemos que la prevención en el capitalismo no es negocio, porque supone menos ingresos en las clínicas, menos ganancias en la industria farmacéutica, menos venta de equipos biomédicos, menos usura, etc.

Las clínicas llegaron a cobrar más de medio millón de soles por atender a un paciente, independientemente de los resultados, el gobierno quiso reaccionar para imponer un tarifario y no pudo porque la Constitución lo prohíbe. Todo amarrado.

Frente a este flagelo el gobierno impuso una férrea cuarentena, pero también ocultó el número real de muertos, si no hubiera sido por el Sistema Informático Nacional de Defunciones (SINADEF), hasta ahora le hubiéramos creído que los muertos solo llegaban a 30 mil, menos de la mitad. Toda esta incapacidad hizo que en ocho meses superemos el número de muertos que produjo en veinte años la guerra armada interna entre el Estado y las fuerzas subversivas desde el año 1980 hasta el 2000.

Muchos médicos pidieron licencia de sus trabajos por tener factores premórbidos como diabetes, hipertensión, edad avanzada, etc., pero los vieron trabajando en el sector privado, frente a ello la ministra Mazzetti los llamó traidores a la patria, cuando en realidad debía hacerse de la vista gorda o agradecerles que por lo menos en el área privada estaban conteniendo la pandemia frente a la ausencia del Estado, vaya paradoja.

El pueblo comenzó a perder el respeto a la autoridad, porque en realidad cada quien resolvía su problema de manera individual, es decir, nunca sintieron la acción protectora del Estado.

Pese al fracaso ante la pandemia, Pilar Mazzetti sigue liderando el MINSA, lo que representa mayor peligro en esta segunda ola, debido a su marcada incapacidad y falta de conocimiento de la epidemiología y fisiopatología de esta enfermedad, llegando a declarar necedades que denigran la medicina peruana al afirmar que “los asintomáticos no contagian” o “contagian solo si respiran”.

Mientras que, en otras latitudes, los países del primer mundo estaban logrando la vacuna y en el tercer mundo solamente Cuba, nuestro país estaba en sus lobbies, creando a iniciativa del sector privado el futuro negocio con las vacunas con el famoso Comando Vacuna, a imagen y semejanza del fracasado Comando de Operaciones Covid-19.

Este Comando Vacuna refirió que asesoraría al gobierno en la adquisición, distribución, etc., de la vacuna, cuando en realidad su intervención solo tiene el objetivo del negocio con la enfermedad del pueblo. La aceptación del gobierno no es más que la expresión de su propia incapacidad, pensando que el privado le va a resolver el problema sanitario.

En la actualidad el Estado peruano solo tiene preacuerdos para la compra de vacunas con dos laboratorios, ni siquiera existen contratos, nadie sabe cuándo llegarán y ante nuestra atónita mirada todos los países que nos rodean, que han tenido menos mortalidad, están en plena vacunación. Lamentablemente y con el perdón de todos los peruanos, creo que no puede haber mejor resumen del año 2020 que estas tristes conclusiones de responsabilidades que algún día se juzgarán.

(*) Neurocirujano, Magíster en Neurociencias, Doctor en Medicina, Gobernador Regional de Junín.

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ARTÍCULO

Pedro Castillo, la política y el magisterio peruano

PEDRO CASTILLO, LA POLÍTICA Y EL MAGISTERIO PERUANO

Vladimir Cerrón

El líder magisterial Pedro Castillo Terrones es el candidato presidencial por el Partido Perú Libre. ¿Qué significa la postulación del maestro a la primera magistratura del Estado? Existen varias aristas de respuestas.

Castillo significa la postura más preclara de la izquierda peruana, la que se prepara y organiza las bases populares, con un mensaje sencillo, pero contundente, respecto a lo que debe ser el país. Representa a la izquierda del Perú Profundo a diferencia de la izquierda de París.

Simboliza la reivindicación magisterial al más alto nivel de un profesorado maltratado históricamente, de un gremio harto de aspirar bombas lacrimógenas, de recibir palo y chorros de agua en las huelgas, además de perseguidos, procesados y encarcelados, pero sin lograr más que algunas reivindicaciones salariales. Ahora el magisterio va por el poder.

La unidad del líder magisterial no podía darse con otra organización que no fuera Perú Libre, no podría optar por Juntos por el Perú, puesto que este partido es conducido por Patria Roja, un partido de oscilante trayectoria política, que tiene el reconocimiento legal del Estado neoliberal, pero carece de legitimidad en las bases. Perú Libre, por el contrario, tiene un programa en educación comprometido con las grandes mayorías.

En el magisterio peruano existen tres bloques, el primero y mayoritario es FENATEPERU, el segundo es CONARE y el tercero es Patria Roja. Entre los dos primeros existen críticas y contracríticas, pero también existe consenso al identificar al tercero como el adversario común, por lo que la unidad política entre los dos primeros tiene alta probabilidad de convertirse en un solo bloque electoral al momento de emitir el voto. Si no se diera esta circunstancia, se estaría facilitando que Patria Roja haga las leyes del magisterio peruano.

