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ENSAYO

Democracia Delegativa Más Cerca del Totalitarismo y Más Lejos de la Democracia Protagónica

Vladimir Cerrón

La democracia delegativa es la que prevalece en nuestros países de Latinoamérica y el Caribe, un sistema caracterizado porque el pueblo entrega el poder total, aunque no absoluto, al presidente electo, mediante el sufragio universal que es el único elemento que lo legitima.

Está demás que no se trata de un totalitarismo, pero tampoco de una democracia representativa, participativa y menos protagónica.

En nuestra experiencia de haber conducido dos veces un gobierno regional, equivalente a los gobiernos federales o descentralizados en los demás países, hemos podido distinguir rasgos totalitarios, delegativos, representativos y protagónicos, en dependencia del nivel de gobierno, llegando a la conclusión de que cuanto el nivel es más bajo, se acerca más a la democracia popular.

En el Perú, país de donde procedemos, puedo asegurar que hemos tenido épocas de totalitarismo, que ingresaron por golpes de Estado militar, incentivados por los EEUU, donde el pueblo no participó en nada para su elección y delegación de poderes, implementando una dictadura derechista. Este tipo de “democracia” totalitaria, simplemente es la que se arroga todas las facultades. Esta estaría en la cúspide de la antidemocracia.

En un nivel inferior podemos identificar a la democracia delegativa, donde los gobiernos solamente tienen de legítimo haber sido electos mediante el sufragio universal. Actualmente es el tipo que prevalece en nuestro continente, donde una vez delegado el poder en una persona, este personifica a la nación, pero no quiere admitir controles verticales ni horizontales, no tiene la obligación de rendir cuentas a nadie menos del incumplimiento de sus promesas electorales. Además, se encuentra investido de algunas prerrogativas como la inmunidad y el antejuicio político.

En el nivel inferior a este último, estarían situados los gobiernos regionales, que ejercen una democracia delegativa, pero a la vez representativa. Aquí se ejerce un mandato, pero no con tanta “amplitud” que la del presidente de la república, porque si bien es cierto que tiene características de democracia delegativa como el no estar en la obligación de cumplir sus promesas de su campaña, pero también es representativo, al estar en la obligación de realizar dos veces al año una rendición de cuentas ante los representantes del conejo regional y de las organizaciones de la sociedad civil, una en la capital de la región y otra descentralizada. Este consejo regional que fiscaliza al gobernador tiene representantes en cuotas de mujeres, nativos, comuneros y jóvenes, además en la ley orgánica de los gobiernos regionales es la máxima autoridad del pliego y no el gobernador regional.

Si bajamos a un nivel inferior de gobierno, estaríamos situados en los gobiernos municipales y observaremos que, además de ejercer una democracia delegativa, también ejercen la representativa y participativa. A este nivel a diferencia del anterior, el alcalde organiza las juntas vecinales, quienes participan de la seguridad ciudadana, del presupuesto participativo y comités de gestión y fiscalización de las obras públicas.

En el último nivel de gobierno peruano, están las alcaldías de centros poblados, quienes no solamente ejercen la democracia delegativa, representativa y participativa, sino además la protagónica, es decir, que el pueblo organizado es el protagonista del gobierno y sus contrapesos a la vez. Estos gobiernos generalmente están situados en las comunidades campesinas, porque al ser estas una entidad privada, el estado no puede transferirles fondos y por ello se crean las municipalidades de centros poblados, que en la práctica son la misma organización comunal. En la comunidad es más fuerte su propia organización, pero se adaptan al estado admitiendo estos municipios, sin perder el control de la misma, tanto así que en asamblea comunal deciden quién será el candidato, a veces único, que representará a la comunidad y el voto solo es un acto formal. El nuevo alcalde, es un comunero más, participa en sus obligaciones de faenas, administra los recursos con la comunidad y las empresas comunales ejecutan las obras, contratando a los comuneros en primera línea.

Como conclusión, podemos afirmar que se podría postular una escala sobre la modalidad y amplitud en el ejercicio de la democracia según el nivel de gobierno, al parecer factor común en todos los países de Latinoamérica y el Caribe.

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Por VLADIMIR CERRÓN ROJAS

Médico Cirujano, Especialista en Neurocirugía, Magíster en Neurociencias, Doctor en Medicina, Expresidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales - ANGR, Gobernador Regional de Junín, Secretario General Nacional del Partido Político Nacional Perú Libre.