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Pugnas geopolíticas por el Megapuerto de Chancay

Pugnas geopolíticas por el Megapuerto de Chancay

Vladimir Cerrón

No cabe duda que la República Popular China está reconocida como la primera potencia económica del mundo. Como es natural, su hegemonía basada en el socialismo de mercado difiere mucho de la economía social de mercado de EE. UU., pero a la vez guardan algunos puntos en común.

Lenin decía en su obra El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo (1916), que el sistema capitalista tiene dos fases bien marcadas. La primera corresponde al libre mercado y la segunda, al monopolio empresarial y financiero. Estamos en la segunda fase capitalista, por tanto, disputarse los espacios claves para el control exclusivo del mercado internacional se torna de vital importancia para cualquier potencia.

La tesis leninista hace un razonamiento preciso sobre el origen y la naturaleza del monopolio y lo define como una hija de la política colonial. Los países invasores antes gozaban de la exclusividad en la explotación del país colonizado. Los colonialistas han tratado de justificar estas ocupaciones bajo el pretexto haber llevado la civilización por el bien de la humanidad. Actualmente, persiste, pero se da en otras esferas, pretextando que nuestro desarrollo está en dependencia de las inversiones que ellos hagan en nuestro país.

No dejan de tener razón en gran medida, pero nos ocultan que su capital financiero del que tanto hablan en su país no tiene sentido invertirse debido al grado de desarrollo y madurez económica que han alcanzado, por tanto, la exportación de capitales para ellos se convierte en un imperativo. Para ello, se escogen países del tercer mundo donde los terrenos son de bajo precio, la educación limitada a lo elemental, el avance tecnológico primario, la mano de obra barata y sus materias primas no han sido del todo explotadas.

Ubicado el país, se despliega un movimiento a través de las “esferas de influencia”, la que “reemplaza a la competencia en el libre mercado”, que les permite llegar al gobierno y firmar con el Estado convenios ventajosos, donde la inversión para construir una obra es solo la punta del icerberg de los beneficios que obtendrán, condicionando la transacción de su capital al logro de operaciones rentables, beneficios monopolistas, inversiones concurrentes, cercanía a yacimientos de recursos estratégicos, compra de sus productos, manejo del transporte aledaño, etc. Simplemente, si no hay estas condiciones, no se invierte.

En otras palabras, la obra beneficiará mucho más a los capitalistas que al país receptor. En la misma obra, Lenin mencionaba: En estas transacciones internacionales, el acreedor casi siempre obtiene un provecho extra: una cláusula favorable en un tratado comercial, una explotación carbonera, un contrato para construir un puerto, una concesión jugosa o un pedido de armas”.

Así, la inversión inicial sirve solo como un vehículo o un eslabón a través del cual fluirán nuestras materias primas al exterior, muchas veces sin valor agregado, y en el colmo de los hechos, hacen que el Estado los cofinancie. Eso es lo que ha ocurrido con la inversión del Megapuerto de Chancay, que cuenta con capitales de la empresa estatal china Cosco Shipping Ports Limited y capitales peruanos de la compañía minera Volcan.

Para uno que sabe, el ABC del imperialismo es absolutamente normal. El Perú tiene reservas mineras de cobre, plomo, zinc, estaño, plata y oro, cuya explotación representa más del 70% de nuestras exportaciones. Estos commodities (materias primas), tienen gran demanda en el mercado asiático, los que, a través de este megapuerto y los mineroductos en construcción, podrán exportarse a menores costos, en barcos más grandes, ahorrando horas de viaje, venderlos más ventajosamente y, lo más importante, haciendo que Chile y Ecuador tengan que depender del puerto peruano.

Esta última ventaja descrita ha generado un conflicto geopolítico con el “dueño” del continente, los EE. UU. Este país ha presumido del control total de Latinoamérica y ven amenazados sus intereses económicos ante el avance de China, además de otro gigante como Rusia, que ha comenzado con sus inversiones en Venezuela, ambos adversarios geopolíticos, comerciales, financieros y militares.

Nuestro país posee una localización estratégica que permite el control de los países aledaños y del océano Pacífico. Las inversiones chinas en el Perú han ido desplazando a las norteamericanas, alemanas y canadienses. China tiene un total de 170 empresas de capital estatal en el Perú, que representa una inversión de más de 30 mil millones de dólares, con presencia en los principales yacimientos mineros de Toromocho, Las Bambas y Marcona, además de contar con China Three Gorges que compró Luz del Sur y la Central Hidroeléctrica de Chaglla.

Ante esta situación la Autoridad Portuaria Nacional (APN) del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), a través de su Procuraduría, ha presentado una demanda contenciosa administrativa para declarar la nulidad del acuerdo que ellos mismos firmaron, publicado en el diario oficial El Peruano el 11 de febrero del 2021, donde otorgaron los beneficios monopólicos siguientes: “Artículo 2.- Otorgar a la empresa la exclusividad de la explotación de los servicios esenciales en la infraestructura portuaria; y el Artículo 4.- El proyecto será de titularidad privada, uso público, marítimo y de alcance nacional, cuya actividad esencial es multipropósito para carga de graneles sólidos, líquidos, carga rodante y contenedores”. Firmado por el presidente del directorio de la APN, Carlos E. González Diez Canseco.

Está claro que esto no nació espontáneamente, sino que responde al interés de los EE. UU. de bloquear las inversiones chinas, existiendo para ello un sistema judicial influenciado por el país del norte, que pudiera afectar seriamente la seguridad jurídica. Este bloqueo a China, sin dudas, tiene la autorización del más alto nivel en el Perú, de un gobierno que, si no es por su servilismo yankee, ya se hubiera caído.

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El heraldo negro de Dina Boluarte

Vladimir Cerrón

La derecha no la necesita más a Boluarte porque ya le dio la “constitucionalidad” al golpe militar-parlamentario, promulgó las reformas legislativas que les interesaban como la bicameralidad e incluso, a través de las facultades delegadas, promulgó la “Ley Kenji”. Además de haberse emitido leyes que privatizaron el agua, los yacimientos petroleros, entre otros.