Perú Libre es impulsor del cambio de Constitución en el país, mediante Asamblea Constituyente, lo que puede corroborarse a través de sus escritos, discursos y entrevistas públicas, aspecto renunciado por otras tiendas de “izquierda” que ahora retoman la propuesta al ver que la dinámica social la agendó. Perú Libre es el único partido dispuesto a cumplir con esa tarea, no hay otro, y Castillo ha tomado esta alta responsabilidad.

Finalmente, ¿en qué se traduciría el triunfo de Pedro Castillo para el país?, en dotar el 10% del PBI a la educación pública; en prohibir la privatización de la educación pública; en erradicar el analfabetismo presente en 2,7 millones de peruanos; en garantizar el ingreso libre a la educación superior pública universitaria y no universitaria; en replantear el currículo nacional, regional y local, acorde a nuestra realidad concreta; en garantizar psicólogo y odontólogo por colegio, público y privado; en avalar una educación moderna, científica y de alta calidad; en el aumento de sueldos del maestro peruano; entre otros anhelos.

El magisterio, los padres de familia, los alumnos y la sociedad en general, tienen la palabra en esta oportunidad histórica.

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DISCURSO

Gramsci en la revolución latinoamericana contemporánea

Antonio Gramsci es el marxista de la superestructura, postuló necesario forjar una hegemonía cultural popular que conlleve a cambiar el Estado Capitalista por el Estado Socialista.

La interrogante es ¿qué tan valioso son sus aportes para una revolución social en América Latina?

Para ello recurrimos al libro “Con Gramsci en el ALBA de Nuestra América” (2016) de Luciano Vasapollo e Isabel Monal, importante compendio de ensayos de varios intelectuales rigurosamente seleccionados.

«Gramsci decía que lo más difícil de cambiar en una sociedad es la fuerza de su tradición que lo cimientan la educación oficial, la religión y los medios de comunicación, aparentemente rígido, pero que, en realidad, se transformaba continuamente. «Planteó que el dominio de una sociedad se fundamenta en la hegemonía cultural del opresor, tras lograr un consenso con la clase dominada, y que para ello el Estado tenía diversos mecanismos.

Sin hegemonía, perdería legitimidad. La hegemonía es sostener un ethos cultural que permite vivir ordenadamente, bajo un proyecto político, que consolida un sujeto comunitario. Este ethos cuando se desarrolla lo suficiente exige la creación de nuevas leyes acorde a la nueva cultura de vida, un nuevo poder. Por otro lado, Gramsci plantea que es la hegemonía cultural popular la única que puede eliminar definitivamente un modelo de Estado, sustituyéndolo por otro.

Otro aporte de Gramsci es que en las sociedades modernas el poder estatal no es el que realmente se nos presenta, eso solo es la cúpula, solo la avanzada, a esto le llamaba Estado Restringido, constituido por los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, pero, además, existe el Estado Ampliado, constituido en el sector privado por los grandes empresarios y en la población mediante organismos que se hacen llamar Sociedad Civil, actualmente dominada por ONGs, cuya misión es resguardar el núcleo duro del poder político, frenando los impulsos revolucionarios.

En 1946 nacieron estas ONG, en 1968 pasan a integrar los consejos consultivos de la ONU y se multiplican en la década del 70, asumiendo nuevas peculiaridades como su financiamiento por la casta empresarial y el tesoro público, revestidas de consultorías y en el colmo de la hipocresía se presentan como contrapuestas al Estado.

Gramsci es un seguidor y enriquecedor de Marx; no es el Gramsci que “revisa” a Marx, ni funda una nueva teoría. En realidad, el pensamiento gramsciano es la teoría marxista y leninista enriquecida. La mayor fortaleza de la izquierda latinoamericana es haber logrado un discurso antineoliberal que ha permitido varios triunfos electorales en el continente. Ahora, para defender esos triunfos, Gramsci llamaba así a formar una nueva intelectualidad orgánica que defienda la revolución recomendando que todo grupo que detente el poder debía hacerlo, si desea sobrevivir.

Finalmente, como decía Hidalgo, debemos orientarnos al proyecto económico de un “Consenso Sin Washington”.»

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DISCURSO

Discurso de Vladimir Cerrón por el XII aniversario de fundación de Perú Libre

Camaradas:

Quiero emitir un saludo virtual a toda militancia del Partido a nivel nacional e internacional y a todo el pueblo peruano en general, situación obligada por la pandemia, que hace que no pueda estrechar sus manos de manera personal como solíamos hacerlo antes en un gran ambiente de sincera camaradería.

Perú Libre cumple hoy doce años de existencia oficial y fue el primer movimiento político convertido en partido, hecho sin precedentes en la historia nacional. Es, además, la primera experiencia de fusión por absorción entre un movimiento regional y un partido nacional, no hay otro, ni habrá, según las leyes vigentes.

Perú Libre se convirtió a la luz de la historia del Perú como el primer partido nacional de izquierda de origen provinciano. Este pequeño, pero significativo esfuerzo, marca por primera vez una nueva postura en la cancha geopolítica nacional, los provincianos tenemos una voz, llevamos la bandera de la descentralización en un país secularmente centralista, pero por el otro flanco fue percibido, más que un atrevimiento andino, como una amenaza al status quo, emprendiéndose una feroz persecución judicial contra sus líderes.

