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ARTÍCULO ENSAYO

El Colapso del Capital de Lionel Stiglitz

EL COLAPSO DEL CAPITAL DE LIONEL STIGLITZ

Vladimir Cerrón (*)

Lionel Stiglitz, miembro fundador del Partido Piquetero, un partido argentino de izquierda trotskista, referente del cual discrepo con el debido respeto, ha escrito una obra que considero una de las más importantes, didácticas y actualizadas para entender, lo aparentemente inentendible para los mismos aspirantes a marxistas, la biblia del proletariado, el libro El Capital de Karl Marx.

Esta importante obra publicada en el año 2019, llegada de las manos del mismo autor, constituye un verdadero abecedario para entender la obra más complicada, pero la más importante, de Marx, sin el cual no podríamos entender claramente los conceptos de fuerza de trabajo, capital constante, capital variable, plusvalía, mercancía, precio, monopolio, crisis, trabajo vivo, trabajo muerto, productividad empresarial, parasitismo financiero, capital ficticio, etc., desde la perspectiva dialéctica e histórica de la concepción materialista.

Comprender y dominar estos conceptos, permite una polémica victoriosa ante la imposición hegemónica cultural capitalista en el país. Este libro está dirigido principalmente a la izquierda latinoamericana, campo económico en el que con el mínimo razonamiento nos daremos cuenta de que estamos escritos en las líneas de El Capital, como si fuéramos los protagonistas, pues su vigencia es asombrosa.

Dirigido a la izquierda latinoamericana, obliga a la preparación de la dirección política, quien tendrá el insumo más que suficiente para persuadir a las masas, cada quien, en el lenguaje propio, e insertarlos en una lucha que tiene lógica y que no tiene otra salida que la victoria.

Tiene un mensaje antimperialista, lo que lo aparta de las posturas progresistas, plantea las fases de la lucha de los trabajadores desde el reclamo de un salario, luego el salario justo y posteriormente la expropiación de los medios de producción. Interesante que un político y partido jóvenes hablen con claridad el rumbo del camino, con lo cual no solo atrae adeptos, sino espanta a los tibios.

También existe una postura clara respecto a Cuba, Venezuela, Irán, China y Rusia, respecto a los asedios imperialistas a través de la OTAN, sus formas de defensa, además del impacto económico y medioambiental mundial.

Introduce un nuevo concepto al hablar no solamente de izquierda antimperialista, sino de izquierda antimonopólica, término que puede entender y asimilar la clase media empresarial nacional emergente, quien finalmente debe convertirse en aliada de la izquierda, quitándose viejos prejuicios, para derrotar enemigos comunes, sino estarían sentenciadas a su desaparición.

El Partido Piquetero también tiene presos políticos como Luis Ángel D´elía, quien prologa este libro, donde denuncia la vigencia del Plan Cóndor II, además de declararse seguidor de la Teología de la Liberación, una fusión entre el marxismo clásico y la palabra de Dios, haciendo un llamado a no caer en subjetividades como la fatalidad o inmoralidad para justificar nuestra desgracia, sino que, aplicando el marxismo debemos analizar al sistema tras elementos objetivos.

Este libro ha sido escrito tras la inspiración de un fructuoso dictado de cuatro clases acerca de El Capital en el marco de los 200 años del natalicio de Marx.  Stiglitz hace un llamado que para ser verdaderamente revolucionario no basta arengar o militar, sino es necesario e imprescindible prepararse y estudiar la teoría económica.

Este detalle nuestro partido Perú Libre lo había advertido, por ello orientó a sus cuadros a estudiar los posgrados respectivos, lástima que en Perú no tengamos las mismas autoridades que en la Universidad de Buenos Aires que ha permitido a Stiglitz prepararse como tal, por el contrario, en la Universidad de San Marcos, al percatarse de mi ingreso al Doctorado en Economía, las autoridades optaron por impedir el inicio del curso, declarando nulo la admisión de toda una promoción, un retroceso bochornoso en la que considerábamos la alma mater del país.

La vigencia del marxismo en Latinoamérica es tan evidente que mientras Stiglitz dictaba un curso para comprender juntos El Capital, en la tierra natal de Marx solo se le imprimía en souvenir. El Colapso del Capital precisa que el robo en el capitalismo a la clase trabajadora no parece escandaloso, siendo el más rapaz, porque mientras en el esclavismo se ve por el número de esclavos y en el feudalismo por centímetro de tierra trabajada a su beneficiario, en el capitalismo es un “robo oculto” casi invisible y es casualmente esa “invisibilidad” la que permite una mejor explotación al trabajador.

Justamente en este aporte, Stiglitz lo hace mucho más visible y considero que esta es la contribución más relevante de la obra, que ha sido capaz de poner sobre la mesa a los dirigentes, pero sobre todo a los trabajadores, la importancia de su participación en el proceso de la producción capitalista, para que accionen, eleven su autoestima y sepan que sin ellos ningún empresario haría fortuna.

Explicada la cadena de producción, identifica el eslabón más importante del poder proletario, porque tras la disposición de la materia prima, la fuerza de trabajo termina produciendo trabajo y plusvalía, el dueño lo expone en el mercado y se valida socialmente con la adquisición. Sin la fuerza de trabajo se detiene el engranaje y esa es la génesis e importancia de la huelga, un mecanismo coercitivo para que el proletariado defienda su salario, bajo la amenaza de detener el capital constante sin generar trabajo ni plusvalía, aunque sea el robo diario del capitalista.

Las huelgas son vistas con solidaridad por el pueblo, aunque suban los precios de la mercancía por su escasez en el mercado, pero no se validan socialmente, lo que genera problemas en un eslabón más de la producción capitalista.