Boluarte es una presidenta que volteó la espalda al pueblo, decidiendo vender su alma a la derecha y a los caviares. Pero, claro, ella no es una derechista orgánica, no pertenece a ningún grupo económico, ni tiene una oenegé como otros poderosos. Por tanto, es material políticamente fungible.

La historia demuestra que para sobrevivir en el Ejecutivo es necesario contar con tres elementos: una bancada parlamentaria, un partido político y sobre todo el pueblo. Sin esos elementos no tiene sentido serlo. Ella se encargó de explotar estas columnas vitales, coadyuvó fraccionar la bancada, fue expulsada de su partido y mandó acribillar al pueblo. El capital político había sido liquidado y estaba pendiente de un hilo muy frágil y peligroso.

Boluarte habrá comprendido que concesionarse a la derecha, pagar a sus medios de comunicación, trabajar con sus cuadros técnicos y ser desleal a su partido, nunca son buena paga. Admita que la derecha la utilizó para derrocar “constitucionalmente” a su compañero de camino, pero lo paradójico es que usted está en el mismo camino. Todo apunta a un nuevo golpe blando.

El “Caso Rolex”, es solo un chivo expiatorio, sin relojes no habrá cuerpo del delito, si no hay este elemento no habrá sentencia, quedaría sentenciar una foto o un vídeo periodístico, caso totalmente atípico. Aquí lo que importa es el golpe político mediático y para ello funciona la policía política, como siempre.

Se sabe que el Ministerio Público está politizado y calcula sus ataques, abusa que no tiene un contrapeso firme en esta «democracia», aunque el único que se acerca es el Parlamento, razón de por qué reculó un posible allanamiento a sus instalaciones ante la denuncia de un congresista y el pronunciamiento de su presidente, lo que no ocurre con el Ejecutivo.

El presidente personifica a la Nación, la imagen del Estado se deteriora con el allanamiento al domicilio presidencial, se inestabiliza la economía y espantan las inversiones, pero para que los poderes fácticos se la jueguen es porque han decidido que el ciclo de Boluarte está concluyendo. Esto implica que a estas alturas deben contar con sus relevos, porque un hecho como este no se improvisa en ninguna parte del mundo.

Cualquier medida que tome a estas alturas la presidenta contra el MP o la PNP, serán tomadas como un acto de revanchismo, por lo que le queda es guardar la calma, aun sabiendo que tampoco es fácil vacarla por el delito imputado al no ser causal de ella, además que el Congreso tampoco quiere cortar su mandato. Lo que se está buscando es una renuncia, ante la orfandad que está escarmentando. 

Lo que le queda a la presidenta es reservar un “botón rojo”, para cuando vaya a renunciar o vayan a aprehenderla, sabiendo además que tendrá que afrontar denuncias más graves como los de lesa humanidad, por lo que su pronóstico es sombrío en todo flanco y no irá sola por ese derrotero, por lo menos lo acompañarán su expremier estrella, algunos policías y militares. Hasta ahora ella no se ha pronunciado.

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Cómo suprimir el arribismo parlamentario

Cómo suprimir el arribismo parlamentario

Vladimir Cerrón

La Comuna de París pudo identificar en los representantes del pueblo, ante el Parlamento, los mecanismos empleados por el Estado para que estos puedan sentirse “parte de él”, “parte del sistema”, “parte del Estado” y “por encima del pueblo”, abandonando gradualmente sus compromisos con sus electores.

En primer lugar, normó que los cargos públicos tengan que ser ocupados mediante sufragio universal, extendiendo además a los cargos administrativos, judiciales y de enseñanza.

En segundo lugar, normó que todos los cargos de elección popular puedan ser revocables por los electores en cualquier momento que lo consideraran necesario.

En tercer lugar, normó que los funcionarios estatales estén remunerados como cualquier trabajador, barrera eficaz que ponía coto al arribismo y a la caza de cargos.

En cuarto lugar, normó que los diputados tengan mandato imperativo, que no es más que la obligación legal de lealtad al programa del partido con el que los ciudadanos los eligieron, para no evadir sus compromisos.

A nuestro entender estos mecanismos evitarían las designaciones de los altos cargos del Estado basados en amistades, parentescos, logias o mafias políticas, inclusive hereditarias como se ve en nuestro país.

La elección popular tampoco debe significar un cargo a plazo fijo, sino que el mismo debe estar sujeto a la revocabilidad cuando el pueblo lo considere pertinente, mecanismo que puede activarse cuando un congresista traicione al encargo popular, a su programa de partido, al acuerdo de su bancada, al centralismo democrático, etc., evitando de esta manera el transfuguismo y el cabildeo de votos.

Los sueldos elevados, los bonos, los seguros, la cédula viva, etc., que reciben los parlamentarios están pensados para “poder desclasarlos”, sobre todo a los representantes de la izquierda, quienes al ver un cambio abrupto en su estatus de vida y querer seguir manteniendo el privilegio, están en la obligación de defender el estatus quo, lo que liquida el encargo revolucionario.

La ausencia de mandato imperativo es casualmente el marco legal que les permite incumplir con el pueblo, con su promesa de campaña, con su programa de gobierno, con su consecuencia política, etc., convalidando la estafa electoral. Por el contrario, su obligación fortalecería la institucionalidad partidaria y la seriedad de la política al tener candidatos que ofrezcan lo que realmente se puede hacer y hasta dónde se pueden comprometer.

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Efectos del bloqueo de EE. UU. contra Cuba

Efectos del bloqueo de EE. UU. contra Cuba

Vladimir Cerrón

El bloqueo a Cuba por los EE. UU. se da en todos los planos, no hay una sola arista que quede libre de esta trama. El objetivo es rendir a la Cuba socialista, porque el imperialismo lo considera un mal ejemplo en Latinoamérica.