Según el poder empresarial y financiero peruano, representado por sus partidos y medios, los viajes de los militantes a Cuba, Ecuador, Venezuela y Bolivia, confesaba nuestro alineamiento político con el bloque socialista latinoamericano, a esto se sumó la inclusión del Partido al Foro de Sao Paulo, pero lo que gatilló la insania político jurídica fue la casi bien lograda unidad de la izquierda peruana que iba viento en popa a finales del 2019 y que nos hubiera conducido, tras las elecciones congresales del 2020, a ser la primera fuerza parlamentaria, o en el peor de los casos, la tercera fuerza parlamentaria en el país.

Este temor de la derecha orientó fuerzas para emprender una persecución a sus principales líderes, entre ellos a quien habla y al compatriota Henry López, quienes ostentábamos los cargos de elección popular de gobernador regional de Junín y alcalde provincial de Huancayo, respectivamente, inestabilizando dos de los gobiernos más representativos, en un proceso altamente cuestionado por el pueblo, que servirá como elemento de juicio a la triste historia jurídica departamental. ¿La causa? Sentenciados por cumplir la ley, por cumplir una conciliación extrajudicial con carácter de sentencia, de título ejecutivo y de contrato cerrado vigente, sentencia que sin duda será recordada como el primer lawfare andino.

La derecha celebró este acto arbitrario porque estaban convencidos, como lo manifiesta un vocero aprista, de que la sentencia a Cerrón debía entenderse como un devastador golpe al antisistema, pues era considerado el enlace con Venezuela y los países bolivarianos. Esta circunstancia generó dudas en el frente de izquierda, donde además algunos elementos oportunistas aprovecharon para aislar al Partido, con la idea de que ellos lo podían todo, sin necesidad de aliarse con “corruptos”. Así lo hicieron, pero también así llevaron al frente al precipicio perdiendo las elecciones al no pasar la valla electoral, que sin duda alguna lo hubieran logrado con Perú Libre.

Pero algo aleccionador debemos sacar de esta crisis y es que el Partido tuvo que batallar solo, con sus propias fuerzas, en su primera experiencia electoral nacional. Perú Libre en su bastión Junín logró una votación mayoritaria que lo situó en primer lugar con más de 65,063 votos, lo que puede interpretarse como un rechazo popular a la persecución judicial y a la vez una reafirmación de la identidad política juninense. Lo más interesante viene en el conteo nacional, en el que el Partido obtuvo 502,898 votos, es decir, que la diferencia de 437,835 votos representa el crecimiento del Partido, el debut de sus nuevos líderes.

Es en esta circunstancia anteriormente mencionada, que el mundo declara que enfrentaremos la pandemia del coronavirus que a la fecha ha costado la vida a cerca de un millón de habitantes del planeta y más de veinte millones de infectados. Han favorecido a esta situación el cambio climático mundial, la aparición de nuevos agentes biológicos y la inmunosupresión del huésped, principalmente tercermundista.

Los resultados en América Latina, especialmente en el Perú, eran de esperarse, pero no de esta forma tan catastrófica. Muchos de los que han muerto no ha sido directamente a causa de la infección viral, sino también, indirectamente, por ser víctimas del sistema neoliberal imperante.

Los resultados comparativos entre los países socialistas y neoliberales latinoamericanos, demuestran de forma fehaciente que es el sistema económico social el que define el proceso salud – enfermedad de una sociedad. ¿Cómo es posible que, entre Cuba, Venezuela y Nicaragua, sumen solo 440 fallecidos y el Perú esté por encima de 48,000 muertos? ¿Cómo se explica que el Perú que tomó medidas rígidas de cuarentena esté en primer lugar de muertos por millón de habitantes en Sudamérica? Es evidente que la salud es la otra cara del modelo económico.

La pandemia evidencia aún más que el sector financiero y empresarial sigue manteniendo la filosofía de la avaricia a costas del impuesto que el Estado recauda del pueblo, no le importa si estamos en pandemia o no. Nuestra desgracia como pueblo, para ellos es una oportunidad de seguir acumulando riquezas, pese a que el Estado decidió echarse a la espalda el combate contra la plaga, el sector privado jamás quiso comprometerse hasta hoy, salvo limosnas en proporción a su incalculable poderío.

También el pueblo evidenció con más claridad la política neoliberal del saqueo del que somos víctimas a diario, mediante endeudamientos externos, intereses y comisiones bancarias, fuga de capitales, existencia de monopolios como el del oxígeno, cobros exagerados de servicios como la luz y la telefonía, etc.

El gobierno en su errada visión, cree que aumentar camas en los hospitales es la solución, que la atención secundaria terminará con la pandemia. No hay una mejor muestra del desconocimiento total respecto al manejo de la salud pública. Nuestro Partido planteó públicamente que la pandemia no se derrotaba en los hospitales, ni siquiera expropiando todas las clínicas del país, sino que se necesitaba un sistema de atención primaria masivo, gratuito, cercano y de calidad en todo el territorio nacional, es decir, en el trabajo de campo, para ello propuso inicialmente construir 3,400 consultorios vivienda de médicos de la familia en el lapso de tres meses, asegurando a 7 millones de peruanos de los sectores más vulnerables, con un costo económico de 1,020 millones de soles, monto lejano frente a los 60 mil millones de soles con que el Estado ha subsidiado, mediante Reactiva Perú, a las empresas más ricas del país que lo ostentan 17 familias.

