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Lecciones del golpe de Estado militar-parlamentario

LECCIONES DEL GOLPE DE ESTADO MILITAR-PARLAMENTARIO

Vladimir Cerrón

Algún tiempo no lejano manifestamos que si Pedro Castillo era sacado del gobierno se armaría una convulsión social, no necesariamente para reponer al presidente, sino para avanzar un peldaño más en la lucha social. La premonición se ha cumplido y el peldaño superior no es más que la existencia de una mayor conciencia en nuestros pueblos de la necesidad de una nueva Constitución.

La primera lección que debemos aprender es que los golpes de Estado no solo son contra los gobiernos de izquierda. La administración de Castillo fue un gobierno neoliberal, se desarrolló dentro de ese marco sin vacilaciones, no hubo transformaciones estructurales, ni intentos serios de hacerlo, pese a eso lo derrocaron.

La izquierda continental no ha perdido su carácter solidario internacionalista, pues después del desafuero del Presidente, los países socialistas, izquierdistas o progresistas, como Colombia, México, Venezuela, Bolivia, Argentina, Honduras, entre otros, se solidarizaron abiertamente con Pedro Castillo, no reconocieron al gobierno de Boluarte, reclamaron la restitución del mandatario y el país azteca brindo asilo a su familia.

Los EUA y la OEA no son amigos “confiables” de ningún gobierno para evitar un golpe de Estado, en realidad, juegan con varias caras del mismo dado. Castillo tuvo un acercamiento amistoso con ellos, sus embajadores tenían la recomendación de los mismos, pero en realidad lo despreciaban y tenían serias dudas de su posible viraje a un gobierno de izquierda y tras el primer error lo abandonaron.

Por sugerencia del embajador en la OEA, Harold Forsyth, en el afán zalamero con los EUA, el presidente Castillo pronunció lo que siempre quisieron escuchar los patrones como muestra de sumisión, lo que la izquierda latinoamericana tras la Revolución cubana estaba desterrando, la triste sentencia doctrinaria: “América para los americanos”, hecho sin precedentes. Otro actuar que no debe pasar por alto es habernos puesto contra Rusia respecto a la guerra que libra, siendo un grave error geopolítico.

En la existencia de una crisis política aguda, donde se disputa el poder, el cambio de embajador de los EUA es un indicador peligroso de intromisión directa, asimismo, la visita un día antes del Golpe al Ministro de Defensa y el saludo al sucesor en Palacio, una vez consumado el Golpe, no son hechos casuales, son mensajes de baja intensidad al continente que indican la autoría y la venia del patrón al nuevo régimen, con lo que marcan el nuevo escenario geopolítico.

Debemos contemplar también el trabajo artero de doble moral de la oposición derechista quienes acusaron a Castillo de estar asesorado por el embajador de Cuba en Perú, Carlos “Gallo” Zamora, quien sería un coronel del servicio de inteligencia G-2 cubano, quien habría tejido un plan para fortalecer al gobierno comunista, siendo blanco de ataques en diversos medios de comunicación. Sin embargo, la llegada de la exagente de inteligencia de la CIA, Lisa Kenna, como embajadora de EUA en Perú, ha merecido el más absoluto silencio sepulcral de estos “defensores” de la patria, pese a que la posible intromisión de la embajada de EUA es un hecho en el Golpe.

Los derrocamientos no solo pueden contemplar las causas externas, pues las internas son las más peligrosas. El Presidente desconoció al partido que lo llevó al gobierno, con ello perdió su software político, su bancada parlamentaria quedó fracturada, trató de inscribir dos partidos nuevos, pero no tenía militancia, tenía oportunistas y vividores, que le vendieron el sueño del partido propio que nunca se concretó. Hasta los militares que entran por golpe de Estado, luego fundan sus partidos, pues no existe otra forma de estar en el poder.

No se puede gobernar sin un partido, el partido es el cerebro y responsable de los actuados, orienta la dirección ideológica, política y programática al gobierno, no se navega sin brújula, eso es un suicidio. El partido tampoco puede ser sustituido por la familia, el sindicato, los paisanos, los pasajeros del camino, ni enemigos de clase, puesto que su fin no es más que tomar, mantenerse y sucederse en el poder, y los militantes tienen que estar dispuestos a dar la vida por la causa, eso es un partido.

Ante la exclusión de Perú Libre del gobierno, a los escasos tres meses, la administración fue pululada por oportunistas de todo pelaje, que tenían en mente el provecho económico. Si bien es cierto que los casos de corrupción aceleraron el cerco judicial al gobierno, debemos tener bien claro que no es la real causa del golpe de Estado, solo es un pretexto para garantizar el status quo, el asalto al Estado, apoderándose por mayores décadas de nuestros recursos naturales, mantener la explotación de los trabajadores, proteger la impunidad en la contaminación medioambiental como el caso Repsol, retener en propiedad las “concesiones” de puertos, aeropuertos, corredores aéreos, carreteras, minas, gas, litio, hidroeléctricas, privatizar servicios básicos como la luz y el agua, pero sobre todo, reafirmar nuestro carácter neocolonial frente a EUA y alejar la expansión económica comercial de China.