Si a Cuba le iría bien con su sistema económico social sería un modelo inobjetable de prosperidad, estimulando a muchos países tercermundistas a tomar el camino de su liberación, como lo ocurrido en Nicaragua y Venezuela, además de otros países en otros continentes.

Estas revoluciones atentan contra el poder de los EE. UU., quien ejercía hasta ese entonces un dominio total sobre nuestro continente a tal punto de referirse a Latinoamérica como su “zona no negociable” o “parte de su identidad nacional”, en otras palabras, su colonia.

EE. UU. intentó derrocar militarmente a la Revolución Cubana con una invasión aérea, marítima y de infantería en el año 1961, utilizando mercenarios cubanos, pero fracasó. Esto conllevó que Cuba se aliara con la URSS, lo que terminó por amenazar a EE. UU. con una guerra nuclear.

Desde aquel entonces el imperialismo cambió de táctica y decidió emplear el lawfare o guerra jurídica contra Cuba, emitiendo una serie de leyes que afectan los intereses económicos, financieros, comerciales, energéticos, sanitarios, alimenticios, diplomáticos, etc., a lo que ellos denominan embargo económico, pero que en realidad se trata de un bloqueo.

El 3 de febrero del 1962, John F. Kennedy ordena el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba y su aislamiento político internacional. Desde aquel entonces, las principales leyes que permiten la continuidad del bloqueo son:

  1. Ley de Comercio con el Enemigo (1917), promulgada como medida de guerra para restringir el comercio con naciones consideradas hostiles, en cuya ley se basan las primeras regulaciones del bloqueo contra Cuba de 1962.
  2. Ley de Asistencia Exterior (1961), que autoriza al presidente establecer y mantener “un embargo total sobre el comercio entre los EE. UU. y Cuba”.
  3. Ley de Administración de las Exportaciones (1979), otorga al presidente la autoridad para controlar las exportaciones y reexportaciones de bienes y tecnología y de aquellas que se consideran en detrimento de la seguridad nacional de los EE. UU.
  4. Ley para la Democracia Cubana (1992), o “Ley Torricelli”, firmada por el presidente Bush padre, reforzando las medidas económicas contra Cuba. Brindó sustento normativo a la extraterritorialidad del bloqueo. Prohíbe a las compañías subsidiarias norteamericanas en terceros países realizar transacciones con Cuba y la entrada a territorio norteamericano por 180 días, de los barcos de terceros países que hubieran tocado puertos cubanos.
  5. Ley Para la Solidaridad Democrática y la Libertad Cubana (1996), o “Ley Helms-Burton”, aprobada por el presidente Clinton. Obstaculiza y desestimula la inversión extranjera. Codificó las disposiciones del bloqueo, limitó las prerrogativas del presidente para suspender esta política y amplió el alcance extraterritorial de la misma. Denegó la entrada a los EE. UU. de los directivos de empresas extranjeras (y familiares) que invirtieran en propiedades “confiscadas” en Cuba y estableció la posibilidad de presentar demandas en su contra en los tribunales de los EE. UU.
  6. Regulaciones de Administración de las Exportaciones. Regula las excepciones a la Ley de Administración de las Exportaciones, o las que se autorizan mediante licencias emitidas por el Buró de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio. Está amparada en la Ley de Comercio con el Enemigo y en la Ley de Administración de las Exportaciones.

El objetivo que tiene EE. UU. no es solamente económico, sino político. Tienen como meta someter a Cuba a las más grandes necesidades con el fin de que el pueblo se desmoralice de la Revolución, logrando su condena y su reversibilidad. Este mensaje se extiende a otras latitudes, enviando un escarmiento a toda sociedad colonial que intente su soberanía respecto a sus metrópolis. 

Contra Cuba se ha legislado muchas leyes en el Parlamento norteamericano, pero no han logrado rendir a la Revolución en 64 años, por lo que cada vez el bloqueo se torna más criminal.

Sería un error considerar este bloqueo como un problema bilateral entre EE. UU. y Cuba, pues no, en realidad el bloqueo afecta a todo el mundo. Para poner un ejemplo, en la pandemia del Covid-19, ningún país pudo acceder a la compra de vacunas de fabricación cubana por el bloqueo, con cual pudieron haberse salvado muchas vidas.

Mencionaremos otras modalidades de bloqueo y sus consecuencias:

  1. EE. UU., prohíbe a todos los países a comerciar con Cuba, bajo amenazas de sanciones diversas, desde comerciales hasta diplomáticas.
  2. EE. UU. prohíbe a las empresas comerciar con Cuba alimentos, medicinas o combustibles, siendo sancionas, disueltas o desfinanciadas.
  3. EE. UU. prohíbe que un equipo con 10% de tecnología estadounidense puede ingresar a Cuba, así lo fabrique otro país.
  4. EE. UU. prohíbe comerciar equipos cuya tecnología tenga níquel cubano. Nadie debe adquirirla.
  5. Impide que Japón comercie con Cuba las piezas de repuesto que necesitan los equipos de laboratorios cubanos.
  6. EE. UU. persigue, amenaza y sanciona al banco que haga operaciones con Cuba, conllevando a que se triangule o someta al cambio de moneda, pagando altas comisiones en la transacción hasta tres o cinco veces más, para poder realizar compras y llevarlas a la isla.
  7. EE. UU. prohíbe a los organismos financieros conceder créditos a Cuba, negándole las fuentes de financiamiento en condiciones favorables y obligando a préstamos de corto plazo con altas tasas de interés.
  8. EE. UU. persigue a la embarcación que lleve combustible a Cuba. El desabastecimiento genera apagones, parálisis del transporte y la industria.
  9. En la lucha contra el Covid-19, impidió que las aerolíneas lleven ayuda humanitaria a Cuba. Asimismo, impidieron a las empresas donar mascarillas, medicamentos o ventiladores mecánicos para asistencia respiratoria pulmonar. En el extremo, obstaculizaron la compra de oxígeno medicinal, cuando el pueblo más lo necesitaba.
  10. En la lucha contra el cáncer infantil, impide que los niños cubanos accedan a medicamentos que tienen patente estadounidense.
  11. En la lucha contra la enfermedad renal infantil, impide que los niños recién nacidos con fallo renal accedan a los catéteres fabricados por compañías estadounidenses.
  12. Cuba está incluida en la lista de países que patrocinan el terrorismo (1982) con las consecuencias financieras que esto implica. Ningún banco en el mundo quiere, ni puede, hacer transacciones financieras por violar la política exterior de los EE. UU.