En el plano económico la pandemia quebró muchas micro, pequeñas y medianas empresas nacionales, pero las grandes firmas fortalecieron su monopolio. Ahí terminó la falsa ilusión de los hermanos peruanos a quienes les hicieron sentir gente de derecha, “empresarios” en la refinada filosofía “emprendedora” neoliberal, para chocarse con su realidad y volver a ser guerreros de la supervivencia. Resalto esto porque a muchos de ellos en ese adoctrinamiento ideológico les enseñaron adorar el mercado y rechazar los principios de una sociedad humanista.

Por otra parte, la pandemia puso a prueba la capacidad creadora del pueblo, demostrando que era posible fabricar ventiladores mecánicos en suelo patrio, fabricar reactivos químicos para el diagnóstico del coronavirus, ingresar a la biotecnología en busca de una vacuna, fabricar oxígeno, fabricar protectores faciales, mascarillas, etc., a precios cómodos, que en tiempos de normalidad hubieran venido de Asia, Europa o Norteamérica, pasando de un estado nulo a uno incipiente en la industrialización y eso es bueno.

Así como descubrimos lo bueno, también descubrimos lo malo. Un Estado obsoleto, en crisis, represivo y persecutor con un Poder Ejecutivo que sigue apostando por los ricos; un Poder Legislativo que demostró que un cambio de Congreso no soluciona la problemática de nuestra sociedad, sino que defiende sus lobbies; un Poder Judicial que liberó a los líderes y empresarios de derecha y encarceló a los líderes y dirigentes populares de izquierda.

¿Qué hacer para terminar con esta tragedia? Cambiar la Constitución individualista, mercantilista, privatista y entreguista, por una que emane del seno popular en su propio beneficio, y en este intento tenemos que admitir la existencia de tres grupos en la sociedad peruana. Un primer grupo pequeño que ha creado y defiende la Constitución, un segundo grupo pequeño que ha leído y promueve el cambio de la Constitución y la existencia de un tercer grupo mayoritario, quizás el más importante, el que no ha leído la Constitución. Este último grupo que no ha leído su sentencia de muerte, con la ignorancia, contribuye al fortalecimiento del primero.

Para que esto no siga ocurriendo necesitamos una fuerza de ideas que contrarreste la ideología neoliberal, me refiero a la necesidad de una voz discrepante a la “normalidad”, que deba potenciarse en los lugares existentes y activarse donde no las hay. Ahora la principal tarea del Partido es educar y persuadir al pueblo de la trascendencia que significa el cambio de la Constitución para su vida presente y futura, invitándolos a un análisis crítico de la Constitución neoliberal, tarea que solo puede ser obligación de la izquierda, porque no es compromiso de la centroizquierda, menos de la centroderecha, ni de la socialdemocracia.

¿Qué necesitamos para llevarlo a cabo? Necesitamos unidad, y si no fuera posible conseguirlo, empecemos por la alianza, razón por la que Perú Libre nunca renunció a convocar a la más amplia unidad popular y sin mezquindades. Sabemos también que en pleno proceso de embriogénesis la unidad estará siempre conspirada por factores externos e internos, y de estos dos los más peligrosos son los factores internos, quizás los que definan la vitalidad o mortalidad embrionaria, razón por la que cada miembro integrante de la alianza debe llamar a la disciplina y lealtad en sus filas.

Nuestro Partido saluda todos los intentos partidarios y de organizaciones sociales que van tras el objetivo del cambio constitucional, la recuperación de nuestros recursos estratégicos y el cambio de modelo económico en beneficio de las grandes mayorías del país.

Finalmente, no puedo dejar de expresar las condolencias a los familiares y al Partido por sus miembros fallecidos en esta pandemia, donde se han perdido cuadros muy valiosos a nivel nacional, quedándonos el compromiso de honrar sus memorias haciendo realidad sus sueños de libertad, que también son los nuestros.

¡VIVA EL XII ANIVERSARIO DEL PARTIDO PERÚ LIBRE! ¡VIVA LA UNIDAD DE LAS ORGANIZACIONES POPULARES!

Lima, 13 de agosto del 2020

Dr. Vladimir Cerrón Rojas

Secretario General Nacional

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ARTÍCULO

Análisis al mensaje presidencial de Martín Vizcarra

Vladimir Cerrón

El Presidente comienza su discurso haciendo loas a la independencia del Perú y señala como fecha el 28 de julio de 1821, cuando en el plano histórico real la independencia fue solo un arreglo político, un episodio vergonzoso, no hubo batalla para luchar nuestra libertad. Los negros seguían siendo esclavos y los indios seguían pagando tributo indígena, en su patria. Puede hablarse de un bicentenario de la proclama, pero no de la independencia. Los terratenientes seguían siendo los mismos.

Continúa mencionando que el Perú ha superado muchas crisis en su historia, cierto, pero no por esfuerzo de la burguesía, sino del propio pueblo peruano, de las clases más desposeídas, como ahora se baten en esta pandemia de la cual el Estado prácticamente ha renunciado a la misma.