Para que Castillo se atreva a dar el golpe de Estado es posible que haya tenido la venia de algunos militares y policías, quienes le aseguraron el éxito de la operación, sin embargo, en el momento dado no dieron su apoyo. Si esto es así, debemos entender que, más que retirar el apoyo, Castillo fue víctima de un engaño premeditado para coronar el Golpe. Esto debe llevarnos a la conclusión que si un gobierno de izquierda quiere mantenerse en el poder, debe tener magníficas relaciones con las FFAA, como en Cuba, Nicaragua y Venezuela, si no fuera así debiera limitarse al progresismo o reformismo.

Los golpes Cívico-Militar tienen que mantener la apariencia de la institucionalidad civil, en realidad son los militares que toman el control total, y la ex Vicepresidenta solamente se mantiene para justificar la “constitucionalidad” de la sucesión presidencial, cuando en realidad sabemos que no es así.

La primera experiencia de una mujer Presidente en el Perú, no es nada diferente a los gobiernos genocidas de presidentes varones, inclusive podría ser peor. En esta insurgencia, el gobierno Cívico-Militar asesinó cerca de treinta manifestantes, entre ellos siete menores de edad, en los departamentos de Apurímac y Ayacucho. Esto demuestra que las políticas de paridad, género, etc., en realidad no tienen sentido mientras no se resuelva el tema de fondo, la lucha de clases en una sociedad como la nuestra.

Cuando un gobierno, “el de arriba”, no ha conquistado la hegemonía pensante del pueblo, “los de abajo”, nunca será sólido, estaría condenado a la extinción y solo podría recurrir a la fuerza militar para mantenerse convirtiéndose en una dictadura, las represiones violentas, la impunidad con que actúan, los estados de emergencia o excepción, la militarización de las capitales, la persecución a los partidos de izquierda y dirigentes sociales y las decenas de muertos, ratifican su naturaleza.

En esta insurrección sangrienta hemos podido advertir con claridad de qué lado está la iglesia Católica, siempre del lado de los ricos, opresores y golpistas, como parte del aparato de explotación a nuestros pueblos. Llaman a la paz después de la matanza, la democracia para ellos es el silencio de los oprimidos, salen a las avenidas escoltados por representantes de las fuerzas represivas, pero no se funden con el pueblo en la lucha por sus reclamos, son expertos en ablandar la mente al pueblo y procurar la sumisión popular en nombre de la fe a cambio de mantener sus privilegios estatales y empresariales.

Los “amigos” y “admiradores” en el poder sobran, pero no son más que mercenarios, salvo algunas excepciones, pero en los momentos de apuro no están, abandonan los procesos judiciales en momentos críticos sin el menor remordimiento al dejar a su patrocinado en la indefensión, pero también aparecen quienes asumen pese a las circunstancias adversas.

Es la primera vez que el pueblo se identifica con su Presidente, sentían que ellos lo habían puesto en el poder, se veían en él, había una identificación espejo, con virtudes y defectos. El derrocamiento a Castillo es como haberlos derrocado. Ningún presidente, ni siquiera el “Cholo Sagrado”, tenía tal similitud, menos los otros que pasaron por Palacio.

La lucha simultánea del pueblo en varias regiones, sin mayor coordinación, es el resultado de un proceso de acumulación de ideas, fuerzas, reflexiones, autoestima, que fue robusteciéndose como sumatoria de todas las experiencias por donde ha transitado el pueblo en busca de su emancipación con grado mayor de conciencia.

El pueblo admite que Castillo precipitó la caída de su gobierno, por ello no reclaman a viva voz su reposición, sino su libertad, pero no pueden admitir la usurpación tras una vacancia tramitada en dos horas, menos admiten a una sucesora que abandonó el programa de gobierno prometido en la campaña política, aunque en realidad el profesor también lo abandonó, pero como el gobierno recién empezaba no fue emplazado.

No puedo dejar de reconocer la trascendencia de Perú Libre, no puedo inhibirme de hacerlo porque sea militante del mismo, pero si no hubiera sido por esta herramienta política del pueblo, jamás la izquierda hubiera ganado un proceso electoral nacional, no hubiera llevado a un profesor rural a la candidatura y menos a la Presidencia, no hubiera dado pase a la primera Presidenta en el Perú, usurpación y crímenes aparte, no se hubiera dado esta condición insurgente y no hubiera madurado un poco más la necesidad de la Asamblea Constituyente.

El Partido le hizo ver al pueblo que éramos capaces de construir nuestra herramienta político partidaria nacida de sus entrañas, que era posible llegar al gobierno anteriormente vetado a los hombres del Perú profundo, que esta vez sí los cholos ingresamos hasta el sillón de Palacio, que estuvimos cerca de concretizar nuestra aspiración de construir una nueva patria y que la victoria era cierta. Hasta ahora ese es el legado líquido del Partido al pueblo peruano.

Pero ese legado no es suficiente, es solo parte del proceso, sé que el Partido debe prepararse y mejorar su rol conductor, que siempre debe ser dirigente y no puede dejar de serlo cuando es gobernante, que debe preparar mejor sus cuadros políticos para no recurrir a los invitados traidores, que debe estar atento para sumarse al frente popular que seguro se convocará en cualquier momento.

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Por VLADIMIR CERRÓN ROJAS

Médico Cirujano, Especialista en Neurocirugía, Magíster en Neurociencias, Doctor en Medicina, Expresidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales - ANGR, Gobernador Regional de Junín, Secretario General Nacional del Partido Político Nacional Perú Libre.