Brian A. Nichols, Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, sostiene que el embargo persistirá mientras el Gobierno de Cuba no implemente un modelo democrático, obviamente diseñado por EE. UU.

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Sobre el deber revolucionario de Perú Libre en el Parlamento

Sobre el deber revolucionario de Perú Libre en el Parlamento

Vladimir Cerrón

Los grupos radicales, sobre todo de izquierda, siempre han tenido un discurso contra la existencia del Parlamento, sin embargo, una vez instalados en el poder y fundado el nuevo Estado, terminan instalando uno. Entonces, deducimos que el problema no es la existencia del Parlamento en sí, sino su estructura y espíritu, los que están en cuestión.

En los países socialistas se opta generalmente por un parlamento unicameral y se sustituye la denominación de Congreso por la de Asamblea Nacional Popular, Asamblea del Poder Popular o Cámara Popular. Ahora, no basta cambiar la denominación de la representación, ni optar solo por la unicameralidad, si no se cambia la estructura interna, el espíritu institucional. Por tanto, es necesario cambiar la forma y el contenido, porque dialécticamente la forma sí influye en el contenido y viceversa.

Lenin decía que salir del parlamentarismo no es abolir su representatividad y elegibilidad, sino transformarlo de un lugar de charlatanería, lobbismo y cabildeo, en un «centro de trabajo», y criticó a La Comuna de París que no debió restringirse a mantener la corporación parlamentaria, sino que debió transformarlo en una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa.

Ahora, la bancada de Perú Libre debe preguntarse a conciencia: ¿qué significa en la práctica convertir al Parlamento en un “centro de trabajo”?, pues como lo planteaba Lenin, debe ser una corporación de trabajo, que siga legislando, fiscalizando y representando, pero además impone cuatro condiciones:

Primero, retirarse los privilegios que hábilmente la burguesía ha concedido para que nuestros representantes se sitúen por “encima” del pueblo. Lenin sostenía en su obra cumbre El Estado y la Revolución que el parlamentario revolucionario es capaz de hacer el trabajo de calidad con el mismo sueldo de un obrero calificado. A la letra dijo, respecto de la alta remuneración: “se las puede (y se las debe) despojar de toda sombra de algo privilegiado y jerárquico”.

Así, respecto al sueldo congresal, la Constitución de la República Socialista de Cuba dice en su artículo 115: “La condición de diputado no entraña privilegios personales ni beneficios económicos. Durante el tiempo que empleen en el desempeño efectivo de sus funciones, los diputados perciben la misma remuneración de su centro de trabajo y mantienen el vínculo con este, a los efectos pertinentes”.

Segundo, la revocabilidad del cargo. Este derecho del pueblo no se puede ejercer, puesto que el Parlamento se ha blindado para ser inmune al control popular. En nuestra legislación todas las autoridades de elección popular, como alcaldes, gobernadores, regidores y consejeros son revocables, excepto el presidente de la República y los congresistas. 

Tercero, la piedra angular, es que nuestros parlamentarios «tienen que trabajar ellos mismos, ejecutar ellos mismos sus propias leyes, comprobar ellos mismos los resultados, responder ellos mismos directamente a sus electores«. En otras palabras, que nuestros parlamentarios promuevan, aprueben, ejecuten y respondan por sus leyes, haciendo que ellos mismos se sometan a la legislación en las mismas condiciones del pueblo, cosa que no ocurre actualmente.

La URSS convalidó lo dicho por el líder bolchevique, logrando convertir a un país agrícola, con hambruna y en guerra, en una potencia política, económica, social, militar y científica. Esto fue realizable porque los políticos se sometieron a las mismas reglas y los efectos por ellos legislados.

En otras palabras, ¿qué debiera hacer nuestra bancada si realmente es revolucionaria? Por ejemplo, si se aprueba una ley en la Comisión de Salud del Congreso de la República respecto a mejorar la atención de los pacientes, los parlamentarios, debieran renunciar a sus seguros médicos privados, atenderse en los hospitales del Estado (Minsa o EsSalud) y, tras ello, balancear los resultados para ver si la ley es justa, oportuna, efectiva, dañina o no responde a las expectativas populares. Ese es el “centro de trabajo” parlamentario revolucionario del que hablaba Lenin.

Cuarto, actuar en un Parlamento contrarrevolucionario, como el actual, requiere una estrategia clara, cuya meta es la revolución socialista, pese a las duras condiciones de dominio capitalista. La arena parlamentaria no será sino el terreno para la agitación política que eleve la conciencia de las masas, fortalezca su organización, lo prepare para el combate y exhiba las contradicciones insalvables del capitalismo. Esta táctica debe ser el producto preciso de cómo lo permitan las condiciones objetivas, del análisis concreto de la situación concreta y nunca de nuestra subjetiva percepción revolucionaria.

En varias ocasiones, los camaradas han criticado las coincidencias en las votaciones de nuestra bancada con la derecha o los caviares, pero deben entender que el único fin de esa coincidencia es “romper todo frente popular burgués”, como dijo Lenin. Recordemos que enfrentamos al fujimorismo (y sucedáneos), que constituye un partido de derecha con base popular.