En la lucha anticorrupción su mensaje no podía ser más débil que los anteriores por los cargos imputados respecto a la contratación de amigos y familiares en el estamento gubernamental, pero también en el privado, incluyendo al hermano que facturó 13 millones de soles a la empresa minera Southern Perú con C y M Vizcarra. Ha mencionado ejemplos de antaño en esta materia, pero no habló de la corrupción a gran escala que involucra al Ejecutivo como la corrupción en la PNP, Ministerio Público y el Poder Judicial, menos se prometió una reforma o reorganización. Finalmente proclama no más impunidad para los políticos, pero se aferra a la inmunidad presidencial y defiende la misma de otros fueros.

En el plano social destacó que se ha reportado mayor agresión a las mujeres dentro del hogar en esta pandemia, mayor número de violación a las menores de edad por la propia familia, sin reconocer que a esto ha coadyuvado la reclusión obligatoria y prolongada que en algunas regiones es indefinida. Dijo que se han emitido normas legales para eliminar la cultura machista pero no reconoce que la misma no se puede erradicar por decreto o ley, el gabinete ahora es más machista que el anterior, hasta racista, no menciona que todo parte la educación y la cultura de un país. No hay un sinceramiento en el número de fallecidos por el Covid, hoy el MINSA reconoció que son 25 mil, pero por fuera de la prensa internacional.

No hay política efectiva respecto a la vivienda, millones de hogares no tienen saneamiento de agua y desague y las viviendas que se han construido son en realidad del sector privado, subsidiado por el Estado que el Presidente no reconoce. El Ejecutivo cree que la formalización del predio es lo ideal para salir de la pobreza, a lo Hernando de Soto, como si el predio en Cerro Camote valdría igual para un crédito que el terreno de San Isidro. En este sector la reconstrucción del Norte es la prueba más grande de la ineficiencia de la política neoliberal, incluso Pisco que hasta ahora no está reconstruido.

En el plano educativo el Presidente refiere que se ha incrementado el presupuesto, se ha mejorado la infraestructura y el equipamiento, además del estatus del maestro, pero no esto es incongruente con la deserción escolar preocupante y con la negativa de elevar el gasto en educación al 6% del PBI. La educación superior se aleja del pueblo con esta pandemia.

En el plano económico la reactivación económica solo fue para los ricos, los subsidios se priorizaron para la oligarquía bancaria y financiera, al pueblo se le impidió al inicio hacer uso de sus fondos de AFP y ONP. En realidad, la crisis solo ha sido una oportunidad para los más ricos del país quienes se beneficiaron de los subsidios y no pagarán los préstamos como siempre, las MYPE seguirán mendigando y el pueblo seguirá explotado. El Presidnete manifestó que el Estado dio 5 mil millones en bonos para un promedio de 6 millones de hogares, pero no dice que los 60 mil millones (8% PBI), fue a parar a manos de los banqueros, dueños de financieras, clínicas, universidades, estudios de abogados, etc, es decir, para 17 familias que componen el sector de los más ricos del país.

Manifiesta también que existen 48 proyectos mineros, en 17 regiones, como Toromocho, Yanacocha, Quellaveco, etc., pero no se mencionó Conga, La Tapada y Tía María, pero que se sobreentiende que impulsarán su explotación.

Anunció lucha antimonopolio, pero eso solo es un anuncio, el neoliberalismo vive de ello, en detrimento de las empresas nacionales, permitiendo dumping, concertación de precios, exclusividad en el mercado. Si realmente se quiere cambiar, debe cambiarse la Constitución o por lo menos el artículo 62, pero el Presidente se ha declarado defensor de la Economía Social de Mercado.

Tangencialmente se dejó entender que la gestión en los gobiernos subnacionales es mediocre, pero no menciona que gestión nacional tiene menos inversión que el promedio de los gobiernos regionales, igual las obras paralizadas son en promedio 64%, mucho mayor que en los gobiernos subnacionales.

En el plano sanitario no evidenció ni anunció un plan nacional para vencer la pandemia, al parecer la esperanza está centrada en la inmunidad de rebaño, pero a un altísimo costo, con muertos que pueden sobrepasar el número del conflicto armado interno. Se niegan a reconocer y establecer un programa de atención primaria potente que es la clave para derrotar la pandemia. El problema no es tener más UCI, sino que los pacientes no lleguen a UCI. Se anuncia 1500 camas UCI, gran error, porque la pandemia se derrota fuera y no dentro del hospital.

El modelo aplicado ha demostrado fracaso porque solo llegaron al cumplimiento del 48% de las metas. Manifiesta que si no fuera por las medidas hubieran muerto más peruanos, es cierto, pero lo ideal es que no mueran como en otros países, vamos por 48 mil muertos, no nos puede alentar nuestra incapacidad de reconocer la ausencia de atención primaria. Tristeza de muchos, consuelo de tontos, reza el refrán.

El Estado solo se carga a la espalda la lucha contra el coronavirus, no es un esfuerzo conjunto como el Presidente lo manifiesta, el sector privado no se compromete como debe. lo hizo. Pero aun así, refiere que el 70% de los peruanos se han recuperado, pero olvidó decir que fueron por sus propios medios, porque ese porcentaje nunca estuvo internado, estaríamos hablando de un promedio de 5 millones infectados que no es comprobable.

