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Sobre el revisionismo caviar de Manuel Guerra de Patria Roja

Sobre el revisionismo caviar de Manuel Guerra de Patria Roja

Vladimir Cerrón

Manuel Guerra Velásquez, secretario general del Partido Comunista del Perú Patria Roja, se ha pronunciado a raíz del emplazamiento que le hiciera acerca de una calumnia a la memoria de mi padre, Jaime Cerrón Palomino, y de mi señora madre, Bertha Rojas López, ambos profesores universitarios, al vincularlos con Abimael Guzmán Reinoso, líder del Partido Comunista del Perú, en su variante conocida.

Esta calumnia agravada se da precisamente cuando Perú Libre afronta cinco procesos judiciales por terrorismo, desde hace dos años, al cual la “notita criminis” de Guerra, apoya espectacularmente como fuente abierta a los entes persecutores del Estado. Sería bueno que la DIRCOTE cite a este sujeto para que pueda sustentar su acusación al respecto, al ofrecerse en la práctica como un “colaborador”, a lo que en el léxico político se conoce como soplón.

Ciertamente, ayer se ha rectificado públicamente, en una red social, pero no ha enviado nada formal a Perú Libre. Sin embargo, esa rectificación deja de ser tal cuando aprovecha la circunstancia para desviar el debate, al centrarlo sobre el comportamiento de mi persona y mi partido, aspecto que aprovecho para responder a continuación.

Nuestro deslinde con la izquierda caviar, del cual Manuel Guerra se ha vuelto un militante, es por lo mismo que decía Mariátegui: «Con el sector político que no me entenderé nunca es el otro: el del reformismo mediocre, el del socialismo domesticado, el de la democracia farisea». Está claro que para ser mariateguista estamos obligados a un deslinde claro, profundo y real con los quintacolumnistas de la revolución, los caviares. Si me permite la redundancia: Mariátegui era un anticaviar, convicto y confeso.

Patria Roja, que proviene de la línea maoísta, ¿acaso no ha leído las Cinco Tesis Filosóficas de Mao?, no asume que “el desarrollo de la sociedad no obedece principalmente a causas externas, sino internas”, entonces pregunto: ¿dónde hay que purgar primero, en las filas del enfrente derechista o en las nuestras donde hay infiltrados derechistas con lenguaje de izquierda? Es obvio que en el nuestro.

Perú Libre en su último congreso aprobó una lucha implacable contra este sector revisionista y lo hace abiertamente, procediendo a ilustrar al pueblo sobre la existencia de una pseudoizquierda, que en la práctica apoya al capitalismo, vive remunerado por él, y no le importa ningún cambio, ni inscribir un partido o indignarse por lo menos de no tener un solo presidente, congresista, gobernador o alcalde provincial o distrital. Podrán decir que no son electoreros, sin entender que en la situación concreta no hay otro terreno donde deba lucharse por ahora.

La existencia de este tipo de “comunistas” solo le es rentable políticamente al imperialismo, porque mientras mantengan la etiqueta comunista es mejor para que crean que nuestra sociedad es tan democrática que se permite la existencia de una oposición diametralmente contraria al capitalismo. Así, transcurrieron muchas décadas, engañando al pueblo, hasta que “llegó el comandante y mandó a parar” y cuando me refiero al comandante no me refiero a Perú Libre, sino a un pueblo que apertura sus ojos, identificándolos como son.

Al triunfo de Perú Libre, esta socialdemocracia caviar vio amenazada su poder en su principal terreno de operaciones, la capital del Perú, y soterradamente apoyó el derrocamiento de Castillo, haciéndole un daño incalculable al intento real de cambio al lograr divorciar al Gobierno del Partido, asaltando el poder político con doce ministerios y terminando por llevar de la mano al expresidente al abismo, primero con una hoja de ruta neoliberal y después con la promulgación del Decreto Supremo Nº 164-2021-PCM, del 16 de octubre del 2021, donde define la Política General de Gobierno, descartando totalmente el programa de gobierno de Perú Libre y sustituyéndolo por el programa caviar de la alianza NP-JP.

Tal condición mermó el apoyo del Partido al Gobierno, pero sobre todo el apoyo del pueblo, coadyuvando a sintonizar con la psicología del fracaso, la desmoralización y el desengaño. Esto se agudiza cuando el pueblo comprueba que los dizques líderes “comunistas” limeños, en realidad, son inversionistas del capitalismo, dueños de oenegés financiadas por USAID, accionistas de Luz del Sur, de Backus y Johnston y de Casa Andina de Intercorp, cuando el pueblo se entera de que los hijitos de estos dirigentes caviares son gerentes en Intercorp. Eso es lo que le hace perder doblemente la fe al pueblo, con efectos exponenciales peores a que lo hubiera engañado la derecha.

Perú Libre es un partido de izquierda popular, aquí los únicos que se han alejado de este flanco son ustedes o quizá nunca estuvieron de verdad, pues después del avance de la Izquierda Unida han tenido una serie de fracasos espectaculares que los implosionó, que puede ser natural en el camino, nos los culpamos, pero eso no justifica la conversión del comunismo a la socialdemocracia caviar. Ahí está mal usted Guerra, ese paso, como dice Lenin: “no es un error, sino una estupidez”.