Para cerrar estos cuatro puntos, debemos recurrir a la conclusión de Lenin: “La completa elegibilidad y la revocabilidad en cualquier momento de todos los funcionarios, la reducción de su sueldo hasta los límites del “salario corriente de un obrero”, estas medidas democráticas, sencillas y “comprensibles por sí mismas”, al mismo tiempo que unifican en absoluto los intereses de los obreros y de la mayoría de los campesinos, sirven de puente que conduce del capitalismo al socialismo”.

Debemos tener claro que nuestro Parlamento, como órgano neoliberal, al igual que las otras instituciones, constituye un “cerrojo del sistema”, comportándose como el principal método de dominación social, el campo de batalla de los intereses políticos, la institución jurídica que convierte en ley el deseo de la clase opresora, el que decide qué métodos de lucha política son los aceptados y el encargado de boicotear las iniciativas  que intenten resolver los problemas de modo revolucionario, garantizando su hegemonía. 

Por esa razón Lenin, era más radical al mencionar que los parlamentarios revolucionarios “no debe crear ilusiones constitucionalistas”, porque toda reestructuración de las relaciones de poder (Asamblea Constituyente de la Duma) en estas condiciones, solo sirve para fortalecer al Estado capitalista, aspecto que Perú Libre debe volver a reevaluar.

Sin embargo, toda lucha es útil para el pueblo en cualquier arena, aun en el Parlamento más reaccionario, por lo que Lenin concluía que: “la lucha parlamentaria es solo una pequeña etapa, una estación ferroviaria menor, en el camino de la constitución de la revolución, por lo que puede servir indirectamente al desarrollo de esa lucha”.

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Perú Libre condena atentado terrorista en Moscú

PERÚ LIBRE CONDENA ATENTADO TERRORISTA EN MOSCÚ

El Partido Político Nacional Perú Libre condena enérgicamente el atentado terrorista al noreste de la ciudad capital Moscú, que ha ocasionado daños humanos irreparables.

En horas de la tarde del día de hoy, 22 de marzo del 2024, incursionaron a la gran sala de conciertos del Crocus City Hall, cinco hombres armados con fusiles de largo alcance, quienes dispararon a mansalva a los asistentes, además de hacer detonar dos artefactos explosivos, lo que condujo al incendio total de la infraestructura.

El atentado terrorista ha ocasionado extraoficialmente la muerte de decenas de asistentes, cuyo número promedio se presume entre 40 y 100 muertos, y decenas de heridos, constituyendo actos de crímenes de lesa humanidad.

La autoría del crimen aún está por confirmarse, aunque algunas informaciones sustentan que la paternidad del ataque correspondería al Estado Islámico. Independientemente de corroborarse o negarse dicha información, nuestro Partido ratifica su enérgica condena.

Expresamos nuestra solidaridad con la familia de los dolientes, con el pueblo ruso, con el Gobierno de la Federación de Rusia y con su embajada en Lima, haciendo presente nuestras condolencias respectivas y exigiendo una profunda investigación y que, producto de la misma, se tomen las acciones que corresponda.

¡ALTO AL TERRORISMO MUNDIAL!

Lima, 22 de marzo del 2024

Vladimir Cerrón Rojas

Secretario General Nacional

Tentado terrorista en la la gran sala de conciertos del Crocus City Hall |22-03-2024|.
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Caviares: renegados y reciclados por el imperialismo

José Bendezú Gutarra

La desintegración de la URSS no significó (ni significa) el triunfo del capitalismo, solo fue una experiencia fallida del socialismo; tampoco quiere decir que el socialismo no funciona. Era lógico que los capitalistas salgan a proclamar ese hecho como un triunfo; lo que no era lógico es que los “marxistas” claven los picos sin mayor objeción.

La estructura y superestructura de un modo de producción no se instalan en una sociedad de la noche a la mañana, no hay encantamiento mágico, son procesos largos, muy largos, para que el nuevo sistema se torne en sentido común en el imaginario de las personas. Recién cuando el sentido común sea el correlativo a la ideología de la clase gobernante, se podrá afirmar sin ambages que hay un nuevo orden social.

Esto último, que es parte del ABC de todo “marxista”, fue olvidado rápidamente por muchos de ellos. Pregonando la muerte del socialismo tan igual o antes que los portavoces burgueses. Tal vez, viendo el panorama sombrío, fueron por el camino más seguro: renegar de su vieja militancia o pasarse al bando de los “académicos” apolíticos. Otros, sin poder deshacerse de su pasado, pues buscaron formas edulcoradas y fueron los nuevos decoradores del capitalismo, del imperialismo, generando organismos caritativos. Para estos la lucha de clases desapareció, así como la utopía o simplemente su romanticismo y su forma de vida acomodada estaban en peligro. Eran solo deshechos que se dejaban llevar por las olas de la política. De posmarxistas abundan.

Fujimori y Montesinos no eran más que lacayos del imperialismo, de las políticas neoliberales; no es un secreto, pero parece conveniente para muchos liberales y socialdemócratas dejar de lado ese rol que cumplieron ambos criminales. También los exmarxistas o posmarxistas dejan de lado que la dictadura no es solo una forma de gobierno, sino que es la forma en cómo una clase gobierna sobre las otras. También dejan de lado que no existe una sola forma de democracia, sino muchas, las que han existido en la historia, y existirán a futuro. En el capitalismo hay la dictadura de los burgueses contra aquellas clases que no tienen el poder político ni económico.

Entonces Fujimori, Montesinos y demás agentes que implantaron el neoliberalismo en el Perú no son una excepción en la dictadura burguesa, capitalista, en el Perú. Pero ha sido rentable el negocio de generar solo una negación o censura aquello ligado al legado fujimorista; es una repulsa de carácter moral y no político o ideológico. Eso es así porque todos los grupos anti fujimoristas no hacen una apuesta política propositiva nueva, a lo mucho centran sus discursos en las personas y sus conductas “morales” pero no hay un cuestionamiento al sistema neoliberal, al capitalismo, al imperialismo. Es fácil satanizar y victimizarse, por otro lado. Es fácil hablar de tecnocracia, pero no de cuestionar el orden económico-social-cultural.