El gobierno se sigue adjudicando obras ajenas, dice haber construido varios hospitales en las regiones, como IREN Centro en Junín, que nada tiene que ver con este gobierno, es más este hospital se terminará de pagar el 2025 con el canon de Junín, por esa razón este departamento está desprovisto del mismo.

Los médicos, policías, militares, han muerto por cientos y se le rinde homenaje, es correcto, pero los que más han muerto son miles de miles obreros y el Presidente no dice nada. La salud mental y la geriátrica estatal no existen en el país, porque no es rentable para el Estado neoliberal, porque estos pacientes al ser abandonados por sus familias lo perciben como una carga económica. Se sigue mal utilizando la anemia como indicador para evaluar la potencialidad en salud pública, pues el indicador ideal es la mortalidad infantil la que define la calidad en un país.

El Presidente refiere que hay dos sistemas que salud bajo lógicas diferentes (Minsa y EsSalud), pero no son los únicos, olvida los seguros de las FFAA y FFPP que son denigrantes y un asalto a sus trabajadores. Menciona que tiene la idea de unificarlos, pero eso solo será posible si EsSalud deja de ser un fondo privado y deja de estar tercerizado al libre mercado.

En el plano Internacional no hay mea culpa del Presidente que el Perú está en primer lugar en Sudamérica en muertes por millón de habitantes, 541/1000000 hab. Ha manifestado que otros estados estarían “ocultando” sus cifras porque su conteo lo realizarán al final de la pandemia y ha inferido que nuestras cifras son totalmente transparentes, cuando a todas luces se sabe que o y es el escándalo de estas últimas 72 horas. No ha explicado las causales neocoloniales del país que le han impedido adquirir Interferón Recombinante Humano 2B a Cuba. Hay negativa de comparar resultados de Cuba, Nicaragua y Venezuela, en las estadísticas oficiales, cuando sumados los muertos de estos países no sobrepasan los 200.

En el plano laboral no habló de la desprotección total de los trabajadores, más de 2 millones de peruanos perdieron sus empleos, sobre todo en el área privada. Los nuevos puestos de trabajo que promete corresponden al sector privado, el Estado no tiene nada que ofrecer, el objetivo es hacer al peruano privadodependiente, para que sea un peón que defienda tal inversión y contradictoriamente su propia explotación.

En el plano de la descentralización no se habló de una nueva modalidad de golpe de Estado a la descentralización con la intervención de sus sistemas de salud, cuando en realidad, no pueden ni con Lima en sus narices. No hay anuncios relevantes, prácticamente nada.

En el plano político las seudoencuestas le han hecho daño al Presidente que no logra tener una visión real del país, las mismas han generado la sensación de que estamos por el camino correcto cuando vamos al abismo en la lucha contra la pandemia. Por otro lado, el Presidente ha anunciado que convocará a los partidos políticos para llevar adelante las reformas, pero no ha dicho si lo hará con los que tiene representación congresal o no, pese a presidirlo un Presidente sin partido.

En el plano medioambiental, no h reconocido que el neoliberalismo es la causa de su destrucción, ha preferido cargarle la responsabilidad a todos os habitantes del planeta, que no deja de tener razón, pero no es el principal. El planeta ha llamado la atención al neoliberalismo, no al mundo en general. Ha hecho relevancia de la ley y reglamento del plástico de un solo uso, pero no ha dicho que no se cumple y por ende es un fracaso total.

En el plano de transporte el Presidente anunció la construcción de la nueva Carretera Central, pero ¿por qué ofrecer algo que no tiene ni siquiera un expediente técnico en marcha?, además sabe que no alcanzará su mandato ni para iniciarla.

En el plano electoral anunció su retiro en un año, pero no dejó claro desistir de una reelección que el Estado lo faculta hasta ahora.

Como corolario y balance final podemos decir que el último Mensaje a la Nación del presidente Martín Vizcarra ha sido vacío, intrascendente y que ha perdido una oportunidad grandiosa para hacer una autocrítica que nos permita enrumbar con claridad nuestros destinos.

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NOTAS DE PRENSA

ALIANZA DE IZQUIERDA Y EMPRESARIADO NACIONAL

Vladimir Cerrón

La izquierda debe ser capaz de cohesionar a quienes no son sus enemigos de clase, organizaciones de toda índole, y con­ducirlas políticamente hasta lograr los objetivos totales o parciales, pero girando alrededor de la transformación de la sociedad.

El aislamiento sectario o puritano del Partido, sin otros sectores, jamás podrá derrotar a un enemigo poderoso consolidado en dos siglos, como fue el gamonalismo seguido por la oligarquía neoliberal, que no solo controla el Estado y sus fuentes económicas, sino también cuenta con la ayuda política, económica, militar y mediática exterior.

El Partido debe saber con quién aliarse, pero nunca debe olvidar con quién se alía, hasta qué tramo, y advertir dónde puede empezar una posibilidad de contradicción que, una vez derrotado el enemigo mayor, pueda tornarse en irreconciliable o sucederse del abandono de una de las partes, razón por la cual los intereses comunes deben ser claros.

