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ARTÍCULO

El heraldo negro de Dina Boluarte

Vladimir Cerrón

La derecha no la necesita más a Boluarte porque ya le dio la “constitucionalidad” al golpe militar-parlamentario, promulgó las reformas legislativas que les interesaban como la bicameralidad e incluso, a través de las facultades delegadas, promulgó la “Ley Kenji”. Además de haberse emitido leyes que privatizaron el agua, los yacimientos petroleros, entre otros.

Boluarte es una presidenta que volteó la espalda al pueblo, decidiendo vender su alma a la derecha y a los caviares. Pero, claro, ella no es una derechista orgánica, no pertenece a ningún grupo económico, ni tiene una oenegé como otros poderosos. Por tanto, es material políticamente fungible.

La historia demuestra que para sobrevivir en el Ejecutivo es necesario contar con tres elementos: una bancada parlamentaria, un partido político y sobre todo el pueblo. Sin esos elementos no tiene sentido serlo. Ella se encargó de explotar estas columnas vitales, coadyuvó fraccionar la bancada, fue expulsada de su partido y mandó acribillar al pueblo. El capital político había sido liquidado y estaba pendiente de un hilo muy frágil y peligroso.

Boluarte habrá comprendido que concesionarse a la derecha, pagar a sus medios de comunicación, trabajar con sus cuadros técnicos y ser desleal a su partido, nunca son buena paga. Admita que la derecha la utilizó para derrocar “constitucionalmente” a su compañero de camino, pero lo paradójico es que usted está en el mismo camino. Todo apunta a un nuevo golpe blando.

El “Caso Rolex”, es solo un chivo expiatorio, sin relojes no habrá cuerpo del delito, si no hay este elemento no habrá sentencia, quedaría sentenciar una foto o un vídeo periodístico, caso totalmente atípico. Aquí lo que importa es el golpe político mediático y para ello funciona la policía política, como siempre.

Se sabe que el Ministerio Público está politizado y calcula sus ataques, abusa que no tiene un contrapeso firme en esta «democracia», aunque el único que se acerca es el Parlamento, razón de por qué reculó un posible allanamiento a sus instalaciones ante la denuncia de un congresista y el pronunciamiento de su presidente, lo que no ocurre con el Ejecutivo.

El presidente personifica a la Nación, la imagen del Estado se deteriora con el allanamiento al domicilio presidencial, se inestabiliza la economía y espantan las inversiones, pero para que los poderes fácticos se la jueguen es porque han decidido que el ciclo de Boluarte está concluyendo. Esto implica que a estas alturas deben contar con sus relevos, porque un hecho como este no se improvisa en ninguna parte del mundo.

Cualquier medida que tome a estas alturas la presidenta contra el MP o la PNP, serán tomadas como un acto de revanchismo, por lo que le queda es guardar la calma, aun sabiendo que tampoco es fácil vacarla por el delito imputado al no ser causal de ella, además que el Congreso tampoco quiere cortar su mandato. Lo que se está buscando es una renuncia, ante la orfandad que está escarmentando. 

Lo que le queda a la presidenta es reservar un “botón rojo”, para cuando vaya a renunciar o vayan a aprehenderla, sabiendo además que tendrá que afrontar denuncias más graves como los de lesa humanidad, por lo que su pronóstico es sombrío en todo flanco y no irá sola por ese derrotero, por lo menos lo acompañarán su expremier estrella, algunos policías y militares. Hasta ahora ella no se ha pronunciado.

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