Habla usted sobre mis procesos judiciales, dónde nadie me acusa de recibir o sustraer dinero, sino por “haberme interesado”, por un “daño potencial” y otras subjetividades, y con ello, al igual que calumniaron a mi padre, pretenden justificar una persecución a mi persona y al partido, cuyo delito es haber llevado por primera a la izquierda peruana al gobierno nacional, del cual Patria Roja debiera sentirse parte del triunfo, si realmente es comunista, pero no, el triunfo les dolió en el alma a los caviares más que a la derecha.

Logrado este objetivo, no nos preocupa cualquier insulto a nuestra dirigencia generacional, incluyendo lo de “caudillo” o “mesiánico”, porque todo queda inmaculado con el ingreso del partido a la historia del Perú, lo que otros hasta ahora no han podido lograrlo, pero tampoco lo tomamos con arrogancia, sino que reconocemos que este fenómeno es la cosecha de un proceso, donde hombres leales a su pensamiento dejaron sus vidas, como al hombre que usted ha calumniado, factor decisivo para la creación de Perú Libre.

Muy a pesar de todo, jamás enlodamos a Patria Roja, es más, mantengo respeto por algunos escasos dirigentes, tampoco contra otros partidos de izquierda, eso es una política de Perú Libre. La única ocasión que he adjetivado fue ayer, producto de que las cosas tienen un límite que rebasa la tolerancia, palabras que no me cuesta retirarlas, aunque ahora, más que nunca, mantenga un concepto distinto.

No he tenido ninguna sinuosa carrera política y es algo por lo que el enemigo político me respeta, usted es el que al haber fracasado como dirigente, lejos de dejar el cargo a la juventud, ha preferido arriar la bandera y entregarse a las faldas de Nuevo Perú, eso sí es ser sinuoso, pero claro, le viene bien seguir usufructuando el nombre de Patria Roja, para obtener ventajas personalísimas.

Voces del Cambio se creó para unificar la izquierda y se logró tras 34 años, pero eso también nos sirvió para ver su solidaridad de clase, pues en la primera de bastos, después de mi sentencia el 2019, hoy anulada por arbitraria, ustedes decidieron suspender las actividades, por su visión individualista. Por supuesto que queríamos llegar a la Presidencia, ¿es eso un error?, un partido se forma para la toma del poder, no para succionar los aportes a un sindicato, ¿cuál ha sido el delito?, ¿qué los amateurs le hayan ganado el liderazgo a la vieja guardia?, pensar así es antidialéctico, porque lo nuevo va rumbo al desarrollo y lo viejo rumbo a la extinción, ¿es difícil entender eso? Perú Libre también tendrá que dar pase a su relevo generacional pronto.

Guerra nos acusa de una alianza con el fujimorismo, repitiendo la novela creada por los caviares, no acepta que los detestan tanto derechistas como izquierdistas, no acepta el espontaneísmo anticaviar, claro que no es fácil una autocrítica en tales circunstancias. El término caviar, independientemente quién lo haya creado, ha tomado cuerpo de una categoría política que desenmascara el revisionismo moderno, antes asolapado en la penumbra. Hacerle ver ese fenómeno al pueblo también para nosotros es un modesto aporte.

A la facción de Guerra, dentro de Patria Roja, le molesta, como a los caviares, que Perú Libre tenga una representación en la Mesa Directiva, no pueden tolerarlo, lejos de alentar que, por el contrario, la izquierda popular tenga la presidencia del Legislativo, todo por una envidia personal. En resumen, el Kautsky de Patria Roja, ha visto en el triunfo de Perú Libre su fracaso propio.

Nos acusa de habernos unido para hacer “negocios con las mafias” de transportes y de las universidades, comportándose como cajita de resonancia caviar. Para Guerra, estar con los colectiveros informales y no contra los que han monopolizado el transporte (Metropolitano), es contrarrevolucionario; haber sacado a la SUNEDU de las garras de la caviarada de Intercorp, también, qué gran error. Estos hechos solamente lo reafirman como un servil a la caviarada de la burguesía financiera. Habría que investigar más a fondo a Guerra, porque la defensa que asume a costa del prestigio de su partido no es nada gratuita, lo que lo ha llevado a reventar a su propio partido hace escasamente horas.

Nos acusa de haber renovado al Tribunal Constitucional, claro que había que hacerlo, recuerde que la totalidad del Sistema de Justicia Nacional estaba capturado por la caviarada y aún continúa en la mayoría. Al haberlos pasado al retiro, recién se dieron jurisprudencia, como, por ejemplo, que para evitar la arbitrariedad de la prisión preventiva debían copular los tres presupuestos, porque antes la caviarada te encarcelaba con uno; que todos los que cumplían sus penas y pagaban su reparación civil, recobraban todos sus derechos; como poner parámetros para una sentencia basada en indicios y no en subjetividades; etc., ¿eso es una medida a favor de la burguesía? Claro que no.

Ahora no vaya a pensar que no nos hemos percatado que a la caviarada que usted tanto defiende no le ha cuestionado el indulto de Alberto Fujimori, pues recuerde que bajo la presidencia de Mari Elena Ledesma en el Tribunal Constitucional se dio el indulto a Fujimori y de eso usted no ha dicho ni pío, pero sí ha culpado al tribunal entrante. Indulto que está de más decirlo que nosotros también estamos en contra.

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