El Partido debe poner disciplina entre sus militantes, algunos que padecen de infantilismo, que aún creen que ellos solos pueden y están llamados a hacer el cambio revolucionario, atreviéndose a desdeñar los esfuerzos que hace la dirigencia para tejer la alianza más amplia. No tendríamos cómo clasificarlos, ni siquiera podríamos nombrarlos dogmáticos, pues estas tácticas son propias del marxismo leninismo.

Para corregir este problema existen dos caminos que deben practicarse uno seguido del otro. En el primer paso, se procede a la persuasión y educación del militante, invitándolo a la reflexión dialéctica de sus actos, tratando de que sea más objetivo y menos subjetivo, que evidencie por propias conclusiones la importancia de la alianza, una especie de mayéutica. Si esto no resultara, o no hay tiempo suficiente, debe procederse a su expulsión de la organización sin pérdida de tiempo, ante el peligro de que el Partido caiga en la parálisis entreteniéndose en la prolongada “reflexión” del militante.

Las subjetividades o prejuicios no deben imponerse en momentos críticos, sino el principio dialéctico del análisis real, concre­to y científico del momento, que es el ABC del materialismo histórico. Algunos militantes cuestionan de buena fe una alianza con algún sector que no les parezca, es entendible en la etapa emocional del conocimiento, pero ya no en la etapa racional del conocimiento. Deben recordar que la alianza no es unidad, sino la unión temporal entre partidos políticos, clases sociales o sectores económicos diferentes, pero con objetivo común.

También existen militantes que racionalmente se oponen a la alianza con fines de salvaguardar su estatus en el Partido o su interés personal, los mismos que pueden ser políticos, económicos o electorales, pero utilizan como “caballito de batalla” la propia ideología distorsionada, aduciendo inconsecuencia, esto no es más que la expresión del revisionismo, es decir, la tergiversación de los principios marxistas que no salvaguardan el interés social, sino individual, altamente peligroso para la organización.

La alianza no implica que una organización absorba a la otra, aunque raramente pudiera darse, la regla es que siempre se dan en la contradicción dialéctica de unidad y lucha de contrarios, es decir, que, pese a haberse sellado la alianza se evidencian contradicciones desde las más sutiles hasta las más cruentas, pero al mismo tiempo luchan por un objetivo común.

Sin embargo, en el fondo de la alianza existe la circunstancia, vaga o firme, de que una de las partes pueda tomar el control total en perjuicio político del otro. Lenin decía que cada componente de la alianza usa la unidad actual para preparar la lucha futura.

La izquierda en el Perú tiene que lograr alianza con varios sectores, especialmente con el sector empresarial nacional y fijar un objetivo de lucha contra la empresa transnacional que la llevó a la quiebra. Esta implica asumir compromisos, es decir, concesiones, incluso renuncia de objetivos secundarios, para que sea real. No significa renunciar a nuestros principios, sino es parte del zig-zag para escalar la colina en busca de la cúspide.

El acercamiento al sector empresarial nacional es táctico porque está ganado ideológicamente por la derecha, es decir, el neoliberalismo ha sido capaz de lograr un ejército proletario de derecha, en las MYPE por ejemplo, de lo contrario preguntémonos: ¿dónde están los proletarios de este siglo?, acaso, ¿no son los sectores alienados denominados emprendedores?

Los empresarios nacionales deben comprender que no basta ganarse el pan de cada día, sino que es necesario llegar al poder y para eso tienen que desterrar todo el apoliticismo influido por el neoliberalismo. La pandemia los puso en bancarrota porque aun siendo numerosos no tienen una dirección política y menos un partido, caso contrario hubieran podido luchar contra las grandes firmas que manejan el monopolio comercial.

Para establecer una alianza con este importante sector es necesario consolidar un programa común, un objetivo conquistable que les haga ver que son capaces de lograrlo. En realidad, este sector no debe ser un aliado táctico, inmediato, a corto plazo, contra un enemigo preciso y que no esté dispuesto a llevar las cosas hasta el final, lo ideal es que fuera un aliado estratégico, a largo plazo, contra todas las fuerzas que atenten y que acompañen hasta el punto final, hasta lograr un nuevo Estado.

Los aliados tácticos acompañarán al Partido hasta cierto tramo, hasta alcanzar su objetivo inmediato, los empresarios nacionales acompañarán al Partido hasta ver caer a las transnacionales monopólicas y recuperar su mercado, mas no hasta coronar el socialismo, sería una utopía, pero su ayuda no se puede desmerecer, recuerden que son necesarios para terminar con algún obstáculo inmediato o un eslabón, porque sus intereses inmediatos coinci­den temporalmente con los nuestros.

El Partido debe crear condiciones para atraer otras nuevas fuerzas, como el sector agrario campesino, no debe dejar nada al espontaneísmo, por eso es bueno saber quiénes son los potenciales aliados y con cuáles organizaciones no hay que perder el tiempo y esa duda se disipa al identificar qué lugar ocupan en la distribución social del trabajo y sus intereses de clase.