Los paladines morales de esta época decadente son los mismos que durante el fujimorismo trabajaron dentro de él para aplicar las nuevas políticas neoliberales. Estuvieron allí ex marxistas, socialdemócratas, liberales, ONG’s y muchos “analistas y periodistas” de “prestigiosa reputación”.

El poder del sistema neoliberal bajo la operación de Fujimori implicó manejar a los medios de comunicación hegemónicos, incluso a los de “oposición”.  La República, diario autocalificado como moral y progresista, también vendió su línea editorial al “chino” Fujimori. Es que para la dictadura tener el control total, incluso de sus “enemigos”, era necesario; así como crearse propios cuestionamientos. Eso no era nada nuevo entonces y mucho menos ahora. Así se puede observar con todo esplendor que las dictaduras generan sus propios “enemigos”, pretender generar supuestas broncas que son manejadas por ellas mismas.

La socialdemocracia y los progres, los políticamente correctos, son también incentivados por el imperialismo para apantallar cuestionamientos contra el sistema. No obstante, esos cuestionamientos son epidérmicos, son más shows controlados que contradicciones profundas.

Sin embargo, este no es único fin del imperio al generar una oposición controlada, sino que también buscan acoger potenciales elementos revolucionarios y domesticarlos. Esa captación se da principalmente en espacios de formación como universidades e institutos, así como otras organizaciones como las ONG’s que dan empleos y también capacitaciones. No se puede dejar de lado que USAID beca a operadores del sistema justicia nacional para seguir cursos de especialización en la universidad Católica, dándole parámetros ideológicos y axiológicos. No en vano, la universidad Católica es un centro formación socialdemócrata y liberal.

Como se puede apreciar, tras la desintegración de la gloriosa Unión Soviética, viejos comunistas o filo comunistas renegaron de sus accionar política y vieron diversas formas de insertarse al capitalismo. Mucho de ellos formaron parte del movimiento “progre”, se unieron a las filas de las ONG’s que plantean un capitalismo con rostro humano. Lo real es que el capitalismo es incompatible con los intereses generales de la humanidad y de la Tierra. No hay forma de vida digna o justa bajo el imperio, bajo la dictadura del capitalismo.

Es así que muchos de esos progres, en el caso peruano, estuvieron al servicio de Fujimori y Montesinos, que es estar al servicio del imperialismo. Ellos tal vez sean de una izquierda, pero de aquella que necesita el imperialismo para desviar la atención de la lucha de clases, de las verdaderas contradicciones de fondo que genera el mismo capitalismo. Esos progres son los que con auspicio del mismo imperialismo mediante sus ONG’s han capturado diversas instituciones del Estado peruano.

Al final de cuentas, entendiendo que una persona no es lo que dice, sino lo que hace, los caviares son la “izquierda” que necesita el imperialismo, auspiciado y formado por este. Al final, estos caviares no representan en absoluto un pensamiento crítico, novedoso, rupturista o revolucionario. Es necesario aclarar que en nuestro país el debate político debe centrarse entre conservadores, defensores, del orden social actual, neoliberalismo, y los revolucionarios, los que quieren acabar con este orden injusto, abusivo, depredador, parasitario, y construir una sociedad nueva, un socialismo con características peruanas. Porque a diferencia de los que renegaron del comunismo, nosotros lo seguimos enarbolando, y entramos de lleno a la lucha de clases bajo la luz del marxismo-leninismo-mariateguismo.

Para nosotros, militantes de Perú Libre, la lucha política no tiene como objetivo ganar una elección sin cambiar el sistema político. Nuestro objetivo siempre fue claro y público, construir un país socialista, democrático, popular y soberano. Para nosotros la experiencia de la Unión Soviética es el ejemplo de que sí posible un mundo nuevo y mejor, que aquella experiencia fue la primera, pero no la última. Y en este momento en que es más palpable que hay una disyuntiva global: entre socialismo o barbarie, Perú Libre se reafirma que el único camino es el socialismo.

José Eduardo Bendezú Gutarra
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Lenin y Cáceres

Lenin y Cáceres

Vladimir Cerrón

En su espectacular obra El Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo, Lenin puntualiza cómo las colonias le significaban más rentabilidad a las metrópolis y que estas se convertían en un Estado rentista o parasitario, pero con mejor estatus de vida: «Entre 1865 y 1898, la renta nacional de Gran Bretaña aproximadamente se duplicó, mientras que los ingresos procedentes “del extranjero” se multiplicaron por nueve«.

Esta fecha coincide con la Guerra del Pacífico (1881) y el Contrato Grace (1888) firmado por Andrés Avelino Cáceres, quien entregó por 66 años a los financistas de Chile. Antiguamente, la potencia económica de los estados se medía por la extensión de línea ferrocarrilera bajo su control, en su país y en sus colonias.

En el Contrato Grace, el Brujo de los Andes, entregó a Gran Bretaña, específicamente a Inglaterra, los ferrocarriles: Mollendo-Arequipa-Puno-Juliaca-Santa Rosa, Pisco-Ica, Callao-Chincha, Lima-Ancón, Chimbote-Suchimán, Pacasmayo-Guadalupe, Salaverry-Trujillo-Ascope, Paita-Piura y Callao-Lima-Chosica. Asimismo, las concesiones de guano de isla. La navegación del lago Titicaca. Los muelles: Mollendo, Pisco, Ancón, Chimbote, Pacasmayo, Salaverry y Paita.

El Perú pagó en demasía, como lo dijo el presidente Guillermo Billinghurst, en su informe en el Congreso el año 1913, pues el valor de los bonos de la deuda externa solo llegaba a la cifra de 2.368.832 de libras esterlinas y se pagó 18.204.628 libras.

No debemos juzgar a Cáceres porque finalmente, él era un terrateniente, de posición de clase oligarca, que solo utilizó la Campaña de la Breña, como campaña política para llegar a la presidencia, el resto es retórica, nada más.