La obra también precisa que los desocupados en el país no son producto del azar, sino algo planificado para chantajear a la clase trabajadora, trasmitiéndole constantemente la idea de que puede ser sustituida en cualquier momento, haciendo que sus medidas, como la huelga, se tornen abortadas o ineficaces. Puede incluso llevar al enfrentamiento entre trabajadores asalariados y desocupados, destruyendo la unidad de clase y evitando la unidad de partido.

Agrega un análisis vigente demostrando que la violencia es, en realidad, una potencia económica para el capitalista, pues en última instancia no hay pierde con ella, aunque se llegara al extremo de asesinar a los trabajadores y con ello detener la actividad productiva, la sociedad se ve en la obligación de recurrir al monopolista quien posee acumulados los productos que ahora se tornan escasos.

Explica didácticamente, que la crisis en el capitalismo es por la sobreproducción de mercancía, muchas veces generada por la ausencia o saturación del mercado o por el reemplazo del hombre por la máquina, lo que genera la plusvalía relativa, pero plusvalía al final. Plusvalor que en la crisis los monopolios, cárteles o holding, les quitan a los grandes, medianos o pequeños empresarios no monopolizados, una especie de “ladrón que roba a ladrón”, donde estos últimos se resisten y tienden a bajar los salarios o despedir a sus trabajadores, paralizando así la producción en la industria, la construcción, el comercio, las comunicaciones, etc., llevándonos a la recesión.

El proletariado, como llamó Marx, explica cómo al capitalista solo le interesa que el obrero y su esposa le reproduzcan un futuro obrero, como futura fuerza laboral, de ahí la denominación de proletario.

Stiglitz magistralmente expone la lucha entre capitalistas, cuando se afecta la renta entre ellos, hasta desplazar, quebrar o liquidar a la competencia, una lucha sin cuartel, pero a la vez expone la necesaria concurrencia de todos en el ciclo productivo, explicado por la ley dialéctica de la concatenación de la materia, sino cómo explicar que la Shell necesita de Mark Zuckerberg.

Respecto al salario, Stiglitz puntualiza, como en El Capital, que es la sociedad la que legitima el robo al obrero, al trabajador, al comprar la mercancía, hecha a base de explotación y plusvalía, generando un falso concepto que el capitalista dignifica el trabajo, viéndolo como a un semidios, cuando en realidad es un tremendo ladrón que le roba a diario a los trabajadores.

Permite entender por qué en sociedades capitalistas como Estados Unidos, el trabajo se paga por horas, porque te estás entregando como fuerza de trabajo material al capitalista y él puede disponer de ti esas horas como para producir una aguja o un cohete espacial, obtener la plusvalía que quiera, pero ya pagó tu valor de cambio y ahora va por el valor de uso.

Jurídicamente El Capital precisa que el capitalista y el obrero llegan a colisionar en sus derechos legítimos para ambos, los que inclusive pueden ser iguales, pero finalmente lo que decide es la fuerza.

El Capital no solo nos enseña cómo liquidar al capitalismo, sino algo más importante, cuándo liquidar al capitalismo; lo que implica un profundo conocimiento del materialismo histórico, más precisamente, de la interpretación materialista de la historia.

Stiglitz advierte que la política del poder financiero mundial radica en el fascismo, en el estatismo que mantiene los monopolios privados a viva fuerza, para ello no solo usa la fuerza militar, sino también la religión, el conservadurismo, conceptos engañosos de nacionalismo, patriotismo y racismo.

Lenin decía que el monopolio ahoga a la sociedad para defender sus propias ganancias que ya no puede obtenerlas por métodos capitalistas, para ello necesita implantar violencia dura y pura. Esta es la razón del por qué los empresarios oligopólicos en todos lares, al haber degenerado el libre mercado, necesitan convivir con el militarismo, los órganos de justicia y los grandes medios de comunicación, últimas barreras de defensa frente a la bancarrota o la inminente expropiación de los medios de producción por los trabajadores, desatando una persecución brutal a sus líderes políticos.

Expone una realidad concreta en nuestros países de cómo el monopolio se fortalece comprando empresas, haciendo dumping, controlando exclusividad del mercado, concertando precios, infiltrándose en el Estado y modificando las leyes proteccionistas a su favor como los contratos ley en el Perú. Actualmente el método son los “activos intangibles”, que son disposiciones para eliminar la competencia naciente, es decir, generar un óbito fetal empresarial, mediante: patentes, instalación de marca, base de datos y plataformas tecnológicas.

Este libro hace un llamado a los revolucionarios en el seno del imperio, los Estados Unidos y la Unión Europea, sin los cuales es imposible lograr una victoria mundial, el mundo debe entender, además, que con simples reformas o normas tributarias no es posible domar a la bestia del capital, es necesario expropiar sus medios de producción antes que ellos expropien totalmente el Estado y con ello a nosotros mismos.

Finalmente, Stiglitz concluye que la existencia de monopolios en nuestros países ha llevado al cementerio a la libre competencia, donde si bien es cierto que el poder empresarial por lo menos produce frente al poder financiero que solo parasita, el anuncio de la caída del sistema es tan cierto como que la clase trabajadora debe estar preparada para dar la estocada final al capitalismo neoliberal.

Lima, 21 de febrero de 2023

(*) Secretario General Nacional del Partido Perú Libre

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Por VLADIMIR CERRÓN ROJAS

Médico Cirujano, Especialista en Neurocirugía, Magíster en Neurociencias, Doctor en Medicina, Expresidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales - ANGR, Gobernador Regional de Junín, Secretario General Nacional del Partido Político Nacional Perú Libre.