El Partido debe acercarse a los sectores que si bien es cierto no estarán con nosotros, debemos evitar que estén con el enemigo. No podemos recostarnos en esfuerzos de otros, es decir, confiarse en que los aliados van a hacer su tarea idóneamente o nuestra propia tarea, recuerden que ellos también podrían unirse pensando eso y finalmente la alianza implosionaría.

La flexibilidad en la táctica es vital para el triunfo, si se desea ganar. La línea recta en política es infantilismo de izquierda que osa rechazar todo compromiso con otros partidos. Lenin demostró que se alió hasta con sectores burgueses para vencer, sino hubiese sido arrastrado al fracaso; decía también que toda fisura, aún la más pe­queña, entre los enemigos, debe ser aprovechada para conquistar un aliado de masas, aunque sea transitorio, inconsecuente, vacilante, poco seguro y condicional, y finalmente acotó que quienes no comprendan esto no comprenden ni un ápice de marxismo ni de socialismo científico.

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NOTAS DE PRENSA

PECULIARIDADES DE LA REVOLUCIÓN SANDINISTA EN SU XLI ANIVERSARIO

PECULIARIDADES DE LA REVOLUCIÓN SANDINISTA EN SU XLI ANIVERSARIO – 19 de Julio 2020 –

Vladimir Cerrón

Aquí describimos que el proceso de liberación nacional de Nicaragua realmente comprende uno solo, desde la resistencia de ocupación por Augusto César Calderón Sandino, continuada en octubre de 1958 por Ramón Raudales iniciando acciones guerrilleras, seguida por Carlos Fonseca y concluída en la toma del poder con Daniel Ortega. Lucharon contra una dinastía dictatorial de tres generaciones. Tres somozas fueron presidentes de Nicaragua, gobernando intercaladamente con gobernantes títeres, desde 1934 hasta el 17 de julio de 1979.

Los Somoza realmente gobernaron 45 años. Anastasio Somoza García, presidente (1937-1947 y 1950-1956); Luis Somoza Debayle, presidente (1956-1963); y Anastasio Somoza Debayle, presidente (1967-1972 y 1974-1979).

Para consolidar el poder tuvieron que poner como jefes de la policía, el ejército y la embajada nicaraguense en norteamérica a familiares directos. Se refiere que los Somoza eran dueños del 50% de las tierras fértiles del país y la oligarquía que los sostenía del 30%. Es decir, el 80% estaba en las manos del poder político militar.

El régimen fue derrocado por los guerrilleros, precedido en agosto de 1978 por la toma del Palacio Nacional por una columna del FSLN comandada por Edén Pastora. La negociación logró liberar presos políticos. La revolución fue interrumpida en las elecciones del 25 de febrero de 1990 en las que el FSLN obtuvo el 40,82% frente al 54,74% que consiguió la UNO, encabezada por Violeta Barrios de Chamorro.

El costo humano de la guerra civil fue de 65 mil muertos, 35 mil en lucha contra Somoza y 30 mil durante el periodo de gobierno del FSLN por conflicto con la Contra. El año 2006, el FSLN, vuelve a ganar las elecciones de la mano de Daniel Ortega, tras 15 años. La revolución tuvo una oposición política y militar de los EEUU, enfrentando la CONTRA que hundió al país en una guerra civil. El gobierno proclamó el Estado de Excepción para hacerles frente, se suprimieron derechos civiles, limitó la libertad de expresión y se impuso el servicio militar obligatorio.

En 1981, Ronald Reagan impuso un bloqueo económico y gestionó para que Arabia Saudita financie con 300 millones USD a la CONTRA. Nicaragua busca apoyo en la URSS y Cuba, con lo cual se alínea al bloque comunista. LA OEA direccionaba para que EEUU destaque tropas en Nicaragua, pero es rechazado por los países latinoamericanos. Se instala la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y se acuerdan elecciones en 1990.

La revolución sandinista respetó la propiedad privada e instauró una economía mixta con predominio del sector público, solo se nacionalizó las propiedades de la familia Somoza y la oligarquía. La revolución halló analfabetismo del 50% y en 2 años lo redujo a 13% mediante una campaña de alfabetización. La deficiente salud pública fue seguida de un plan de infraestructuras sanitarias y sociales, campañas de vacunación.

Se resolvió la falta de vivienda en miles de familias sin hogar. Enfrentó la emigración de profesionales al exterior, escasez de alimentos y combustible, instauró la reforma agraria y repartió las tierras en un país agrícola y de latifundios. La religión católica – Teología de la Liberación – aplica por primera vez sus postulados , esto constituye un rasgo propio de la revolución sandinista.

La iglesia fijó objetivo en la salvación material de los pobres sobre la salvación espiritual, es decir, paraíso en la tierra, no en el cielo. Fue la única revolución religiosa que tuvo lugar en Latinoamérica. Somoza torturó y encarceló a varios de ellos.

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DISCURSO

Discurso de Vladimir Cerrón en la IV Ruta de la Seda y Forum de la Lucha Reducción y Erradicación de la Pobreza en la República Popular China

Discurso de Orden del Dr. Vladimir Cerrón Rojas, Gobernador Regional de Junín, en la Cuarta Ruta de la Seda y Fórum de Lucha, Reducción y Erradicación de la Pobreza, en la República Popular China.

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