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Marx: la violencia es la partera de la historia

Marx: la violencia es la partera de la historia

Vladimir Cerrón

Marx plantea que gracias a la contradicción la sociedad avanzó hacia su desarrollo actual. Esto lo explica magistralmente utilizando la ley de la contradicción, principal herramienta que responde cualquier cuestionamiento.

Cuando aparece la sociedad de clases en el esclavismo, se produce una contradicción dialéctica entre sus componentes, quienes asumen los roles categóricos de tesis, antítesis y síntesis.

Así, en el esclavismo, la tesis es el esclavo y la antítesis el esclavista, ambos entran en una lucha perpetua e irreconciliable, pero ambos a la vez se necesitan, uno no puede ser sin el otro. Llega a un punto donde el “equilibrio” llega a romperse y la clase social oprimida llega a aplastar a la opresora, generando un nuevo modo de producción. Ese nuevo orden es la síntesis, es decir, la solución a la contradicción: el feudalismo.

De la misma forma, en el feudalismo entran en contradicción sus componentes clasistas. Siendo la tesis, los siervos y su antítesis, los señores feudales. La última fase del feudalismo que rompe el “equilibrio” es la monarquía, punto de inflexión de la crisis social, la que se resuelve dando pase a la síntesis: el capitalismo.

En el capitalismo se generan nuevas clases sociales. Siendo la tesis, el proletariado y la antítesis, la burguesía. El capitalismo tiene dos etapas o fases: el libre mercado y la monopólica. En la primera, fase primaria, predomina el poder empresarial y en la segunda, fase superior o imperialista, predomina el poder financiero. Esta última rompe el “equilibrio”, pues ambas clases son antagónicas, al igual que ambas fases, unas a otras, se liquidan. Entonces, surge la síntesis: el socialismo.

Ahora bien, el paso de un modo de producción a otro nunca ha sido pacífico, siempre ha sido «asistido» por la violencia defensiva, por tanto, la violencia no es originada por la clase insurgente, sino porque llega a superar a la violencia “estatal” que se disfraza de “fuerza pública” o “fuerzas del orden”, cuando en realidad es “violencia estatal”, ello explica la existencia de cárceles, destacamentos armados policíaco o militar, jueces, fiscales, procuradores, defensores públicos, notarios, etc.

Ojo que la violencia es la partera de la historia, de la síntesis, puesto que la engendra la clase opresora. Así, de no actuar con una maniobra audaz o cruenta, podría morir el nuevo ser en pleno canal de parto. La violencia es la obstetra, la asistenta, la facilitadora del nuevo régimen que solucionará la contradicción principal, no es el padre o la madre que la engendra.

Si no hay violencia defensiva, cesárea, fórceps, maniobras médicas, episiotomía, etc., el feto perecería en el intento de nacer.

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Marx: La historia ocurre primero como tragedia y después como farsa

“El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte” da cuenta por primera vez del rol del “proletariado lumpen” en la lucha de clases, según el filósofo alemán.

Por INFOBAE

Actualizado: 14 Mar, 2023

La historia ocurre dos veces: la primera vez como una tragedia y la segunda como una farsa. Eso dice Karl Marx al comienzo de El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Fue una de sus frases más famosas, de las más repetidas, aunque con las lógicas variantes que aportan a la hora de citar el tiempo o las traducciones o el desconocimiento o el esnobismo.

El autor alemán, de cuya muerte se cumplen este martes 140 años y cuyo libro, escribe esto en respuesta al filósofo Georg Wilhelm Hegel. Hegel sí dijo que los grandes hechos y personajes históricos aparecen dos veces, que la historia tiende a repetirse. Y es lógico, si al final del día los seres humanos tienen (tenemos) no pocas características en común que se mantienen más allá del paso del tiempo, más allá de las geografías. Lo que cambia es la interpretación que se le da a esos eventos y a esos personajes en un determinada momento: una tragedia o una farsa.

A finales del siglo XVIII, la Revolución Francesa derivó en el fin de la monarquía, el ascenso de la burguesía y la creación de la Primera República, que tenía por lema nacional el que aún sobrevive hasta hoy: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. Pero también implicó un cambio social tan relevante que llevó a sentar las bases para la democracia moderna, así como la consolidación de normativas tendientes a la igualdad entre seres humanos.

Sí, eran consignas un tanto utópicas y tal vez demasiado ingenuas. Y también es cierto que esa ingenuidad chocó de lleno con la realidad cuando la revolución comenzó a caer por su propio peso. Fueron los tiempos del Terror del jacobino Maximilien Robespierre y también de su asesinato en la guillotina, por la que ya habían pasado los extintos monarcas Luis XVI y María Antonieta, y su ex aliado Georges-Jacques Danton, entre tantos, tantos otros. Hasta el 18 de brumario.

La revolución trajo consigo el establecimiento de un nuevo calendario, un calendario republicano, tan novedoso y rupturista como todo lo que traía este nuevo mundo. Los 12 meses, de 30 días cada uno, estaban divididos en semanas de 10 jornadas, y el año comenzaba en septiembre, con el equinoccio de otoño boreal, y en coincidencia con la proclamación de la República. Se descartaba, además, cualquier referencia religiosa. Entre muchas otras curiosidades, los meses adoptaron denominaciones ligadas a la agricultura o la meteorología. El segundo del año, entre octubre y noviembre del calendario gregoriano, se llamó Brumario: el mes de la bruma y las neblinas del otoño francés.

Fue el 18 de brumario del año VIII, o 9 de noviembre de 1799, cuando Napoleón Bonaparte terminó con la revolución. Había vuelto de una campaña militar en Egipto (aquella misión en la que encontró la Piedra Rosetta, puerta de entrada a la traducción de antiguos jeroglíficos) y tenía al Ejército de su lado, pero también a buena parte de la sociedad civil, ya cansada de un gobierno endeble y de un contexto caótico de persecuciones.

No sería errado considerar al del 18 de brumario como el primer golpe de Estado moderno. O, en francés, el primer coup d’etat. Seguiría el Imperio, las guerras, la ocupación, la derrota en Waterloo, la muerte en esa isla de Santa Elena en medio del Atlántico.

Pero Marx no se centra en Napoleón ni en la caída de la revolución. En 1852 publicó El 18 de brumario de Luis Bonaparte en la revista alemana La Revolución y recién en 1869 estuvo disponible en formato libro, también en inglés y con un nuevo prólogo. El autor pone el foco en aquel golpe de Estado para trazar una relación con otro coup, casualmente cometido por otro Bonaparte, Luis, también llamado Napoleón III, y sobrino del primero.

En realidad se trató de un autogolpe, porque Luis Bonaparte era presidente de la Segunda República Francesa, establecida en 1848. Y lo fue hasta el 2 de diciembre de 1851, cuando disolvió la Asamblea Nacional y se autoatribuyó poderes supremos. Un año más tarde se proclamó emperador, tal como había hecho su tío casi medio siglo atrás. La historia ocurre dos veces, dice Hegel. “Una vez como tragedia y la otra como farsa”, agrega Marx.

Marx está enterrado en un cementerio de Londres. (Reuters)Marx está enterrado en un cementerio de Londres. (Reuters)

Para entonces, Marx tenía 33 años, ya había publicado 13 libros, ya era Doctor en filosofía y llevaba algunos años debatiendo con la filosofía hegeliana. Se basó en la dialéctica de Hegel, pero reemplazó el idealismo de éste (las ideas en un primer plano) por una concepción materialista. Así llegó a hablar de cómo las fuerzas económicas constituyen una estructura subyacente que determina, en última instancia, fenómenos “superestructurales”, como el orden social, político y cultural. La confrontación no se origina en las ideas ni en el espíritu sino en el rol productivo.

El golpe de 1851 lo encontró viviendo en Londres, luego de ser expulsado de Prusia por el rey Federico Guillermo IV y también de París, que por esos días enfrentaba levantamientos contra la Segunda República. A esa insurgencia, Marx la define como “el acontecimiento más gigantesco en la historia de las guerras civiles europeas” y como “la primera gran guerra civil de la historia entre el proletariado y la burguesía”. Bonaparte se presentó entonces como capaz de reestablecer la ley y los levantamientos terminaron siendo la excusa para el golpe.

Marx siguió la autoproclamación de Luis Bonaparte desde la capital británica y escribió en su rol de filósofo, pero también de historiador. Dice entonces que la historia se repite, pero parcialmente o, mejor dicho, tan sólo en apariencia. Porque lo que diferencia al 18 de brumario del año VIII del 2 de diciembre de 1851 son las circunstancias históricas, que no dependen de los hombres que participan de esos acontecimientos: “los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado”.

La perspectiva evolucionista ayuda a entender por qué eventos similares pueden tener consecuencias completamente distintas. En términos de Marx, la burguesía era el sujeto revolucionario al momento del primer golpe; pero, para cuando acontece el segundo, ésta ya había ascendido y la monarquía absolutista ya había sido literalmente decapitada. En otras palabras, la Revolución Francesa implicó un quiebre del sistema feudal y el comienzo de la transición a un sistema económico capitalista, que ya existía, de una u otra forma, para 1851.

Marx además amplía el espectro de clases más allá de la burguesía y el proletariado: suma a los campesinos y a lo que denomina proletariado lumpen, dos sectores que apoyaron el ascenso de Luis Bonaparte. Los primeros, debido a una devoción tradicional por Napoleón y por los altos costos que les había supuesto la Revolución de Febrero de 1848, aquella que instauró la Segunda República. Los segundos, el Lumpenproletariat, por promesas de reformas sociales y políticas.

El nuevo Napoleón, dice Marx, “se erige en jefe del lumpemproletariado” porque encuentra en ese sector la reproducción en masa de intereses que él mismo persigue. Algo así como lo que hoy en día se denomina peyorativamente “desclasados”.

A los reinados de Luis XVI, caído en 1789, y al de Luis Felipe, en 1848, sólo podía seguirles una república dominada por, al menos, cierto sector de la burguesía. En cualquier caso, siguiendo la línea de Marx, las dos revoluciones y los dos golpes de Estado dejaron de lado al proletariado, cuya reacción fue en junio de 1851: un puñado de días, pero “la primera gran guerra civil de la historia entre el proletariado y la burguesía”.

La revolución de 1799 implicó un cambio real de la superestructura, conformada por sentimientos, ideas, concepciones de vida creadas por la sociedad a partir de sus bases materiales y de las relaciones sociales. Si allí hubo una transformación, en 1848 no podía haberla. La clase social protagonista era la misma.

El golpe del primer Napoleón es el fin de un intento de cambio, pero el de su sobrino reconfirma y fortalece lo que ya existía. Un autogolpe en términos políticos, porque sí, disuelve la Asamblea y se hace con un poder centralizado y dictatorial; pero también un autogolpe en términos simbólicos, un coup contra sí mismo, contra lo que representaba, con el sólo objetivo de robustecerlo. Una tragedia primero, una farsa después.

Marx se pregunta entonces por qué cierto sector de la burguesía, el campesinado y los lumpenproletariat dejaron de lado a un gobierno republicano, directo y representativo, a favor de un régimen autoritario dominado por Luis Bonaparte. Su respuesta aparece en 1869, en el prólogo para la segunda edición de El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte y cuando a Napoleón III aún le restaba un año para dejar de ser emperador de Francia: “Demuestro cómo la lucha de clases creó en Francia las circunstancias y las condiciones que permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe”.

Las circunstancias ajenas al humano determinan su proceder, pero también la forma en que éste sea juzgado en el presente o en el futuro. Por más de que las acciones se repitan. Por más de que la historia ocurra dos, cinco o cien veces.

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